Una materia dictada por afrodescendientes se inaugura este año en la UBA
Representantes de sindicatos docentes denunciaron que el gobierno porteño se negó a cerrar dos escuelas que presentaron casos positivos de coronavirus.
El miércoles 17 de febrero comenzaron las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires. El caos, el desorden, el borrador-protocolo y la incertidumbre de las comunidades educativas dijeron “presente”, y sumaron un episodio más al itinerario de la crueldad amarilla.
Esta semana les docentes volvieron a las escuelas y comenzaron un relevamiento de las condiciones edilicias y de los insumos de cuidado con los que cuentan para recibir a les estudiantes la semana que viene. Si bien las condiciones son sumamente precarias y no hay claridad en la información, todo pareciera indicar que igualmente a partir del 17 de febrero volverían las clases presenciales.
A solo una semana para la fecha que puso el Gobierno de la Ciudad para el inicio de clases presenciales el escenario está cada vez más complicado. La comunidad educativa ya manifestó que no hay condiciones para volver a la presencialidad. Mientras, el Ejecutivo porteño recusa a un juez, los protocolos no aportan claridad ni garantías para el cuidado de la salud de todes.
Rodrigo Quiroga, integrante de CONICET, se refirió a las limitaciones en la producción y distribución de vacunas a nivel mundial.
El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, junto a la ministra de Educación, Soledad Acuña, utilizan una causa justa, como es el derecho de escolarización de los niños, niñas y adolescentes, para sacar rédito político con gran impunidad, sin importar las consecuencias, y con la complicidad del ministro de Salud Fernán Quirós.