«Muchos dirigentes sindicales temen ser la mecha que termine de empujar al gobierno»

Jorge Duarte, periodista especializado en temas gremiales, en comunicación con «Insurgentes» por Radio Sur 88.3 analizó el anuncio de eliminación del Ministerio de Trabajo, su inclusión dentro de otra cartera y la tensión entre el mundo obrero y el gobierno nacional.

– Se confirmó lo que se venía barajando el fin de semana, en algunos casos no con la eliminación de los responsables de los ministerios pero si esta fusiones extrañas que se han llevado adelante. ¿Cómo las recibiste?

– En principio me parece que además de ser un intento simbólico de austeridad, terminan mostrando un perfil ideológico del gobierno. Creo que la devaluación, la degradación del Ministerio de Trabajo, algo que ya fue repudiado por todas las centrales obreras, lo mismo que la de Salud y la de Ciencia y Tecnología tiene mucho peso simbólico en las grandes masas populares argentinas.

El Ministerio de Trabajo fue creado en 1949 y desde allí nunca bajó su rango, es la primera vez en 70 años que un gobierno decide subsumirlo, como ocurre en este momento con la cartera de Producción. Y si uno sigue esa coherencia lógica de que el Ministerio de Trabajo y que los trabajadores en última instancia son parte de la producción, es una especie de cartera de recursos humanos y va a tener que empezar a abrir el paraguas porque seguramente lo que sigue a continuación es un intento nuevo de reforma laboral o quizás ir por un viejo proyecto del gobierno nacional de reformular los convenios colectivos de trabajo.

Cómo señal me parece sumamente preocupante y después, el Ministerio de Trabajo es una de las carteras que tiene más desarrollo territorial en la argentina. Tiene delegaciones prácticamente en todo el país, llega a casi todos lados y es uno de los grandes gestores de políticas públicas. Me parece que desde ahí la reducción o la devaluación de la cartera es errónea. Y en un contexto donde el mercado laboral está muy complejo, con el aumento sostenido de la desocupación que seguramente se profundizará en estos meses, y con una catarata de conflictos laborales que empiezan a tener un rasgo común porque en los últimos seis meses fueron potenciados por situaciones de crisis, esto quiere decir por despidos, por suspensiones, por cierres de empresas y ahí el Ministerio de Trabajo tiene un rol muy importante que habrá que ver ahora cómo lo cumple.

– ¿Qué impacto tiene en el mismo Ministerio que se hagan estas modificaciones?

– Habrá que ver cómo es que se redefine el organigrama, la reducción a una Secretaría va a hacer que haya que reformularlo. Incluso se habla de que se pararían lo que tiene que ver con Seguridad Social del Ministerio de Trabajo, algo que fue de la mano desde hace muchísimos años. Habrá que ver cómo terminan de definir.

El lunes en medio de esta situación me llamó uno de los prensa del Ministerio diciendo que en realidad no estaba definido, que hubo un error de comunicación, que no se sabía si a Jorge Triaca le iban a crear algo que sea un intermedio entre un Ministerio y una Secretaría. La verdad es que hay un nivel de improvisación muy grande y que hace que la incertidumbre sobre cómo va a continuar el desarrollo de las políticas que llevaba adelante el Ministerio sea de absoluta incertidumbre.

– ¿Cuál va a ser la reacción del mundo sindical frente a la eliminación del Ministerio de Trabajo?

– Llega en un momento sumamente tenso entre el movimiento obrero y el gobierno nacional. El miércoles hubo una catarata de anuncios de huelga. La CGT anunció el paro del 25, la CTA incorpora 12 horas más a la huelga y la CTA Perón había decretado 72 horas de huelga: 12, 24 y 25 de septiembre. Es un momento muy difícil en la relación entre el sindicalismo y el gobierno.

Si a esto le sumamos la eliminación del Ministerio de Trabajo que es uno de los legados de Perón como suelen decir en Azopardo, seguramente va a tensar todavía más la relación. Por estas horas hay múltiples reuniones, la mayoría de los consultados hablan de la posibilidad de adelantar la medida de fuerza o poner alguna medida de fuerza anterior o algún tipo de movilización para hacer mostrar su descontento. Seguramente se va a definir en las próximas horas. Hay un sector de la CGT, los más dialoguistas que están reticentes a confrontar tan duramente.

Hay un dilema que es el que sobrevolaba en el plenario de delegados generales del 29 de la semana pasada que tiene que ver con que muchos dirigentes sindicales temen ser la mecha que termine de empujar al gobierno de Mauricio Macri a una salida e intentan no quedar de nuevo como la pata golpista, por decirlo de alguna manera, del peronismo entonces tratan de ser prudentes. En este dilema lo que entra es el alto costo político y gremial que pagan con su base, muy disconforme con el gobierno nacional y que no se siente representada por la prudencia de sus dirigentes.