Géneros

28 julio, 2021

Tareas de cuidados: tejer redes federales para combatir las desigualdades

El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad presentó el Mapa Federal de los cuidados, un portal web interactivo que permite a las personas georeferenciarse y localizar la oferta de espacios y servicios de cuidado para las niñeces, personas mayores y personas con discapacidad; y a su vez cuenta con espacios de formación para personas que deseen capacitarse y trabajar en el mundo de los cuidados.

Romina Paspardi

@paspardi

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La presentación del Mapa Federal de los cuidados se desarrolló el último 22 de julio, Día Internacional del Trabajo Doméstico no Remunerado, en Casa Rosada. El acto fue encabezado por la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y contó con la presencia de la Secretaría de Gestión y Empleo Público, Ana Castellani, la presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, el director del Instituto de Estadística y Censos (INDEC), Marco Lavagna, y el director de la Oficina de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Martín Abeles.

Además, contó con la participación virtual de La mesa Interministerial de políticas de Cuidados y la Comisión redactora del Anteproyecto de Ley para un Sistema Integral de Cuidados con Perspectiva de Géneros, entre otres. Por su parte, el titular del INDEC, además, anunció que para noviembre del próximo año la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) permitirá tipificar el uso del tiempo destinado a trabajo remunerado, no remunerado y a actividades personales en una actualización permanente. 

Desde su creación, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad viene abordando los cuidados como un eje central, desde una perspectiva que los contempla como una necesidad, un derecho y un trabajo, y considerando que la distribución desigual de los trabajos de cuidado es el origen de otras desigualdades. Para ello, creó en su órbita la Dirección de Políticas de Cuidado y el Gobierno Nacional conformó la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado, presidida por el MMGyD e integrada por otros 14 organismos. Desde esa Dirección, en articulación con la Mesa interministerial y con el apoyo de la CEPAL, se construyó el Mapa Federal de los Cuidados, con el objetivo de visibilizar y diagnosticar cómo se organizan los cuidados en todo el territorio nacional.

Durante la presentación, la Ministra Elízabeth Gómez Alcorta, destacó que la pandemia por Covid-19 “visibilizó que la actual organización social de los cuidados resulta injusta y es la base de otras desigualdades, en tanto responsabiliza en mayor medida a las familias, y dentro de ellas, como consecuencia de la reproducción de patrones culturales patriarcales, a las mujeres y LGBTI+”. 

Con el confinamiento en los hogares y el foco en la higiene para la prevención de los contagios, vimos cómo se acrecentaban las tareas en los hogares. Con el teletrabajo, y la suspensión de clases presenciales, vimos cómo se superponen las tareas domésticas y las demandas de cuidado de niñes, personas mayores y personas con discapacidad, con las del trabajo remunerado, que desbordaron lo que en la normalidad se ordenaba en las doble o triples jornadas laborales de las mujeres. Con el foco de los debates sobre la salud, la educación y la precariedad en la que se desempeñan sus trabajadores, también vimos lo fuertemente feminizadas que se encuentran estas actividades, de algún modo vinculadas a los cuidados. Con los riesgos de contagios para las personas mayores, vimos las condiciones en las que se encuentran las residencias para personas mayores y las necesidades de apoyo de las personas mayores que viven solas. 

Si bien en nuestro país y en la región los cuidados se encuentran familiarizados y feminizados -es decir recaen mayormente sobre las familias y las mujeres y LGTBI+- en la pandemia se notó la falta de aquellos espacios entre los que distribuir al menos una parte de las tareas, tiempos y recursos que destinamos a los cuidados. Lo que profundizó, además, otras desigualdades ya que las mujeres y más aún las de bajos recursos, sobre todo las que sostienen hogares monomarentales, que son quienes presentan mayores dificultades para afrontar los arreglos de cuidado. Mayormente esto ocurrió con los espacios que disponen el Estado y el mercado, porque los espacios de cuidado comunitarios también fueron visibilizados en el último tiempo por mantenerse activos, como es el ejemplo de los comedores comunitarios. 

Sin embargo, el acceso a estos espacios estaba lejos de ser un tema resuelto antes de la pandemia. La distribución en todo el territorio nacional de estos espacios y de los recursos con los que cuentan (respecto a, por ejemplo las necesidades que cubren o la población destinataria) es desigual. A grandes rasgos se puede observar que se concentran en centros urbanos (aunque también pueden presentar falta de vacantes y recursos para ofrecer un servicio de calidad) y que escasean o resultan de difícil acceso en zonas rurales.

La reproducción de patrones culturales patriarcales responsabiliza -dentro de las familias y en el mercado laboral de trabajo vinculado a cuidados- a las mujeres y LGBTI+ de las tareas de cuidados, naturalizando una supuesta disposición afectiva, saberes y capacidades para ello. Es, en parte, lo que el movimiento de mujeres y disidencias viene planteando desde el primer Paro Nacional de Mujeres, con la consigna “si nuestro trabajo no vale/si nuestra vida no vale, produzcan sin nosotras”. 

Esta llamada división sexual del trabajo afecta a la participación laboral de las  mujeres y LGBTI+, sus ingresos, la posibilidad de acceder a una jubilación de manera contributiva, su autocuidado,  ocio,  participación social y política, y con ello, su autonomía para vivir una vida libre de violencias.

Es por ello que el mapa se presentó como una herramienta con una doble función: para el uso ciudadano, facilita el acceso a la oferta de espacios y servicios de cuidado disponible, lo que permitirá hacer un uso más estratégico del tiempo destinado a los arreglos de cuidado. Para los organismos con injerencia en la infraestructura de cuidados, posibilita realizar diagnósticos precisos para la creación de nuevos espacios, de acuerdo a las necesidades específicas de cada zona. 

Si bien el mapa ya cuenta con el relevamiento de 32.000 espacios de cuidado y cerca de 1000 espacios de formación en la materia, además de instituciones educativas y de servicios, requerirá una actualización permanente que profundice el relevamiento y también de cuenta de la ampliación de la infraestructura de cuidados que se espera que surja de dicho diagnóstico. 

Otro elemento relevante es que el mapa cuenta con espacios de formación para el trabajo en cuidados. Profesionalizar los cuidados es correrlos del imaginario que los naturaliza desde estereotipos de género, al mismo tiempo que favorece el acceso al empleo de calidad para les trabajadores del cuidado y permite ofrecer servicios de mejor calidad para quienes requieren cuidados. Correrse también del mito de que la familia es el mejor ámbito para el cuidado de todes, sabiendo a esta altura que el hogar no es un lugar seguro para muchas mujeres, niñes, personas mayores y personas con discapacidad.

El Mapa cuenta con una mirada integral y federal que no tiene precedentes en la región, y que resulta imprescindible para la conformación de un sistema integral de cuidados, en un territorio tan amplio, diverso y complejo en cuanto a realidades, construcciones comunitarias, normativas, sistemas de cobertura social, de salud, educación, etcétera, que conforman las redes de cuidados. 

Más allá de la pandemia, durante los últimos años el movimiento de mujeres, la academia, los organismos internacionales y los estados que fueron asumiendo compromisos en relación a la organización de los cuidados, coinciden en ubicar al objetivo de construcción de un Sistema Integral de Cuidados como un eje central para una reactivación económica sostenible y con igualdad de género.  En un contexto en el que aumentan las tasas de desempleo para las mujeres (según el informe del primer trimestre de 2021 del INDEC), al tiempo que aumentan las demandas de cuidados, avanzar hacia este objetivo se torna urgente.

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