17 septiembre, 2014
Independencia on the rocks
A pocas horas de que Escocia vote por sí o por no respecto de la independencia del Reino Unido, las especulaciones acerca de las posibilidades económicas del nuevo país se disparan. Y la difícil transición amenaza a uno de los productos nacionales por excelencia: el scotch.

A pocas horas de que Escocia vote por sí o por no respecto de la independencia del Reino Unido, las especulaciones acerca de las posibilidades económicas del nuevo país se disparan. Y la difícil transición amenaza a uno de los productos nacionales por excelencia: el scotch.
La primer fuente de ingresos para Escocia es el petróleo, ya que aproximadamente el 90% de la producción del Reino Unido se extrae del Mar del Norte, en zonas reclamadas como propias por los secesionistas. La segunda es el scotch o whisky escocés, que en 2013 generó ingresos por 7 mil millones de dólares.
Si este 18 de septiembre finalmente se impusiera el Sí a la independencia, se abrirá un período de dos años en el que Escocia y el Reino Unido deberán negociar los términos de la separación. Las mayores incertidumbres se plantean en torno a la cuestión de la moneda. El primer ministro escocés, el nacionalista Alex Salmond, apuesta a mantener la libra esterlina como moneda y a seguir formando parte de la Unión Europea.
Pero el proceso no será tan sencillo. Si Escocia se independizara, tendrá que elegir si mantener la libra (a lo que en principio Inglaterra se opondría), cambiar al Euro o emitir una moneda propia. En cuanto al petróleo, habrá que negociar las cuotas de participación en el producto total. Y la integración a la Unión Europea no será automática, ya que según los postulados de la Unión si un país se independiza debe solicitar nuevamente el acceso, y el proceso puede llevar varios años.
Esto implica un panorama económico y financiero imprevisible, que podría impactar muy negativamente en uno de los productos icónicos de la isla, el whisky. El sector emplea a por lo menos 35 mil personas y genera ingresos por exportaciones de alrededor de 7 mil millones de dólares. Aproximadamente un 20% de las exportaciones son a Estados Unidos y un 37% a países de la UE, sin aranceles, algo que podría perderse en caso de independencia.
La independencia también podría impactar negativamente en el precio de las materias primas necesarias para elaborar el elixir. Si Escocia queda fuera de la Política Agrícola Común europea, los productores escoceses podrían no estar en condiciones de cosechar la cebada necesaria para la producción anual de scotch.
Teniendo en cuenta estos factores, la Scotch Whisky Association (SWA) ya dijo que una salida de la UE sería “dañina y difícil de gestionar”. Así, su voz se suma al coro amenazador respecto del futuro independentista que conforman desde la banca internacional hasta el gobierno inglés. La consultora internacional Goldman Sachs sostuvo que la independencia “tendría consecuencias seriamente negativas” para ambos países. Por su parte, James Cameron, el primer ministro británico juega sus últimas fichas para intentar convencer a los escoceses de que voten No. Sus declaraciones van desde promesas de mayor autonomía y auxilio financiero hasta pronósticos de catástrofe financiera, pasando por sensibleras apelaciones a la historia, el pasado común y los vínculos familiares. “Me rompería el corazón que esta familia de naciones se dividiera”, sostuvo.
Así las cosas, con las encuestas marcando un empate técnico en el referéndum independentista, habrá que esperar al final de este próximo jueves 18 para ver si brindamos con un maravilloso scotch en las rocas por la joven independencia de Escocia. Esperando, eso sí, que no sea el último y que las exportaciones de “oro ambar” no se vean afectadas por la transición independentista.
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