Fútbol argentino

8 noviembre, 2020

El día que Maradona le metió cuatro goles a Gatti

El recuerdo de una histórica tarde en la cancha de Vélez un 9 de Noviembre de 1980, que el tiempo transformó en leyenda.

Federico Coguzza

@ellanzallama

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El tablero electrónico del estadio José Amalfitani informa, como si resultara necesario, que Argentinos Juniors acaba de ganarle 5 a 3 a Boca por la décimo segunda fecha del Campeonato Nacional. Maradona, por primera y única vez en toda su trayectoria en el fútbol argentino, acaba de convertir cuatro goles en un mismo encuentro y la víctima es una sola: Hugo Gatti.

El Bicho, que se clasificaría a los cuartos de final en donde sería eliminado por el finalista Racing de Córdoba, lideraba la Zona B al tiempo que Boca naufragaba en la mitad de la tabla. El campeón sería Rosario Central. El público, que colmó el estadio aquella tarde, jamás imaginó la función que Maradona les tenía preparada. El xeneize comenzó ganando el encuentro a través del Ruso Ribolzi, de penal, luego de que Nestor D’Angelo derribara a Randazzo dentro del área. El árbitro, Juan Carlos Lousteau, unos minutos después juzgaría intencional una mano casual del defensor boquense Hugo Alves luego de una rabona de Maradona. Penal para Argentinos. La carrera de siempre de Diego y Gatti que apenas se movió y a lo único que pudo atinar fue a mirar entrar mansa la pelota.

El equipo de La Paternal se pondría en ventaja tres minutos más tarde a través de Espíndola, de tiro libre, y Boca lo empataría por la misma vía por intermedio de Mario Nicasio Zanabria. Apenas 32 minutos de juego y cuatro goles. Pero habría más, antes de que finalizara el primer tiempo: tiro libre pegado a la línea de fondo, ángulo muy cerrado y mientras todos los jugadores se acomodan, Maradona sorprende con un remate sutil y ajustado que nuevamente provocó una atenta mirada del Loco para terminar de sacar la pelota del fondo del arco.

Como suele decirse, las entradas ya estaban pagas. Pero a la función de Diego y a la condena de Gatti aún le quedaban trucos y penas por cumplir. Tres minutos habían pasado del inicio del segundo tiempo y el 10 que pica por el medio, Pasculli que tenía la pelota por la banda izquierda lanza un centro-pase perfecto al pecho del “Pelusa” que luego de pararla, toca suave, de cachetada, ante la salida del “Loco”, que por cuarta vez en el partido contempla como la red es acariciada por el esférico que ingresa suave al arco. Este gol, puede afirmarse que es el antecesor directo del hermoso tanto que Maradona le convertiría a Italia en la fase de grupos de Mexico ‘86.

¿El cuarto? Lo cuenta Maradona: “Tiramos una pared con Pasculli, me fui por el medio y Abel Alves me hizo foul desde atrás, me parece que ya estando dentro del área. El referí lo cobró afuera, del centro un poco hacia la derecha. Como en el gol de Espíndola, Vidal se puso delante de Gatti aprovechando que ellos ponían a Hugo Alves al lado de un palo y entonces no había offside. Le pegué fuerte, al palo del arquero y la pelota se metió arriba”. Boca descontaría pero su gente solo tendría ojos y aplausos para el “10” del equipo de La Paternal que aquella tarde, quizás, comenzó su relación de amor con el club de la Ribera.

En la semana previa al encuentro el diario El Litoral, de Santa Fe, le había realizado una entrevista al arquero xeneize. Al ser consultado por la figura de Maradona que, cada domingo, deslumbraba a propios y extraños, Gatti afirmó “es un muy buen jugador, el mejor del momento, a quien se está inflando de manera increíble. Me preocupa su físico. Tengo la sensación de que en poco años más no va a lograr contener su tendencia a ser gordito”.

Un día antes del encuentro las ediciones quinta y sexta del capitalino diario La Razón replicaron los dichos de Gatti. A partir de allí, y con el “diario del lunes”, fueron muchas las historias que se tejieron en torno aquella declaraciones y al desempeño de Maradona en la calurosa tarde de Liniers. Mientras algunos relatos afirman que Jorge Cyterszpiler, representante del “10” del club de La Paternal por aquellos días, lo había chicaneado con un “Bueno, hoy le hacés dos goles, ¿eh?”, recibiendo por parte de Diego un “No Jorge, le meto cuatro, acordate”. Otros cuentan que enterado de los comentarios del arquero de Boca, Miguel Ángel López, entrenador de Argentinos lo fue a buscar a Maradona a la concentración diario en mano y luego de tirarselo arriba de la mesa, recibió de parte del jugador con tintes de orgullo tocado “Pensaba hacerle dos goles, ahora le voy a hacer cuatro”. Diego, con 17 tantos, sería el goleador de aquel torneo, al igual que en el Metropolitano en el que convirtió 25 goles.

Si hay un terreno fértil para la construcción de mitos, leyendas y ficciones, ese es el fútbol. Y la tarde del 9 de noviembre de 1980 se ha transformado, con el correr del tiempo, en uno de sus mejores abonos. Un recuerdo que, como todos, siempre mienten un poco.

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