4 noviembre, 2016
Las dos Marías y la resistencia del color
Las dos en punto recupera a dos personajes tradicionales de Santiago de Compostela a través de los que recorrerá la historia reciente de España, desde las esperanzas revolucionarias hasta el fin de la dictadura franquista. Desde la locura, las hermanas Fandiño Ricart se constituyeron en baluartes de defensa de la vida, el color y la alegría.

Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
Dicen que no hablan las plantas, Rosalía de Castro
Las hermanas Fandiño Ricart, conocidas también como «Las dos en punto» o «Las dos Marías», se constituyeron en personajes tradicionales de la ciudad de Santiago de Compostela que desde el escándalo y aún el ridículo lograron defender algunos espacios de resistencia al franquismo y denunciar las formas específicas de violencia contra la mujer que cobró la dictadura que ensombreció a España durante cuarenta años.
Santiago de Compostela es una de las ciudades más relevantes para la cristiandad, en tanto se asume que allí se encuentran enterrados los restos del apostol Santiago, el «discípulo amado» de Jesus, luego devenido en santo patrono de España. El descubrimiento del sepulcro, alrededor del año 800, y su consecuente transformación en destino de peregrinación fueron el origen de esta ciudad que desde hace más de un milenio se ha tornado foco de devoción cristiana.
Al son de una hermosa versión medieval de «Scarborough Fair» a cargo de Xeito Novo (el celta galego y el irlandés son primos hermanos), vemos entrar al escenario aun típico peregrino del camino de Santiago: abrigo rústico marrón, capa, zurrón, bordón y sombrero de ala ancha con la imprescindible concha de vieyra con la cruz de Santiago. Encorvado y locuaz, con impecable hablar galego, el peregrino será el encargado de contextualizar, pintar poéticamente paisajes y leyendas de Galicia y sostener las transiciones escénicas mientras radicales elipsis nos llevan a distintas décadas de la vida de las hermanas Fandiño Ricart. Entre meijas, bruxas y queimadas, finalmente descubriremos que el peregrino no es otro que Zapatones, otro personaje popular de Santiago, cuya ocupación era posar con su atuendo típico para las fotos de los turistas a cambio de unas monedas.
La familia Fandiño Ricart estaba formada por la costurera Consuelo Ricart y el zapatero Arturo Fandiño, que tuvieron trece hijos (varios murieron en la infancia). Maruxa era la cuarta y Coralia la duodécima. Tres de sus hermanos fueron destacados dirigentes de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Ya en 1925, con 15 años, Manolo se convirtió en secretario de la organización anarcosindicalista local, Alfonso y Antonio también se sumaron a la lucha en esos años prerevolucionarios en que el sueño gallegista republicano se combinaba con el horizonte revolucionario internacional. Maruxa y Coralia alternaban con los militantes amigos de sus hermanos y también soñaban.
Pero en 1936, a pocos días del alzamiento franquista contra la segunda República, Galicia quedó rápidamente en el lado «nacional» y las huestes de la dictadura comenzaron su brutal labor de limpieza y caza de rojos. Los hermanos lograron huir, pero la casa Fandiño Ricart se convirtió en objetivo principal de los ataques fascistas y las hermanas fueron reiteradamente acosadas y torturadas. Los maltratos constantes de casi una década, sumado al hambre y la falta de trabajo de costura por la presión social en su contra, las llevaron a una forma de alienación que, a su modo, también representó una forma de resistencia contra la grisura que la dictadura extendió sobre el país.
Maruxa y Coralia, conocidas como Las dos Marías, comenzaron a salir a dar su ronda por la Alameda, escuálidas y débiles, pero exesivamente maquilladas y con unas ropas de fuertes coloridos que acabaron por volverse un foco de luz en la Santiago de Compostela de la sumisión y el terror. Cuando la la campana Berenguela de la Catedral marcaba las dos de la tarde las hermanas paseaban, tomadas del brazo, piropeando a los jóvenes estudiantes.
Estas defensoras del color y de la alegría aún en medio de la tristeza dictatorial vieron como una oportunidad la llamada «gira del arco iris» de 1947, en la que Evita visitó Europa, comenzando su recorrido español precisamente por Santiago. «Mujeres de España, no he venido a formar ejes sino a tender una arco iris de paz con todos los pueblos, como corresponde al espíritu de la mujer», dijo Evita. Y las hermanas corrieron a ver si era cierto que de sus manos nacían arcos iris.
Así se fueron convirtiendo en los personajes más conocidos y fotografiados de la ciudad y lograron sobrevivir al dictador, defendiendo la alegría y el color con su locura. Maruxa murió en 1980 y Coralia fue a vivir con parientes al puerto de La Coruña, pero en los tres años en que sobrevivió a su hermana nunca dejó de preguntar por el camino de regreso a Santiago. Hoy una estatua multicolor recuerda a las hermanas en la Alameda. También se han realizado numerosos estudios culturales sobre su figura y hasta un documental
Más allá del muy solvente despliegue del Zapatones encarnado por Walther Sánchez Rodríguez (responsable también de la dramaturgia de la obra), es de destacar la enorme actuación de Marcela Fernández Señor (Maruxa) y de Liliana Olmo (Coralia), quienes con un soberbio trabajo corporal y vocal se van transformando a través de las décadas, emocionando en cada una de las escalas.
Esas labores actorales, una escenografía sencilla y una muy buena iluminación bastan para que la obra dirigida por Débora Ruiz se constituya como una propuesta teatral más que recomendable. Las dos en punto nos ofrece la posibilidad de conocer las fisuras de esa «Galicia leal» en la que la resistencia al franquismo también supo abrirse camino, aún por los caminos más inesperados.
Pedro Perucca – @PedroP71
Ficha técnico artística
Dramaturgia: Walther Sánchez Rodríguez
Actúan: Marcela Fernández Señor, Liliana Olmo, Walther Sánchez Rodríguez
Vestuario: Lucía Trebisacce
Escenografía: Lucía Trebisacce
Diseño de luces: Debora Ruiz, Lucía Trebisacce
Video: Pamela Fadiga
Música: xeito novo
Fotografía: Joaquín Amoia
Diseño gráfico: Florencia Pignataro
Asesoramiento de maquillaje: Mercedes Lagunas
Producción: Verónica Torres Bugallo
Colaboración artística: Marisa Villar
Dirección: Debora Ruiz
Funciones: viernes 20.30
Auditorio Kraft
Florida 681, CABA
Entrada general: $ 150,00
Descuentos a jubilados, estudiantes y grupos
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