Cultura

1 noviembre, 2016

Una noche de bochorno con Al Pacino

Al Pacino presentó en el Teatro Colón su espectáculo «An evening with Al Pacino». Dos noches para el olvido que combinaron pobreza artística, farándula tilinga y negociados turbios en la sala teatral más importante de América latina, hoy dirigida artísticamente por Darío Lopérfido. Norma Aleandro dijo que el show le dio «verguenza ajena».

El actor que supo encarnar a Michael Corleone en la inolvidable saga El Padrino presentó su espectáculo -por decirle de alguna manera- An evening with Al Pacino en el Teatro Colón los pasados viernes y sábado. Pero las repercusiones de un show plagado de irregularidades y de muy discutible calidad artística que apenas operó como oportunidad para un despliegue de cholulismo tercermundista de la política y la farándula vernáculas, continúan hasta hoy.

Los diarios lo cuentan tal como es, Al Pacino aprovechó para acompañar a su novia argentina, la actriz Lucila Polak en su visita al país y, de paso, presentar un show con el que viene robando hace rato en Europa. An evening with Al Pacino no es más que una especie de entrevista en vivo, mechada con la proyección de algunas escenas de sus películas clásicas y un par de monólogos, como para demostrar algo de intención laboral.

Puede que el bueno de Al esté tratando de recuperar rápidamente la guita que le estafó el «Maddox de Hollywood», el representante de estrellas de cine Kennet Star, que dejó un tendal de unos 30 millones de dólares en la meca del cine moderno. Pero no es culpa nuestra, Alfredo.

Bancamos mucho a Pacino como actor, de más está decirlo, y su dirección de Buscando a Ricardo III nos pareció una gran relectura moderna de Shakespeare, pero la verdad es que esta estafa era innecesaria. De todos modos, hay que tener claro que, más allá de lo ladri, Pacino es un privado, que no hace más que tratar de vendernos un producto más o menos digno. El problema es que se haya puesto a disposición el principal escenario de la lírica, la música clásica y el ballet de América latina, como mínimo, a disposición de una mediocridad compuesta por declaraciones “íntimas” del tipo: “Mi madre fue muy importante para mí, todavía la extraño” y del reciclado de anécdotas ultraconocidas.

“No me preguntes por mis negocios, Kay”

al-pacino-eeuuDespués de la larga campaña que las fuerzas políticas y culturales de la ciudad desplegaron para lograr su renuncia como ministro de Cultura y cuando creíamos que Darío Lopérfido ya estaba afuera, Rodríguez Larreta lo trajo de nuevo (insertar aquí gif de Pacino diciendo «they pull me back in») y le permitió refugiarse, cobrar un generoso sueldo estatal y seguir desplegando su pésima gestión en el Teatro Colón. Más allá de las numerosas críticas a sus decisiones artísticas (recientemente Julio Boca cuestionó el desbalance respecto del apoyo a la lírica y al ballet que se evidencian en su gestión), Lopérfido de Mitre continúa con lo que viene siendo su interés principal: permitir que los privados hagan sus negocios.

En un detallado artículo de Francisco Casas publicado en Love art, not people, el siempre polémico blog de Rodrigo Cañete, se explica que el show de Pacino fue traído a Buenos Aires por la productora Tieless S.R.L. (cuyos socios son Federico Polak, cuñado del actor, y Fernando Abadi), en sociedad con Adrián Suar, Preludio Producciones y Nacho Laviaguerre Producciones. La superproducción del show tiró la casa por la ventana y puso en el escenario dos sillas, dos copas, un florero y una botella de agua mineral.

El detalle es que la productora de Polak, hijo del ex vocero de Alfonsín, fue creada hace algunos meses y no acredita la producción de ningún otro espectáculo. Tampoco registra empleados ante la AFIP y su domicilio legal coincide con el departamento de los padres de Abadi. Que Lopérfido haya autorizado el alquiler a una empresa sin antecedentes como ésta ya sería polémico, pero además hay un debate en curso acerca de la tasación del alquiler de la sala principal del teatro más importante de América latina, considerando que la tarifa de $600 mil (38.960 dólares) no guarda relación con ningún parámetro internacional. La línea de defensa de Lopérfido sería que se trató de una oferta que no pudo rechazar.

“No digas que eres inocente, Carlo, porque es un insulto a mi inteligencia”

Párrafo aparete merece el despliegue cholulo tercermundista de la farándula, el empresariado y la política porteñas que estuvieron dispuestos a pagar entradas de hasta 15 mil pesos para ver una versión berreta de una entrevista en el Actor´s studio. No quieran saber el precio de acceso al coctail y al “Meet & Greet” con el actor en el Salón Dorado.

A tono con los nuevos vientos noventistas de farandulización, tilinguería y obscenidad empresaria, ninguna figura quiso perderse la posibilidad de respirar por un rato el mismo aire que una estrella de Hollywood. Además del clan Suar en pleno, estuvieron Mirtha Legrand, Susana Giménez, Martín Seefeld, Mariana Fabbiani, Georgina Barbarossa, Dalma Maradona, Esmeralda Mitre (hija del dueño de La Nación, esposa e incansable defensora de Darío Lopérfido), Coco Sily, Diego Leuco, Ari Paluch, Daniel Hadad, Marcelo Bonelli y, por si faltaba algo para completar el combo noventista, Zulemita Menem. La delegación política estuvo compuesta por Diego Santilli, Marcos Peña, Gustavo Arribas, Ángel Mahler, Horacio Rodríguez Larreta, Carlos Melconián y hasta el embajador de EEUU en Argentina Noah Mamet. La embajada gringa también le brindó una recepción de gala este lunes.

La sala en pleno ovacionó de pie a Pacino apenas pisó el escenario aunque muchos de los que habían adquirido las carísimas entradas ni siquiera sabían de qué se trataba el show. El teatro casi se cae cuando Al se animó a tirar dos pasos de tango, emulando a su personaje en Perfume de mujer. Dos pasos, literales, porque luego abandonó a la bailarina (que, dicho sea de paso, era Judith Kovalovsky, bailarina de Showmatch y cuñada de Suar, porque lo primero es la famiglia) y se refugió en bambalinas hasta que sonaron los últimos acordes de «Por una cabeza».

“Fredo, eres mi hermano mayor y te quiero. Pero nunca vuelvas a tomar partido contra la familia”

La única que tuvo una reacción digna frente a la estafa fue la gran Norma Aleandro, quien se retiró del teatro a los 50 minutos y luego declaró que el espectáculo le pareció “un horror”: “Se puso de pie la gente y lo ovacionó. Estaba con Iván de Pineda. Empezó a narrar anécdotas que tampoco eran muy jugosas. Yo aguanté 50 minutos y me fui, porque él seguía contando tonterías. Había gente que había pagado 15 mil pesos. Y el Colón estaba lleno. Me daba vergüenza ajena que alguien en el escenario estuviera burlándose de todos nosotros”. Ya que estaba, cargó contra John Malkovich, quien también estuvo robando la semana pasada con unos monólogos basados en Sobre héroes y tumbas: “No tiene que hacer esto, como Malkovich. Venir a tirar cuatro cuentos, no”, concluyó la actriz.

Siguiendo con la línea de asaltos programados en el Colón y con el fondo latinoamericano pro jubilación de actores de los 80/90, el 18 y 19 de diciembre se presentará el prófugo del fisco francés Gerard Depardieu.

Pedro Perucca – @PedroP71

Foto: Artear Producciones

 

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