4 septiembre, 2016
Victimarios: el debate impostado sobre matar o morir
Por Mariela Di Francesco. El viernes 26 de agosto en la localidad de Loma Hermosa, partido de San Martín, un médico le disparó y asesinó a un ladrón que intentaba robarle su auto. A partir del hecho cobró una enorme fuerza el debate mediático y político sobre la “legítima defensa”, lo que remite a una serie de argumentos que no son casuales y que trascienden con objetivos tan claros como peligrosos.

Por Mariela Di Francesco. El viernes 26 de agosto alrededor de las 21 hs en la localidad de Loma Hermosa, partido de San Martín, un médico le disparó y asesinó al ladrón que intentaba robarle su auto. El médico, Lino Villar Cataldo, salía de su consultorio ubicado en las calles El Ombú y El Pensamiento y se encontraba dentro de su vehículo cuando el joven Ricardo Krabler, armado con una pistola calibre 16 (que luego se determinó que no estaba cargada) se acercó, lo golpeó y lo bajó del mismo. Según las declaraciones de Villar Cataldo, el ladrón lo atropelló provocando lesiones en sus piernas mientras lo amenazaba con matarlo, hecho a partir del cual «no tuvo más remedio» que tomar el arma 9 mm que guardaba en un cantero y dispararle cuatro tiros.
Ese mismo día Villar Cataldo fue detenido y el caso quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción 7 del Departamento Judicial de San Martín. Días más tarde el médico fue beneficiado con una excarcelación extraordinaria, fundamentada en su padecimiento de enfermedades crónicas, aunque sigue imputado por “homicidio agravado por el uso de arma”. Sus abogados sostienen que actuó en legítima defensa pero la fiscalía sospecha que buscó su arma en el consultorio para volver al lugar y disparar a Krabler.
El mérito de “salir de la villa” y de “matar al ladrón”
A partir de este hecho cobró una enorme fuerza el debate mediático y político sobre la “legítima defensa” y la portación de armas, lo que remite a una serie de argumentos que no son casuales y que trascienden con objetivos tan claros como peligrosos. Hasta ahora, no se sabe exactamente qué maniobra realizó el médico para poder disparar cuatro tiros a su asaltante. En esto se está focalizando la investigación y sobre esto, sin embargo, los medios realizan una construcción que responde a intereses bien específicos.
Tras haber sido liberado, Villar Cataldo asistió a una entrevista en «Animales Sueltos». Allí se hizo hincapié en la historia de vida del médico. Desde un comienzo, refiriéndose a su estado de ánimo, este dijo «entender y comprender el dolor de madre». «Lo que ocurre que yo, desde muy chiquito y gracias a la enseñanza que me dieron mis padres, siempre me enseñaron el sacrificio, el trabajo, la honestidad…”, argumentó.
Más adelante, luego de que el entrevistado contara su inmigración desde Paraguay junto a su familia, Alejandro Fantino destacó: “Siempre se dice que hay muchos pibes que entran a la delincuencia porque vienen de la pobreza”. «Usted viene de ese lugar, de una villa miseria. Es médico, ¿cómo le ganó a su propia historia?”, le preguntó. Queda muy clara la forma en la que se induce al entrevistado a realizar una comparación en la que, dos personas que supuestamente atravesaron iguales circunstancias, deciden para sí mismas diferentes futuros.
Luego de mostrarse sumamente conmovido por el relato, Fantino inquirió: “¿La víctima es usted, el chico que murió, la sociedad…?” A lo que Villar Cataldo respondió rápidamente: “Yo creo que todos somos víctimas y en este caso particular yo me siento víctima. Yo no busqué eso, yo lamento muchísimo esa vida que se perdió”. Y más adelante sumó que “no es la misma sensación”, haciendo una comparación entre sus sentimientos frente a la muerte de sus pacientes y a la del joven que mató.
Hacia el final de la entrevista tomó el micrófono Eduardo Feimann, dirigiéndose al médico: “La gente siente que cada familia es Cataldo […] Le cuento doctor que su testimonio provocó mucho llanto en miles y miles de argentinos y en la mitad del Gabinete Nacional, y le cuento que se está pensando en recibirlo. La gente se siente identificada con su relato, con su historia y con lo que le pasó”. Es claro que ese es el relato que nos llegará de los hechos, en este caso no habrá dos campanas.
No sería extraño que el gabinete nacional decidiera “recibir” a Villar Cataldo si se consideran también los dichos de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien dijo que no querían «que las víctimas se transformen en victimarios». «No hay que perder de vista que la víctima fue el médico, que es la persona que fue robada y atacada; no nos confundamos», aseveró.
“El pobre es pobre porque quiere”
El Gobierno Nacional y los medios masivos de comunicación vienen trabajando muy bien en impartir un determinado repertorio de argumentos ideológicos. Se trata de ideas que no son nuevas en nuestras sociedades, pero que encuentran mayor asidero en la nueva etapa política y económica. En medio de los desproporcionados aumentos de precios, el desempleo y el hambre que empiezan a pasar los sectores más postergados de nuestro país, no es casual que el presidente encause todos sus discursos en la importancia de que los argentinos (seguramente los más humildes) “pongamos todo nuestro esfuerzo” y “hagamos todo el sacrificio” para salir adelante.
El que no puede acceder a la cobertura de sus necesidades es porque “no se sacrifica lo suficiente”. Se trata de una visión acotada, que no repara (porque así lo decide) en las condiciones que debe atravesar la mayoría de los sectores más humildes, a los que «redoblar sus esfuerzos» les permite conseguir una ínfima parte de lo que consiguen los sectores mejor posicionados en la sociedad. Por eso, no da lo mismo que un Estado genere o no posibilidades de acceso igualitario a una vida digna. Por eso, este modelo económico que viene beneficiando a algunos, sólo puede sostenerse proporcionando un marco de ideas que de “igualitarias” no tienen nada.
¿A quién se le podría ocurrir que un ser humano quiera vivir en un asentamiento, sin cloacas, sin agua potable, sin acceso a una vivienda digna, a la salud, sin poder, muchas veces, mandar a sus hijos a la escuela, sin poder acceder al transporte público (por lejanía o por las altas tarifas)? ¿Quién podría pensar que los humildes “no se sacrifican” porque tienen ganas de pasar hambre? Y así, sin embargo, muchos tratan de convencerse a sí mismos de que hay gente que gusta de “pasarla mal” por una decisión meramente “individual”. Se promueve y reproduce el odio, la discriminación, la resignación, el abandono, el olvido de muchos, por el interés de unos pocos.
En medio de la legitimación de todo este cúmulo de medidas económicas y posiciones ideológicas, se produce este hecho en el que un ladrón es asesinado por un médico, y un médico es ubicado en el lugar de una víctima que actuó en su propia defensa haciendo caso omiso de todos los problemas que se desprenden de esa situación. Pero, no solamente se pretende instalar que la víctima es el que disparó y mató desconociendo la gravedad de matar: hay que tener en cuenta que los hechos se investigan como un homicidio, al no adecuarse a las figuras de crímenes “no punibles”. En ese intento, se pone de relieve también la calidad de “héroe”. Del “tipo honesto y trabajador, sacrificado y luchador” que se defendió y con el cual “la gente se identifica”.
Las últimas palabras de Villar Cataldo en la entrevista hicieron referencia a que, para él, “el único pobre es el enfermo”, como si muchas enfermedades no fueran consecuencia de la pobreza, como si no existiera esa pobreza de la que las mayorías no pueden salir, esa pobreza que él mismo conoció.
@maridifran
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