10 agosto, 2016
¿Hay democracia en Cuba?
Fidel Castro cumplirá 90 años este 13 de agosto. Infinidad de veces se lo acusó de dictador, desconociendo (por ignorancia o deliberadamente) como funciona el sistema político cubano. ¿Hay elecciones? ¿Cómo se vota? ¿Quienes eligen las candidaturas?

Fidel Castro cumplirá 90 años este 13 de agosto. Infinidad de veces se lo acusó de dictador, desconociendo (por ignorancia o deliberadamente) como funciona el sistema político cubano. Alejado del modelo liberal-representativo, el gobierno de la isla se rige por mecanismos mucho más democráticos que la mayoría de los países del mundo.
En Cuba existe una Constitución que está vigente desde el año 1976. La misma, elaborada luego de discusiones colectivas a lo largo y ancho del país fue aprobada en un referéndum, mediante el voto directo y secreto, por más del 90% del padrón electoral. Desde entonces se han hecho una serie de reformas a la misma y, particularmente en lo que refiere al sistema electoral, ha habido una serie de modificaciones en el año 1992.
¿Cómo y a quienes se vota?
La isla está dividida en circunscripciones electorales. Antes de cada elección, en cada circunscripción se realiza una asamblea en la que participan todos y cada uno de los ciudadanos habilitados para votar y ser votados. De entre sus miembros se postulan entre dos y ocho candidatos (de acuerdo a la cantidad de habitantes) para ser electos a la Asamblea Municipal como delegados de circunscripción.
No es un partido, un sindicato o un grupo empresario, son los miembros de ese distrito quiénes eligen a los candidatos.
Una vez presentadas las candidaturas, no se puede realizar campaña electoral. Todos tienen la misma difusión, llevada a cabo por la comisión electoral de cada jurisdicción, que consiste en la circulación de una hoja con su foto y currículum.
Para ser candidato no es necesario estar afiliado al Partido Comunista Cubano. De hecho en la isla, la mayoría de los habitantes no son miembros del partido. La elección no contempla el voto a organizaciones políticas, sino a personas particulares.
El día de la votación están habilitados a hacerlo todos los cubanos y cubanas mayores de 16 años quiénes son inscriptos automáticamente en el padrón electoral. En caso de no aparecer se puede reclamar la incorporación antes de las elecciones o, el mismo día de la votación, con solo acreditar edad y domicilio.
El ejercicio del voto es voluntario, sin embargo en las elecciones cubanas la participación electoral viene superando siempre el 90%. Un número mucho más elevado que el de la mayoría de los países.
Para ser electos, los candidatos deben obtener más del 50% de los votos por lo que, en caso de no llegar a ese porcentaje, se realiza una segunda vuelta.
El recuento de votos se efectúa en el colegio electoral correspondiente y es un acto público. Pueden presenciarlo no solo los ciudadanos cubanos si no también (como ha sucedido) periodistas y diplomáticos de otros países.
Un sistema de abajo hacia arriba
Una vez constituida la Asamblea Municipal, esta postula a los candidatos para ser electos a la Asamblea Provincial correspondiente y la Asamblea Nacional. El 50% de los candidatos a las asambleas provinciales y Nacional deben ser seleccionados entre los delegados de circunscripción. El resto pueden ser otras personas de la localidad o dirigentes regionales y nacionales.
Para elegir los candidatos, la Asamblea Municipal también consulta a diversas organizaciones sociales como sindicatos, asociaciones campesinas y estudiantiles.
El método de elección es el mismo que para los delegados de circunscripción. El voto es directo, secreto y optativo para todos los cubanos y cubanas mayores de 16 años.
Los órganos ejecutivos son electos por cada asamblea y sus miembros pueden ser los mismos delegados u otras personas del distrito. En el caso de las asambleas municipales y provinciales se elige un Consejo de Administración. La Asamblea Nacional a su vez designa al Consejo de Ministros y al Jefe de Estado del país.
Políticos al servicio del pueblo
Para evitar hacer de la política un negocio, el sistema político cubano posee una serie de reaseguros. Todo delegado o delegada (municipal, provincial o nacional) cobra el mismo salario que tenía en su trabajo antes de los comicios. Y, una vez finalizado su mandato, regresa al empleo que tenía previamente.
Por otra parte, las y los electores pueden revocar un mandato en cualquier momento si estos consideran que no se ha cumplido de forma correcta con las tareas.
Por lo menos dos veces al año el o la delegada debe realizar Asambleas de Rendición de Cuentas. Allí se junta con sus electores, informa sobre el trabajo realizado y recibe opiniones, sugerencias y cuestionamientos. Además, durante el resto del año debe recorrer su distrito recogiendo problemáticas y propuestas para llevar a la asamblea correspondiente.
De esta forma tanto la Asamblea Nacional como las provinciales y municipales sesionan pocos días al año. Este ha sido uno de los motivos por los que se cuestiona a Cuba.
Parlamentarizar la sociedad
El modelo cubano se asienta en la idea de “parlamentarización de la sociedad”. Este concepto es tomado del autor austríaco Hans Kelsen quién lo desarrolló a partir del análisis de la sociedad rusa luego de la revolución de 1917.
Kelsen sostiene que en las sociedades modernas que se desarrollan en territorios extensos y son complejas en cuanto a su composición es imposible realizar una democracia directa mediante una asamblea permanente de toda la población. Es por eso que es necesario reproducir pequeños parlamentos en todas las instancias y lugares que sean necesarios.
Durante el “periodo especial” que vivió Cuba en la década de 1990 este modelo fue puesto a prueba. Con la caída del llamado socialismo real y la desintegración de la Unión Soviética, la isla perdió a sus principales socios comerciales y su economía se vio fuertemente afectada.
En diciembre del año 1993, en plena crisis, la Asamblea Nacional de Cuba decidió convocar a todo el pueblo a dar el debate sobre las resoluciones a adoptar. Durante cuatro meses, se llevaron a cabo decenas de miles de reuniones, en las que participaron millones de ciudadanos, en cada uno de los centros de trabajo o de estudio.
Una de las propuestas de la Asamblea Nacional era eliminar la seguridad social gratuita y descontar un porcentaje del salario para sostenerla. Sin embargo, los trabajadores cubanos se opusieron a esta medida que, finalmente, en la nueva sesión de la Asamblea Nacional de mayo de 1994 no fue incorporada debido al rechazo que tuvo en las asambleas que se hicieron en todo el país.
Ricardo Alarcón, por entonces presidente de la Asamblea Nacional, sostenía en 1998 que “por aquellos días no eran pocos quienes en el extranjero nos criticaban por una supuesta ‘inacción’ frente a la magnitud de los desafíos que encaraba nuestra economía. Al parecer, la frecuencia con que en el mundo se deciden centralmente, por un grupo reducido de personas y con cierta rapidez, ‘paquetes de medidas’ que afectan la vida de millones, dificultaba percibir lo elemental: en una sociedad democrática, ese tipo de decisiones tiene que reflejar el más sólido consenso y él sólo puede resultar de la más amplia discusión, con la participación de todos”.
Santiago Mayor – @SantiMayor
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