5 agosto, 2016
Con Hebe no se jode
Por Santiago Mayor. Llega un mensaje de Whatsapp. “Están queriendo allanar la universidad de Madres, prendan la tele”. Ahí está TN, transmitiendo en vivo y en directo un show insospechado, inexplicable. Cien efectivos de infantería de la Policía Federal, varios móviles, un carro hidrante. ¿Qué están haciendo? No se entiende bien.

Por Santiago Mayor. Llega un mensaje de Whatsapp. “Están queriendo allanar la universidad de Madres, prendan la tele”. Ahí está TN, transmitiendo en vivo y en directo un show insospechado, inexplicable. Cien efectivos de infantería de la Policía Federal, varios móviles, un carro hidrante. ¿Qué están haciendo? No se entiende bien.
La orden judicial es de allanamiento del lugar. ¿Por qué? Tampoco se sabe. Lo que se sabe es que la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, tenía que ir a declarar ese día como testigo (no como imputada) en la causa por la construcción de viviendas del proyecto Sueños Compartidos. ¿Entonces por qué un allanamiento? ¿Por qué ese día, que es jueves? ¿Por qué tanto milico para entrar a un lugar donde se reúnen y militan señoras que rondan los 80 años y más?
Desde el piso de TN empiezan a especular que, como Hebe no fue a declarar el Poder Judicial (que no es lo mismo que la Justicia), la puede obligar a ir por la fuerza. Y la fuerza es fuerza policial. Sin embargo, aunque el notero insista en preguntarle al subcomisario y al abogado de las Madres, la orden es solo de allanamiento.
Ya son las tres de la tarde y en la puerta de la Universidad de Madres está lleno de gente que rodea el lugar, que abraza a las Madres y las protege de la policía. De lo que se les ocurra hacer, que no se sabe bien que es. Se arma un cordón, ellas salen, con sus pañuelos hacia una camioneta. ¿A dónde van? A la Plaza de Mayo como todos los jueves, a hacer su ronda.
Pero cuando quieren salir la policía empieza a rodear la camioneta. Hay confusión. El vehículo que transporta a las Madres, custodiado se va por la vereda para evitar el bloqueo de los agentes de seguridad. En TN se escucha “se les escapó Hebe”. Paradójicamente, segundos después un movilero desde Tribunales da la primicia: “El juez Martínez De Giorgi declaró a Hebe ‘en rebeldía’ y ordenó su detención”.
Ya está. Si todavía quedaba alguna duda hay que salir para la Plaza de Mayo. Con las Madres no se jode. Con Hebe no se jode. Aunque haya que dejar el laburo con alguna excusa, tomarse el tren y llegar a la hora que se pueda. Hay que ir.
A la salida del subte en Avenida de Mayo y 9 de julio parece estar todo tranquilo. Sin embargo, apenas asomado a la superficie se escucha -y se ve- un helicóptero de la Federal. Un par de cuadras hacia la Plaza y el tránsito está cortado. Con la Casa Rosada de fondo se ve una columna que avanza lento, pero a paso firme. La solidaridad que rodea a las Madres ya ocupa una cuadra de largo y la encabezan los motoqueros. Son apenas las cuatro de la tarde.
Llegando a Avenida de Mayo al 800, pasando por la sede de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) la imagen emociona. Empiezan a caer papelitos y de los balcones y ventanas de los edificios el eco retumba: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”. La columna que marcha por la avenida responde: “Che gorila che gorila, no te lo decimos más, si las tocan a las Madres, que quilombo se va armar”. La escena se va a repetir varias veces a lo largo del recorrido que termina en Congreso, nuevamente frente a la Universidad de las Madres.
Para ese momento ya la situación es irreversible. A pesar de la insistencia de los medios de comunicación en que se tiene que hacer cumplir la orden de detención, en la Plaza del Congreso no se ve ni un uniformado. A veces pueden parecer boludos, pero no lo son (tanto). La gente reunida es cada vez más. El mensaje cada vez más contundente.
Frente a la Universidad se improvisa un acto. Hablan distintas personalidades y la jornada concluye, con un poco más de tranquilidad. Un grupo permanece en el lugar y hace una vigilia. No sea que se les ocurra hacerlo. No lo hacen. Al menos por ahora.
Ni lenta ni perezosa, esa incansable luchadora que es Hebe sale a hablar. A dar la cara. No se esconde como las ratas que se ocultan en un oscuro despacho de los Tribunales o la Casa Rosada. Denuncia ese Poder Judicial que le negó tantos habeas corpus durante la Dictadura, que no solo no actuó, sino que fue cómplice. Ese Poder Judicial que llamó cinco veces a indagatoria a Fernando De la Rua y, aunque nunca se presentó, nunca se le ocurrió ir a buscarlo con la policía. Menos que menos condenarlo por las 39 personas que murieron en la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001.
Un triste juez que quedará en el olvido la declaró en rebeldía. Hebe no dudó: «Desde 1977 me declaré en rebeldía, cuando se llevaron a mi hijo». Veinte años después, en aquel histórico festival en la cancha de Ferro, cuando todo era más difícil, Hebe nos animó, nos dio esperanzas, nos convocó: “La rebeldía nos tiene que seguir uniendo. Ustedes tienen que ser rebeldes, pibes”.
«Pibes», esa juventud a la que Hebe siempre tendió puentes y convocó. A la que reivindicó y formó. Esa juventud que hoy le agradece y se planta. «Ni un paso atrás», decían las Madres. «Ni un paso atrás» decimos «los pibes».
@SantiMayor
Foto: Oriane Fléchaire
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