28 junio, 2016
De Stonewall a Pulse: el orgullo y la lucha
El 28 de junio se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Orgullo LGTBI. A apenas dos semanas del ataque en el boliche Pulse (EEUU) en el que 50 personas fueron asesinadas, un repaso por la historia de la lucha del colectivo de la diversidad sexual, en Argentina y el mundo.

En junio de 1969 una noche particular marcó una diferencia en la historia de la comunidad LGTBI. Por esos años a lo ancho y largo de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, los gays, lesbianas y trans eran perseguidos y perseguidas por la policía, sin respiro. Donde la diversidad se hacía presente en el goce y disfrute de una noche, aparecía la fuerza aleccionadora del Estado.
La noche del 28 de junio lo profundizó, cuando la policía entró al bar Stonewall Inn para agredir, reprimir y echar a la calle a las personas ahí presentes. La reacción a tal ataque fue lo que produjo el enfrentamiento y los posteriores arrestos; y lo que devino en varios días más de lucha, de otros arrestos, heridos y hasta un muerto. Tales resistencias se configuraron en fortaleza y en ese mismo año se conformó el Frente de Liberación Gay.
Pasaron 47 años desde esa noche y resulta difícil no pensarla en relación a la reciente masacre en el boliche Pulse, en Orlando. Otra vez los cuerpos disidentes violentados; otra vez el disfrute del calor, la música, y el orgullo, sacudidos por el odio.
Hoy la comunidad LGTBI continúa siendo perseguida, discriminada y marginada en todo el mundo, con su más y sus menos. Para dar un ejemplo, son 76 países en donde aún es ilegal la homosexualidad y ocho los que la castigan con pena de muerte. Además, según datos recogidos en 2015, son sólo 16 países los que permiten la adopción homoparental, y tres donde es legal en ciertos Estados.
La problemática no se ve sólo en los ataques masivos, ni mucho menos son exclusivos de Estados Unidos. Basta con recordar el reciente asesinato del activista gay hondureño, René Martínez o la represión en Lima por el evento “Besos Contra la Homofobia” en febrero de este año. Así como también el crecimiento de los ataques a la comunidad en Mar del Plata, o el asesinato de Diana Sacayán. Así se podrían enumerar miles de represiones, golpizas, persecuciones y asesinatos a travestis, lesbianas, gays y cualquier persona y cuerpo que se escapa de los márgenes heterosexuales.
La frase nacida en el feminismo de los sesentas que echó luz frente a la opresión, “lo personal es político” se repiensa en este contexto. En el momento en el que una persona es discriminada por llevar un cuerpo diverso, por enamorarse de otra del mismo sexo, por vestirse como “no debiera”, deja de ser personal para convertirse, justamente, en político.
A 25 años de la primera marcha en Argentina
En nuestro país este año se celebra, además, el 25º aniversario de la primera marcha nacional del Orgullo. Gustavo Pecoraro es activista y militante por los derechos LGTBI y en este aniversario es reconocido por la Legislatura Porteña por la convocatoria de ese junio de 1991, junto a más compañeros y compañeras. En ese momento militaba en la organización ‘Gays por los derechos civiles’, formada en 1991 junto otros que estaban la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), como César Cigliutti, Carlos Jáuregui, Marcelo Ferreyra y Alejandro Modarelli, entre otros.

En diálogo con Notas, Gustavo contó cómo se originó la movilización: “Esa organización cambió la tónica de la militancia que se hacía hasta ese momento: se había planteado como estrategia el tema de los derechos civiles del colectivo homosexual, y participar en distintos espacios sociales denunciando la vigencia de la ley de averiguación de antecedentes y las leyes represivas principalmente”.
Se entró en contacto con otras organizaciones y se planteó institucionalizar el reclamo con una marcha. Como cuenta Pecoraro, fue pensado entre Jáuregui y Cigluitti y después compartida al resto del grupo y de las organizaciones. La ley de averiguación de antecedentes permitía la detención arbitraria en la calle y las razzias en los boliches .
Gustavo agregó que “en ese momento era una militancia planteada desde la utopía, de salir a una militancia territorial sin el cálculo del progreso político, una propuesta hecha desde lo descarnado de lo que vivíamos cotidianamente. Había una necesidad imperiosa de juntarse entre distintas organizaciones con diferentes características, por eso el origen de la primera marcha es bien pluralista y transversal”.
“Lo que yo recuerdo de esa noche es primero el frío que hacía, era una noche oscura. Recuerdo la soledad de salir a la calle en una movilización completamente diferente a las que habituábamos en ese momento, que eran las de derechos humanos, muy multitudinarias», repasó el activista. «Había mucha sonrisa y mucho orgullo, pero también incertidumbre. Y un poco de miedo, no por lo que estábamos haciendo sino por el desconocimiento de lo que podía suceder como respuesta”, describió.
La importancia de la unión regional
Desde Stonewall hasta la Masacre de Orlando se pasó por miles de otras agresiones hacia el colectivo LGTBI. En este sentido Pecoraro definió el recorrido como un camino con idas y vueltas, subidas y bajadas pero donde lo importante es que el colectivo tenga su agenda propia “porque de la agenda política entra y sale”. Y dijo que “hay que hacer más alianzas regionales con los colectivos de otros países para fortalecer la resistencia». «Nadie más que nosotros nos garantiza la vigencia de lo conquistado”, afirmó.
También consideró que “a nivel mundial hay un seleccionado del terror. Latinoamérica es una de las zonas con mayores crímenes de odio hacia el colectivo LGTBI. Nuestros derechos están siempre en peligro, sobretodo con la derechización de la política a nivel mundial». “Empezó a haber un envalentonamiento de los sectores más conservadores y discriminatorios que se sienten más poderosos, y son los que levantan la voz de odio. No es sólo Orlando, se da a nivel mundial en Rusia, África, Europa”, analizó finalmente.
Siempre que la historia repita las agresiones está y estará la lucha de los gays, lesbianas y travestis para dar batalla. Lo dijo Lohana Berkins, “el motor de cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo”.
Rocío Varela – @rociovarelac
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