20 junio, 2016
El caso López y una moral kirchnerista ¿a prueba de balas?
La detención del ex secretario de Obras Públicas, José López, abrió un fuerte debate en la sociedad sobre la corrupción, que repercutió especialmente en quienes se identifican con el kirchnerismo.

Por Julia de Titto. La detención del ex secretario de Obras Públicas, José López, abrió un fuerte debate en la sociedad sobre la corrupción, que repercutió especialmente en quienes se identifican con el kirchnerismo. Muchos dirigentes y referentes, incluida la propia ex presidenta Cristina Fernández, se posicionaron públicamente al respecto.
¿Es justificable la corrupción en miras de un “bien mayor”? ¿Son la falta de transparencia, la malversación de fondos, el “quedarse con un vuelto” inherentes a los gobiernos y partidos políticos? ¿Sigue vigente a nivel social el “roban pero hacen”? La corrupción incomoda –más allá de la obvia ilegalidad- desde la ética individual y la moral colectiva.
¿Por qué el caso de José López generó semejante cimbronazo? ¿Qué dijeron los referentes políticos del espacio kirchnerista, que ha sabido albergar tanto al ex funcionario y otros tantos cuestionados por su deshonestidad en la función pública, como a genuina militancia, comprometida con el cambio social? ¿Hay un antes y un después de los bolsos millonarios de billetes?
La ex presidenta de la Nación el jueves publicó una carta en la que se dirigió a “los que son y se sienten parte de este proyecto”.»Creo que palabras como repudiar, rechazar o condenar, no alcanzan”, manifestó, “yo quiero saber quiénes son, además del Ing. López (Secretario de Obras Publicas durante mi gestión), los responsables de lo que pasó».
«El dinero que el Ing. López tenía en su poder, alguien se lo dio. Y no fui yo. Ni ninguno de los miles de militantes que integran este espacio político”, resaltó Cristina Fernández. “Que nadie se haga el distraído. Ni empresarios, ni jueces, ni periodistas, ni dirigentes”, alertó. “Cuando alguien recibe dinero en la función pública es porque otro se lo dio desde la parte privada. Esa es una de las matrices estructurales de la corrupción a lo largo y a lo ancho de nuestra historia y de la universal», subrayó la ex mandataria.
También afirmó que otra de las cuestiones estructurales -“infinitamente más profunda aún, y sus efectos más terribles”- que hacen a la corrupción está vinculada a la aplicación de planes políticos y económicos que “enajenan el patrimonio nacional, endeudan el país y someten a la miseria a millones de argentinos. De esa matriz dan cuenta también, desgraciadamente, pasado y presente de nuestra historia y de otros pueblos del mundo», indicó Cristina Fernández.
Por otro lado, el presidente del bloque de Diputados del Frente para la Victoria, Héctor Recalde, ahondó en el tema en una entrevista con Página/12. Allí expresó que el caso fue «un mazazo duro por lo obsceno del espectáculo, corrupción explícita». A lo que sumó: «Si la Iglesia resistió a cuántos curas pedófilos, por qué no vamos a resistir nosotros a un par de corruptos».
A su vez, afirmó que “se les cae la máscara a los que utilizan a López cuando al votar el blanqueo -que aprobaron con los bloques de Sergio Massa y de Diego Bossio- no quisieron excluir a los contratistas de obra pública”. “¿De dónde salió el dinero del corrupto López? De la obra pública. Es una apreciación que no acepta prueba en contrario ¿Por qué no aceptaron?», se preguntó.
«Recuerdo las cloacas de Rousselot con el Grupo Socma, el escándalo de la importación de autos con el mismo grupo, que terminó en la Corte; me acuerdo de Papel Prensa, de los Panamá Papers, de las 4040 cuentas en el HSBC”, repasó el histórico dirigente peronista. “Como se dice popularmente: para bailar el tango se necesitan dos”, reflexionó.
Otro que se refirió al tema fue Luis D’Elia. En el programa Día Cero (Canal 9), afirmó que la corrupción es inherente a todos los partidos políticos. “López es un ladrón, un corrupto y un reventado”, dijo el dirigente. “Quedan detrás de López escondidos los tipos que se llevaron 400 mil millones de dólares de este país a paraísos fiscales”, agregó.
El dirigente del partido Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella, por su parte, calificó de “chorro” a López y remarcó que su accionar “no tiene por qué llevarse puesto un proyecto popular, nacional y democrático”. Aseguró que “pone las manos en el fuego” por Cristina Fernández y “la inmensa mayoría de la dirigencia y funcionarios de los doce años” de gestión. El ex titular del AFSCA consideró el escándalo protagonizado por López un “acto absolutamente repudiable”.
Otra voz que se hizo sentir en estos días fue la de la diputada Juliana Di Tullio, que admitió que López “no era un cuatro de copas” en la gestión anterior, pero planteó que los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández no sabían que el ex funcionario presuntamente “robaba plata”. Según la ex jefa del bloque de Diputados: “La autoridad moral de los dos presidentes que llevaron a este país a mejorar la calidad de vida de los argentinos está intacta”.
La ex ministra de Defensa y actual diputada Nilda Garré, por otro lado, dijo estar “indignada” por el caso, de quien dijo que actuaba con “mucha autonomía”, aunque admitió que el ex ministro de Planificación, Juli De Vido tiene que dar “explicaciones” en la Justicia.
El diputado provincial por el FpV, Fernando “Chino” Navarro pidió que a López “le caiga todo el peso de la ley” y “vaya preso”. También desligó a la ex presidenta y la consideró “ajena a esto”. El dirigente del Movimiento Evita recordó que Cristina Fernández “no tiene fueros” y está “a disposición de la Justicia”.
También Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo, se refirió al caso y afirmó: «Es feo lo que pasó. Nos contamina, nos hace mal, nos quita el tiempo para hablar y hacer cosas buenas».»Es un caso raro, extraño, pero existió», evaluó y pidió «esperar y no hablar antes de tiempo» porque está «en plena investigación» judicial.
Así, lo que prima entre los referentes kirchneristas es, por un lado, el rechazo de plano al presunto caso de corrupción, que impactó por su nivel cuasi cinematográfico de escándalo. Pero por otro, la intención de despegar a Cristina Fernández y al proyecto político en general de los hechos. Incluso algunos, como D’Elia, mostrando la corrupción como algo inevitable en la real politik.
Con la investigación en manos de la Justicia, el futuro de la causa es aún incierto. Pero el impacto que generó la obscenidad del caso en la dirigencia, pero también en la militancia kirchnerista, abren por lo menos la pregunta de cuáles son los límites en los proyectos políticos que se reivindican populares a la hora de naturalizar y negar la existencia de ciertas prácticas que incluso dan de comer a las críticas de la derecha.
Otra interrogación que se presenta es cuál será la marca que dejará en los millones de personas que se sienten identificadas con los gobiernos anteriores, con sus medidas más progresistas, con la concepción de un Estado presente y la política al mando de la economía. La moral no es cuantificable fácilmente, pero sin duda hechos como este son un duro golpe a la idealización de una etapa política y habrá que ver si el «vamos a volver» sale intacto.
@julitadt
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