Mundo Gremial

26 abril, 2016

«Hay una conciencia muy fuerte en la clase trabajadora de lo que significó el neoliberalismo»

De cara al acto del 29 de abril que realizarán las cinco centrales sindicales de la Argentina, Notas realizó entrevistas a distintos dirigentes gremiales que analizan la etapa política y la situación de la clase trabajadora. Pablo Abramovich, secretario general de la Asociación Judicial Bonaerense, brinda su mirada.

De cara al acto del 29 de abril que realizarán las cinco centrales sindicales de la Argentina, Notas realizó entrevistas a distintos dirigentes gremiales que analizan la etapa política y la situación de la clase trabajadora. Pablo Abramovich, secretario general de la Asociación Judicial Bonaerense, brinda su mirada.

– Vamos hacia un 1 de mayo diferente en relación a lo que fueron los últimos años porque se da ante un cambio de etapa política, con un nuevo gobierno ¿cómo analizas que llega la clase obrera a esta fecha?

– Nosotros creemos que los trabajadores estamos llegando al 1 de mayo con mucha dificultad. Con un gobierno que ha desarrollado un plan económico que pretende avanzar sobre derechos que costó muchos años conquistar.

Además en un escenario de una atomización muy fuerte de las organizaciones sindicales expresada en las cinco centrales. No obstante se están dando pasos de unidad muy fuerte como la medida conjunta del 29 de abril que, a pesar de ser una acción insuficiente para lo que el momento demanda, se constituye en el primer hecho donde todos los sectores sindicales están articulando una movilización única.

Indudablemente que hubiera sido deseable que esta medida se constituyera en un paro general de las cinco centrales con una movilización a algún lugar que simbólicamente tenga mayor peso, sea la Plaza de Mayo o el Congreso. Pero de alguna manera constituye una necesidad del conjunto de la clase y la presión de las bases de las centrales sindicales que están con menos decisión política de enfrentar este ajuste. Todo eso se expresa en esta medida.

– Mencionabas el nivel de atomización y dispersión, al menos en términos de las centrales sindicales ¿cuáles creés que son los elementos positivos que se empiezan a manifestar para resistir y avanzar en este etapa?

– Creo que un dato positivo que aporta la historia es que, a pesar que los procesos no se repiten, hay una conciencia muy fuerte en la clase trabajadora de lo que significaron esos diez años de avance neoliberal durante la época del menemismo.

Ante los primeros atisbos de un retorno a momentos donde la distribución del ingreso había avanzado a favor del capital, emergió una memoria histórica muy fuerte sobre lo que fue la desocupación, la destrucción del aparato productivo y el quiebre de las organizaciones sindicales.

Por eso hubo una respuesta relativamente rápida, teniendo en cuenta que el avance de este gobierno se produjo en menos de cinco meses. Con lo cual, que en este tiempo tengamos un acto unificado de las centrales sindicales y que los sectores combativos vengan protagonizando conflictos como el que llevamos adelante nosotros en la Provincia de Buenos Aires, es un buen indicador teniendo en cuenta que en los primeros años del menemismo, ante un avance arrollador no hubo respuesta inmediata del movimiento obrero.

– Algo que quizás hace unas décadas no estaba tan presente era la disputa también por el sentido y la construcción de legitimidad de los reclamos ¿ves en ese aspecto otras herramientas que se hayan forjado para dar ese combate o creés que es un escenario complicado?

– Creo que otro de los grandes aprendizajes de la década del 90 es entender el nivel de consenso que habían logrado los sectores del capital para impulsar muchas de las reformas políticas y económicas que llevaron adelante.

Hubiera sido impensado el avance del menemismo, el desguace del Estado, las privatizaciones, sin un nivel de consenso importante en la sociedad. Y ese nivel de consenso se vuelve hoy también una cuestión estratégica. Sobre todo teniendo en cuenta que tenemos un gobierno que llega sin una estructura política y territorial que lo haya puesto en ese lugar. En su lugar tiene una construcción de sentido muy fuerte, por ahí con puntos de continuidad con algunos aspectos del menemismo respecto al rol del Estado y los trabajadores.

Con lo cual se pone hoy nuevamente en primer plano la disputa cultural y de sentido, sin la cual cualquier batalla, aunque tenga capacidad organizativa y de movilización de miles, está destinada al fracaso.

Hoy en día hay todavía un nivel de consenso en la población, que es la base de sustentación del proceso de ajuste de este gobierno. Este sentido común de que tenemos un Estado sobredimensionado, de que venimos de tanto desastre que son necesarias medidas de sacrificio.

Todas esas cuestiones son debates profundos que tienen que aportar los trabajadores para poder desandar este andamiaje comunicacional, de política construida a partir del marketing que son los elementos que permitieron que los sectores dominantes tengan una expresión política que los represente directamente.

– En este momento de defensiva ante el avance del capital ¿cómo se relaciona esa necesidad de construir espacios amplios de resistencia con las propuestas políticas, por la positiva, como clase trabajadora?

– La situación de defensiva en términos de reacción a la ofensiva tan grande que hubo en estos cinco meses pone como eje central la ausencia de un proyecto político que sea realmente representativo de la clase. Hoy hay una escisión entre las luchas de la clase y la posibilidad de que esas peleas tengan una expresión política.

Claramente lo que vivimos en los últimos 12 o 13 años en Argentina ha generado una adhesión importante dentro el movimiento obrero y los sectores populares hacia un proyecto político que no solamente no representaba los intereses de la clase, sino que quedó demostrado en los últimos años del kirchnerismo que no tenía decisión política de avanzar en un proceso de transformación más profunda.

A lo que se apuntó fue a avanzar en las cuestiones que tienen más hilos de continuidad con el modelo neoliberal en la Argentina que con los puntos de conflicto.

Lo cierto es que quizás el gran debate ausente de los sectores más autónomos o anticapitalistas de la clase -debate que todavía se tiene que dar- es como se construye y cuál es el modelo de país que realmente necesitamos para esta etapa política de la Argentina, América Latina y el mundo.

 

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