El Mundo

21 abril, 2016

Denuncian relación entre Mossack-Fonseca y el escándalo Irán-Contras

Un artículo publicado este jueves en el diario La Estrella de Panamá por el analista Julio Yao analiza los vínculos de la firma Mossack-Fonseca -involucrada en el escándalo mundial de los Panamá Papers- con el financiamiento a la guerrilla anticomunista de Nicaragua «Contra» en los ’80.

Un artículo publicado este jueves en el diario La Estrella de Panamá por el analista Julio Yao analiza los vínculos de la firma Mossack-Fonseca -involucrada en el escándalo mundial de los Panamá Papers- con el financiamiento a la guerrilla anticomunista de Nicaragua «Contra» en los ’80.

El escándalo Irán-Contra (1985-1986) fue una operación encubierta de ventas de armas a Irán realizada por el Gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Ronald Reagan. Con ese dinero financiaron las bandas de la «Contra» nicaragüense, para derrocar a la Revolución Sandinista.

Irán, que desde 1979 con la llegada al gobierno de la Revolución Islámica, se había convertido en enemigo de los EEUU, se encontraba en aquel momento en guerra con el Irak de Saddam Husein. El gobierno republicano de Reagan, a pesar de sus declaraciones públicas, vendió armas a los iraníes mediante un entramado de cuentas en Suiza y otras partes del mundo.

Con el dinero recaudado financiaron el grupo insurgente de contrarrevolucionarios nicaragüenses conocido como «Contra» que operó en el país centroamericano durante el gobierno sandinista que había arribado al poder tras derrocar la dictadura de los Somoza en 1979.

El financiamiento a la contrarrevolución en Nicaragua provenía de tres fuentes: la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), el tráfico de armas a Irán y el narcotráfico, en el cual participaron terroristas de la mafia cubano-americana radicados en Miami, como Luis Posada Carriles.

En ese contexto nació, en 1986, Mossack-Fonseca radicado originalmente en las Islas Vírgenes Británicas. El analista panameño sostiene que la firma de abogados entabló desde el comienzo vínculos «con personajes siniestros de casi todos los continentes vinculados a servicios de inteligencia».

La revelación de los Panama Papers permitió conocer que el multimillonario saudí Adnan Khashoggi, que fue participante en la venta de armas a Irán, creó con el bufete panameño la firma ISIS Overseas S.A. Khashoggi y otras tres sociedades entre 1980 y 2000.

La investigación periodística puso de relieve también la participación con otra sociedad offshore del primer jefe de inteligencia de Arabia Saudí, el fallecido jeque Kamal Adham, nombrado por un comité del Senado estadounidense como el «principal enlace de la CIA con todo el Medio Oriente desde mediados de los 60 hasta 1979».

Además, aparecen el ex jefe de inteligencia aérea de Colombia, el mayor general retirado Ricardo Rubianogroot, quien era accionista de una compañía de aviación y logística; y el brigadier general Emmanuel Ndahiro, un médico convertido en jefe de espías del presidente de Ruanda, Paul Kagame.

Por su parte el estadounidense-iraní Farhad Azima, de quién se supo por la investigación del Senado norteamericano que al menos uno de los aviones de su compañía transportó 23 toneladas de armas a Irán, incorporó su primera sociedad anónima con Mossack Fonseca en las Islas Vírgenes Británicas.

Otra conexión con la CIA de la firma de abogados es Loftur Johannesson, identificado como proveedor de armas a guerrillas anticomunistas en Afganistán durante las décadas de los 70 y 80.

El entramado de los paraísos fiscales con las operaciones militares de los EEUU en el extranjero ponen de manifiesto los estrechos vínculos entre el lavado de dinero, el narcotráfico y la política exterior de la principal potencia del mundo.

Foto: Carlos Jasso / Reuters

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