12 abril, 2016
Mandarinas: la otra cara de la guerra
Mandarinas, primera película del director georgiano Zaza Urushadze en ser estrenada en nuestro país, pinta un drama humano conmovedor en medio de la guerra entre Georgia y Rusia por la región de Abjasia. Una película de guerra, bellamente filmada, que merece ser vista.

Se estrenó Mandarinas, un film dirigido por el georgiano Zaza Urushadze sobre la disputa entre Rusia y Georgia por la región de Abjasia. Si bien ésta es su quinta película, es la primera que se estrena en Argentina.
A comienzos de la década de 1990 estalla la guerra entre ambos países por Abjasia, provincia que busca su independencia de Georgia.
Ivo es un viejo inmigrante estonio que decide quedarse en el territorio, a diferencia del resto de sus vecinos que retornan a Estonia. En un modesto taller confecciona cajones para embalar mandarinas, que su amigo Margus cosecha. Son de los pocos habitantes que quedan en esa aislada villa rural, abandonada por la población que huyó de la guerra.
Las milicias de ambos bandos arrasan la región requisando comida e imponiendo su ley y poder a los aldeanos. Se produce un enfrentamiento entre un grupo de georgianos cristianos y unos mercenarios chechenos musulmanes. Mueren todos menos dos combatientes, uno de cada bando, que quedan muy mal heridos y al borde de la muerte. Ivo y Margus los recogen, albergan y asisten. Los heridos se van recuperando y para garantizar cierta convivencia entre estos dos enemigos, Ivo logra que se comprometan a respetar su casa y no agredirse mientras dure esta convalecencia, instituto similar al primitivo derecho de asilo que brindaban las iglesias. El pacto es respetado por los contendientes. La tolerancia puja por hacerse presente pero la guerra no da tregua y termina marcando su impronta trágica.
La pelea por la tierra explica cabalmente el motivo de la lucha. La caída de la Unión Soviética y el fin del equilibrio que imponía a las nacionalidades explican una parte del problema. Las diferencias religiosas y regionales aportan leña al fuego. En el Cáucaso luchan unos contra otros desde siempre. Los combatientes son hombres simples, civiles que toman las armas. Uno de los personajes es un mercenario que pelea para llevar dinero a su familia. El otro no tiene demasiado claros los motivos de su enrolamiento.
La película cuenta una historia íntima, cotidiana; la relación en soledad de dos viejos frente a la violencia de la guerra, su solidaridad con los extraños combatientes moribundos, sin importar bandos ni religión. Es necesario cosechar y embalar las mandarinas que de otra manera se perderán, de la misma manera que morirán los milicianos si no son curados.
Cuando se van restableciendo surge una situación nueva: ambos son enemigos pero han convivido bajo el mismo techo. Se han mirado, se han escuchado y quedan uno frente al otro. Solo les resta matarse, como corresponde a soldados en guerra, como manda el espíritu de supervivencia.
La cámara se mueve muy lentamente, casi como van transcurriendo las vidas de estas personas, detenidas en el conflicto, como si el director quisiera fijar el momento, evitar el desenlace. La fotografía destaca con sutileza la belleza del entorno de bosques. La música, íntima, acompaña el clima del film.
Mandarinas es una película acerca de la guerra que merece verse.
Ben Davis Min
Ficha técnica:
Mandarinas (Tangerines- Estonia- Georgia. 2013)
Guion y Dirección: Zaza Urushadze
Música: Niaz Diasamidze
Fotografía: Rein Kotov
Reparto: Lembit Ulfsak, Giorgi Nakashidze, Misha Meskhi, Elmo Nüganen, Raivo Trass
Música: Niaz Diasamidze
Fotografía: Rein Kotov
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