Fútbol

11 abril, 2016

Cruyff y Maldini: dos estilos de juego

El 24 de marzo falleció Johan Cruyff, genio holandés, perfeccionador del fútbol total, gran técnico que alcanzó la gloria en Barcelona y lo refundó. El 3 de abril se fue de este mundo Cesare Maldini, emblema del futbol catenaccio, basado en la fortaleza defensiva. Se fueron los padres de dos estilos de juego.

El 24 de marzo falleció Johan Cruyff, genio holandés, perfeccionador del fútbol total, gran técnico que alcanzó la gloria en Barcelona y lo refundó. El 3 de abril se fue de este mundo Cesare Maldini, padre de Paolo, emblema del futbol catenaccio, basado en la fortaleza defensiva. Se fueron los padres de dos estilos de juego.

Maldini fue un defensor elegante, de buen salto y dominio de la pelota. Gran parte de su carrera la atravesó con la camiseta del Milan. Fue en ese club donde consiguió la gloria y algo más. Cuatro títulos de la Serie A, una copa Latina y una Liga de Campeones fueron sus logros. Ese último trofeo, en la temporada 62-63, logrado en la final contra Benfica, fue el punto más alto de su carrera, y el comienzo de la maldición de Béla Guttmann para los portugueses: “100 años sin títulos europeos”, lanzó después que el Benfica lo despidiera.

Vueltas raras de la vida: Guttmann fue quien llevó a Maldini a Milan, sacándolo de Triestina, un equipo de la ciudad de Trieste que peleaba por no descender mientras que el gobierno italiano peleaba por que la ciudad no se anexe a Yugoslavia. Guttman se fue luego del primer año, Maldini se quedó once más. Se encontró con Nereo Rocco, entrenador suyo en los comienzos de Triestina, que imponía el “Futbol Candado” (catenaccio) para fortalecer a los equipos desde atrás. Con ese esquema, Milan fue el primer grande italiano en ganar la Liga de Campeones.

Cruyff, en cambio, fue un elástico delantero, de gambetas artesanales y un poder de definición certero, como un sicario frío que sabe lo que tiene que hacer. Comenzó su carrera en Ajax, donde destronó al catenaccio de la mano del “Futbol Total” de Rinus Michels, el técnico que le cambió la forma de pensar al balompié europeo con esa idea de tenencia y rotación. Fueron diez títulos en diez años. Continuó demostrando que era un perfecto intérprete de esta idea en la selección holandesa de 1974, que no fue campeona porque el destino le cruzó una Alemania inspirada y, según el mismo Cruyff, se enamoraron de su propio juego.

El Barcelona puso la plata que no pudo poner el Real Madrid y se lo llevó en 1973. La liga del 74 y la Copa del Rey de 1978 son sus únicos títulos en España, pero lo que se quedó de esas tierras fue transformarse en un catalán. Si hasta dirigió a la selección de Cataluña en el periodo 2009-2014. Ese fue el puntapié para que unos años después, renovara el fútbol total y lo llevara al esplendor.

Como técnico, Maldini tuvo experiencias ambiguas. Dirigió las inferiores de la selección italiana diez años, entre 1986 y 1996, triunfando en tres sub-21 (92, 94 y 96). Agarró la selección mayor para clasificarla a Francia 98 por la ventana, al ganarle el repechaje a Rusia. Ya en el campeonato del mundo, se quedó afuera en cuartos. Los métodos defensivos no fueron bien vistos en una selección que contaba con Robbie Baggio, Vieri, Chiesa, Inzaghi, Del Piero, Moriero y Di Matteo. En Corea-Japón dirigió a Paraguay y otra vez le falló el candado: quiso cuidar un 2-0 frente a la débil Sudáfrica tirando el equipo atrás y se lo empataron. Ya no le funcionaba el sistema.

Cruyff, en cambio, no se apegó a lo aprendido y lo mejoró. Tomó la dirección técnica del Barsa en 1988 y a partir de 1990 transformó su esquema, haciéndolo practicar un fútbol más de ataque, con un defensor menos y volantes de tenencia, como Laudrup y Guardiola (a la postre su sucesor). Los delanteros abriéndoles espacio a esos volantes era la frutilla del postre. Lo mejor de ese Barsa se vio con Romario adelante: parecida gambeta, un rebelde, el baxinho interpretó el guión de Cruyff para hacerlo brillar. Ese Dream Team quedó marcado por siempre buscar el ataque, como si fuera la única solución.

El legado de Maldini, de ese Milán y la posterior dirección técnica de la selección, no parece encontrarse en el presente de la azzurra. Italia es una selección cosmopolita que no consigue hacer pie después de ganar la Copa del Mundo en 2006 con el catenaccio de bandera. Y tampoco hay equipo que imponga esta forma, más allá de algún cuadro desesperado por no descender que busque cuidarse.

El legado de Cruyff se reproduce todos los fines de semana (y en la semana en Champions) con el Barcelona y Bayern Munich, dirigidos por discípulos suyos. También la selección de España se alimenta de ese fútbol total renovado, de los volantes llegando y la posesión, de la ronda y el arco entre ceja y ceja. Este es un fútbol admirable, que tiene sus ribetes pero que siempre está para ser imitado.

Se fueron dos grandes del fútbol, tipos que no pasaron desapercibidos y que hicieron escuela. Dos maneras de ver el fútbol, dos formas de jugarlo. Una se apaga lentamente, la otra se rehace y toma fuerza.

Federico Cavalli – @willycavalli

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas