Derechos Humanos

25 marzo, 2016

Una multitud en la Plaza de la Memoria

A 40 años del golpe cívico-militar miles de personas se reunieron en Plaza de Mayo para repudiar el terrorismo de Estado y exigir juicio y castigo a los genocidas. Organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales y partidos políticos dieron una demostración contundente de memoria colectiva.

A 40 años del golpe cívico-militar miles de personas se reunieron en Plaza de Mayo para repudiar el terrorismo de Estado y exigir juicio y castigo a los genocidas. Organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales y partidos políticos dieron una demostración contundente de memoria colectiva.

El sol del mediodía recibió a los primeros manifestantes en Plaza de Mayo. La gente caminaba por la calle, el tránsito cortado, mientras se terminaban de ajustar últimos detalles en el escenario que recibiría a los oradores. La Garganta Poderosa había vestido la Avenida de Mayo y las dos diagonales con afiches. Su vocación de síntesis imprimó sobre los carteles las caras de Chicha Mariani, Julio López y Rodolfo Walsh.

Se iban armando los puestos de comida entre las muchísimas banderas argentinas y la gente suelta, sin identificación partidaria, llegaba con sus carteles pintados en casa: “Basta bestias: no más despidos, no más inflación, no más tarifazo” o “No quiero ver en esta marcha a ninguno de los que votó a los buitres”.

A las 15 horas empezaron a llegar las primeras columnas dispersas. En la esquina del Cabildo y la ex Jefatura de Gobierno los recibía un gran pasacalles que decía “No al vaciamiento del Grupo 23”. Y ya desde temprano se había visto a los vendedores de Tiempo Argentino ofrecer, persona a persona, la edición especial para el 24 de marzo. A la tarde el rumor de que habían agotado la tirada de 30 mil ejemplares recorrería la multitud como la noticia de una victoria colectiva.

La primera música que sonó fuerte la puso La Chilinga. Mientras la plaza se iba llenando -la primera de las tantas veces que la llenarían miles y miles de personas- con pancartas y carteles y fotos de los desparecidos.

Los carteles seguían corriendo bajo el sol de la tarde: “Refalosa de Taser”, “Yo no voté traición”, “Aguante Zamba”, “No somos light”. Alguien desde el escenario subió el volumen y toda la plaza escuchó los primeros acordes del rock de La Renga.

Y morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje,
ponerle alas a mi destino,
romper los dientes de este engranaje.

– Uh, escuchá. La Renga- Dijo un pibe a su compañero mientras pasaban por el Cabildo.
– ¿Qué tema es?
– Hablando de la libertad. Temazo.

Mientras la bandera del Centro de Estudios Legales y Sociales entraba a Plaza de Mayo, una voz desde el escenario decía: «Nuestra bandera es por la alegría y contra la muerte». Ya casi no había lugar para caminar en las veredas y se veían mezcladas algunas banderas del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), pañuelos verdes de la Campaña por el Aborto Legal, remeras de los Metrodelegados del subte.

A las cuatro de la tarde las Madres cruzaron Bolívar y pisaron la Plaza. Media hora después las siguió H.I.J.O.S. y un poco después la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. En el camión de la Asociación Madres de Plaza de Mayo se vio a Teresa Parodi, Guillermo Moreno, el abogado Pablo Llonto y el politólogo Edgardo Mocca junto a Hebe de Bonafini. Se escuchaban ya los primeros cantitos: «Oh, vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver».

Una hora después se dio lectura al documento mientras llegaban los centros de estudiantes de distintas universidades. La voz desde el escenario advirtió: “No hay democracia sin derechos” y sonaron fuerte los primeros aplausos. “Hoy también recordamos a los militantes de los organismos que ya no están físicamente”. Y, otra vez, la gente acompañó desde la calle. “Milagro Sala es la primera presa política de este gobierno”. Y las miles de personas desaprobaron la detención de la dirigente social con silbidos y abucheos.

Mientras los oradores cambiaban, las columnas seguían entrando a la Plaza. Las banderas de la Asociación de Trabajadores del Estado fueron anticipadas por el humo verde y blanco. Después se empezaron a distinguir pecheras azules de la Confederación General del Trabajo mezcladas con las verdes de ATE. El gritó, unísono, era: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode”.

Desde el escenario un orador evaluó los primeros cien días de Mauricio Macri como presidente: “En estos cien días el país retrocedió, ahora tenemos un país entregado a las corporaciones”, “Con el protocolo buscan meter el miedo en la protestas social”, “Estamos ante un modelo neoliberal”, “Macri es despidos, es militancia perseguida, es leyes antipueblo”, “No vamos a permitir que nos roben el derecho a la memoria”, “El macrismo es el gobierno de la exclusión planificada, es el gobierno para pocos”.

Frente al Cabildo pasaba una bandera con la cara de Berta Cáceres pintada sobre la tela. Y detrás, pequeños grupos bajo las banderas paraguayas, venezolanas, uruguayas, cubanas, peruanas, palestinas y la bandera tricolor de la República española.

Los gremios seguían llegando. Una gran columna encontró a Daniel Catalano (ATE), Beto Pianelli (AGTSyP), el ex ministro de trabajo Carlos Tomada, entre muchos otros. La bandera que llevaban entre todos decía: Pan, paz y trabajo. El sindicato de canillitas llegó un poco después cantando: “Obama sos un cagón, te fuiste a Bariloche porque la plaza es de Perón”. Detrás venían el sindicato de mensajeros, el de taxistas, Cetera y un poco más atrás llegó la Federación de Estudiantes Secundarios: “Olé olé, olé olá, como a los nazis les va a pasar, a dónde vayan los iremos a buscar”.

Mientras tanto, por Diagonal Norte ingresó una columna con la consigna «Una Sola Marcha» encabezada por Patria Grande y seguida por Cienfuegos, La Simón Bolívar, Barricada TV, entre otros.

A las seis y media de la tarde se vieron las primeras banderas de La Cámpora. Sus columnas -que iban a estar durante una hora pasando frente al Cabildo- cantaban: “Vengo, bancando este proyecto…”. Les siguieron Unidos y Organizados, la organización John William Cooke y Nuevo Encuentro.

La segunda marcha, convocada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, ya había empezado y las banderas del Partido Obrero, que había ingresado por Diagonal Norte, ya ocupaban la mitad de la Plaza. Después se verían las insignias del Partido de los Trabajadores Socialistas, Libres del Sur, Partido Comunista Revolucionario, Frente Popular Darío Santillán, la Tendencia Piquetera Revolucionaria, Izquierda Socialista y el Movimiento Al Socialismo, la Colectiva Lohana Berkins.

Los oradores pidieron terminar con la teoría de los dos demonios, cárcel a todos los genocidas, apertura de todos los archivos, recuperación del Banco Nacional de Datos Genéticos. Repudiaron el protocolo represivo y la criminalización de la pobreza y la juventud. Exigieron la derogación de las leyes antiterroristas y el no pago de la deuda externa.

Ya era noche cerrada cuando los manifestantes empezaron a desconcentrar. A 40 años del golpe militar, miles y miles de personas había llenado la plaza una y otra vez para decir, a quien necesite saber, que no nos han vencido.

Juan Mattio – @juanmattio

Foto: Prensa Patria Grande

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