7 marzo, 2016

Cálculos del oficialismo para ser mayoría en el Congreso

Por Federico Dalponte. Pese a la minoría con la que asumió su gestión, hoy Cambiemos exhibe su incipiente fuerza entre los diputados y apuesta a la fractura del Frente para la Victoria en el Senado. Hasta ayer imposible, hoy el avance del oficialismo es casi un hecho.

Por Federico Dalponte. Pese a la minoría palpable con la que asumió su gestión, hoy Cambiemos exhibe su incipiente fuerza entre los diputados y apuesta a la fractura del Frente para la Victoria en el Senado. Hasta ayer imposible, hoy el avance del oficialismo es casi un hecho.

Si uno analizara fríamente los números, concluiría que al interbloque de Cambiemos en Diputados le faltan 40 legisladores para lograr el quórum.

Partiendo de allí, uno podría imaginar a Mario Negri (presidente del interbloque), a Nicolás Massot (presidente del bloque PRO) o a Rogelio Frigerio (principal articulador del gobierno con la oposición) luchando por alquilar lo que no es propio, esforzándose, convenciendo a ajenos de prestarle sus votos al oficialismo.

Sin embargo, ello no necesariamente será así. Hasta ahora, sólo hubo una demostración de fuerza en la que se puso a prueba la capacidad del gobierno de construir mayorías. Fue a finales del año pasado. Con el cuerpo aún de receso, Cambiemos procuró quedar como principal bloque en Diputados y nombrar así a Pablo Tonelli (PRO) como miembro del Consejo de la Magistratura.

Pese a todos los pronósticos, su estrategia fue exitosa. Y ello no porque haya juntado las 129 voluntades necesarias para obtener la mayoría absoluta, sino porque logró captar a varios que se imaginaban como opositores.

Entre tantos, a los diputados del PJ pampeano, a los ex massistas Alberto Roberti y Daría Giustozzi, al Movimiento Popular Neuquino, a los delegados de los hermanos Rodríguez Saá, a los del Partido Socialista y hasta a Victoria Donda y Margarita Stolbizer.

A su modo, todos colaboraron para despojar así al Frente para la Victoria (FpV) de su lugar de privilegio. Algunos repitieron la experiencia y se sumaron a mediados de febrero al interbloque de Cambiemos. Otros, en cambio desistieron, demostrando que su colaboración será esporádica, inconstante, dependiendo de cada tema.

Los diputados que sí

Tal vez sea inexacto considerar sólo a los 89 legisladores que la página oficial de la Cámara de Diputados contabiliza como miembros de Cambiemos. Quizás un examen más tajante de las posiciones políticas ayudaría a tomar en cuenta otros aspectos. Por ejemplo: si uno cuenta a los 89 de Cambiemos y le suma los 37 del interbloque de Sergio Massa, queda a apenas tres diputados de la mayoría absoluta.

Pero es posible creer sin embargo que no será así, que Sergio Massa no entregará tan dócilmente sus votos, por lo que el gobierno entonces podría negociar por separado.

Es cierto que Massa conduce el interbloque, pero de los 37 que lo integran, hay 13 diputados que no le responden automáticamente (entre ellos, los del Movimiento Popular Neuquino y los seis del bloque de Claudia Rucci, ex candidata a vicepresidenta de José Manuel de la Sota).

A esos 13, entonces, podrá el oficialismo también sumar –de acuerdo a cada votación– a los 17 diputados comandados por Oscar Romero, Diego Bossio y Luis Beder Herrera. Con lo que la cuenta da, hasta allí, 119 –apenas diez debajo de la frontera del quórum–.

Sin embargo, bien podrían sumarse también los peronistas oscilantes que conduce Darío Giustozzi, así como los diputados de Rodríguez Saá y el conservador salteño Alfredo Olmedo. Así, con todos, sumaría 126 diputados, misma cantidad con la que se aprobó por ejemplo el proyecto de matrimonio igualitario –pues, como se sabe, siempre son varios los legisladores que se ausentan y otros tantos los que se abstienen–.

Los diputados que no

Por cierto, es también entonces importante conjeturar quiénes y cuántos serán los opositores inflexibles. Para comenzar, bien vale suponer que los 81 diputados del Frente para la Victoria negarían su apoyo a proyectos regresivos, a los que se anexarían lógicamente los aliados o cercanos: diez en total, incluyendo desde los diputados de Gerardo Zamora hasta el monobloque de Carlos Heller.

Van 91, lejos todavía de los 129 que garantizan bloquear cualquier iniciativa del oficialismo. A ellos, naturalmente, deben sumarse los diputados que integran todo ese universo que camina por la amplia avenida de la izquierda y centroizquierda. Por ejemplo, los miembros del FIT, del Partido Socialista, de Libres del Sur, e incluso los monobloques de Alcira Argumendo y Myriam Bregman.

Todos ellos, sumados, alcanzan los 105 diputados. Número insuficiente si no se cuenta con la anexión de los 17 peronistas de Romero y Bossio, los de Giustozzi, los de Rucci o los de Rodríguez Saá. En definitiva, entre los 89 de Cambiemos y los 81 puros del Frente de para la Victoria, hay un universo de 87 diputados que se irán desplazando de un lado al otro en cada votación.

El piso en el Senado

Entre los senadores, la suma que hace el oficialismo no es menos complicada. En principio, deben sumarse los nueve legisladores de la UCR más los seis del PRO y el monobloque de Carlos Reutemann, lo que constituye el piso para cada sesión.

Sobre eso, el gobierno confía en el aporte del interbloque Federal, comandado por Adolfo Rodríguez Saá, quien ya se reunió tanto con el presidente como con sus ministros. En total, es posible que el puntano garantice el voto de cuatro senadores.

Hasta ahora, son 20. A ellos, hipotéticamente, podrían sumárseles los dos del Movimiento Popular Neuquino, los tres del interbloque massista y la senadora María Fiore Viñuales, que responde a Juan Manuel Urtubey. En total son 26, bastante lejos todavía de los 36 necesarios para el quórum.

Del universo que queda sin contabilizar, poco puede preverse. Está el monobloque de Carlos Menem –quien siempre es una incógnita– y también los senadores de la descompuesta centroizquierda –Pino Solanas, Jaime Linares (GEN) y María Odarda (ARI)–.

La clave: el bloque del Frente para la Victoria

La hipótesis de que el oficialismo no podría jamás obtener los 36 votos necesarios para aprobar una ley conlleva una premisa endeble: que el Frente para la Victoria no sufrirá defecciones.

Los 42 senadores del FpV están también atravesados por la propia interna del Partido Justicialista. Y entre la retórica resistente del kirchnerismo y la voluntad acuerdista de los gobernadores del PJ tradicional, Cambiemos intentará tomar ventaja.

Según Juan Manuel Abal Medina, no hay posibilidades de ruptura. Sin embargo, a instancias del gobernador Urtubey, a fines de febrero la senadora María Fiore Viñuales fue la primera en abandonar el bloque. Pero además del salteño, fueron varios los gobernadores del FpV que recibieron últimamente el guiño presidencial con la esperanza de ser canjeado por votos en el Senado –San Juan, Tierra del Fuego, Tucumán–.

No obstante, más allá de los guiños, por ahora el mecanismo más visible de negociación se vincula con los fondos de coparticipación. A ello apuesta fuerte el gobierno.

En definitiva, es posible que la votación del bloque más numeroso del Senado vaya variando de sesión a sesión. Sea como sea, los 11 senadores que hoy separan a Cambiemos de la mayoría absoluta le están demandando al gobierno un esfuerzo que todavía no vislumbra frutos palpables. Aunque ciertamente avanza.

@fdalponte

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