Medio Oriente

23 febrero, 2016

¿Hacia una tregua en Siria?

En un comunicado conjunto hecho público este lunes, los gobiernos de EEUU y Rusia ratificaron que se encuentran dadas las condiciones para dar pie a un cese de hostilidades en Siria entre el gobierno y la oposición armada. En simultáneo, el presidente sirio, Bashar al Assad, anunció la realización de elecciones parlamentarias para el 13 de abril.

En un comunicado conjunto hecho público este lunes, los gobiernos de EEUU y Rusia ratificaron que se encuentran dadas las condiciones para dar pie a un cese de hostilidades en Siria entre el gobierno y la oposición armada. Fue anunciado que el mismo entrará en vigencia a partir del sábado 27 de febrero.

Grupos extremistas como Estado Islámico y Al Qaeda quedarán excluidos de la tregua. En simultáneo, el presidente sirio, Bashar al Assad, anunció la realización de elecciones parlamentarias para el 13 de abril.

Tras una sucesión de avances y retrocesos en el campo diplomático, Washington y Moscú anunciaron el arribo a un consenso en torno a una hoja de ruta para neutralizar el conflicto que azota a esta nación desde 2011. La confluencia de posturas entre las potencias que apoyan a bandos antagónicos en el conflicto fue preanunciada en Munich el 12 de febrero por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

La iniciativa contempla en primer término el congelamiento a nivel local de aquellas zonas donde se considere de urgencia hacer llegar ayuda humanitaria a la población civil, en un esfuerzo coordinado por las distintas partes.

También se buscará demarcar aquellas zonas donde operen fuerzas excluidas del cese de hostilidades y coordinar los esfuerzos para su neutralización. Aquí se encuentran principalmente los grupos salafistas de línea dura, como el Frente Al Nusra (Al Qaeda en Siria) y Estado Islámico (EI).

Este último grupo se responsabilizó por una de las semanas más sangrientas del conflicto. Atentados sucesivos en la ciudad de Homs y en el distrito de Sayyidah Zainab, en el Gran Damasco, dejaron alrededor de 140 víctimas fatales, mayormente civiles.

La Guerra y la paz

Varios desarrollos simultáneos en el terreno aportan razones a la prisa por distender el conflicto. La noticia llega en un momento en que las tropas gubernamentales se encuentran recuperando terreno en múltiples frentes, asistidas por la aviación militar rusa y una diversidad de fuerzas aliadas como el movimiento libanés Hezbollah, milicias iraquíes y fuerzas especiales de la Guardia Revolucionaria iraní.

El gobierno ha recuperado el control casi total de la provincia costera de Latakia, considerada un bastión de los simpatizantes del gobierno y hogar natal del clan Assad. Siendo que allí se encuentra la principal guarnición militar rusa, asegurar el control gubernamental en la zona resulta de vital importancia para que Moscú pueda sostener su presencia en el Mediterráneo oriental.

Además, en la provincia norteña de Alepo, el gobierno junto con fuerzas aliadas ha cortado la principal ruta de suministros que comunica los territorios bajo control rebelde en el norte del país con Turquía. Desde este último país se ha facilitado mayormente la llegada de armamento, equipo y combatientes a las diferentes facciones insurgentes.

Esto se ha retroalimentado con la imposibilidad por parte de las diferentes fuerzas de la oposición en acordar una posición común ante las negociaciones, como también por la lucha fratricida por los despojos que deja la guerra.

La novedad es que en simultáneo con la ofensiva del gobierno, las Fuerzas Democráticas Sirias, una coalición de milicias con diferentes procedencias étnicas e ideológicas lideradas por las Unidades de Protección Popular kurdas, han lanzado su propia operación contra la oposición siria al norte de Alepo. Esto puede señalar un nuevo entendimiento tácito entre las fuerzas kurdas y el gobierno central en Damasco. Tras múltiples victorias a lo largo de 2015, hoy el movimiento kurdo sostiene su propia experiencia de autogobierno en una franja de territorio que se extiende a lo largo del norte sirio, en la frontera con Turquía.

Necesidad y urgencia

La situación presente ha inquietado al gobierno turco, cuyos voceros y funcionarios no han dudado en afirmar que la consolidación de una entidad cuasi estatal kurda les representa mayores inquietudes que las acciones de grupos terroristas como el EI. Además, fue la presión turca la que logró excluir a la delegación kurda de la negociaciones que se estuvieron realizando en Ginebra, Suiza. Desde inicios de este año, las fuerzas militares turcas han acentuado su presión sobre los territorios del norte de Siria, llegando a bombardear posiciones kurdas, al tiempo que dirigen una brutal campaña de represión contra los kurdos dentro de sus fronteras.

Recientemente, Turquía y Arabia Saudita han hecho pública su disposición para intervenir directamente en territorio sirio con el vago fin de “combatir al terrorismo”. Afirmación que ha sido recibida con escepticismo y provocado cruces diplomáticos entre estos países y sus socios occidentales.

La actitud crecientemente beligerante adoptada por Ankara y Riad responde al estancamiento militar de la insurgencia siria. La sola posibilidad de una acción apresurada abre un panorama lúgubre que podría arrastrar a la región a una guerra total. Esto pudo haber empujado EEUU y la OTAN ha concebir un marco de entendimiento con Damasco, Teherán y Moscú. Indirectamente, abonaría a la normalización de lazos con Irán, logro asumido como una victoria política por la administración Obama, y cuyo mercado resulta de particular atracción para la economía europea.

Contemplando el momento como sumamente ventajoso, el gobierno de Bashar al Assad se ha permitido anunciar la realización de elecciones parlamentarias para determinar la composición de los 250 representantes en la Asamblea Popular, órgano del Poder Legislativo. Se trata de la segunda elección multipartidaria de este tipo en la historia de las más de cinco décadas de gobierno del Partido Ba’az. Sin embargo, su peso será difícil de determinar en un país que ha visto su tejido social y su integridad territorial fracturados por el conflicto más sangriento de su historia moderna.

Julián Aguirre – @julianlomje

Foto: Sebastiano Tomada

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