Fútbol

15 febrero, 2016

El peor día de los enamorados

Recuerdo que fue un 14 de febrero. ¿Cómo olvidarlo? El día en el que se celebra el Día de los Enamorados, va y me deja.

Federico Coguzza

@Ellanzallama

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Debo confesar que siempre rehuí de las celebraciones de tal índole. Que esos días olvidaba que fecha era, porque no existía hasta ese maldito día razón parar recordar un 14 de febrero del año que sea.

Es que en esta parte del mundo y en febrero nada importante puede pasar en el fútbol. Es verano y los jugadores traen consigo sus ostentosas vacaciones a los primeros días de entrenamiento. Los entrenadores sus pocas certezas y sus mares de dudas. Los periodistas que le ponen bronceador a la novia del “jugador del verano” al tiempo que, y luego de repetir de que “no se puede seguir viviendo como una guerra cada partido”, ponen en duda la continuidad de entrenadores que todavía no jugaron partidos por los puntos.

Estaba en el trabajo cuando me enteré. La noticia me dejó helado. Imaginarme huérfano de sus caricias en todos los idiomas, me transportó de inmediato a un campo verde pero ya sin flores. No supe que hacer. Mis ojos ya no podían volver a ver ese andar tan particular, esa elegancia que conjugaba ilusiones y sueños que se sueñan despiertos. Ya no. Se había apagado el halo musical y expirado sus pasos de baile.

Recuerdo que caminé sin destino alguno y en el trayecto elaboré mil hipótesis sobre el por qué de su decisión. Evidentemente ya no era feliz. Necesitaba decirlo. Era urgente su adiós. Pero se estaba yendo para nunca más volver. Era como escribió Soriano “triste, solitario y final”.

Supe que hay, y habrá, muchos que se esfuercen en cuidarla bien, de acariciarla cuando sea preciso y porqué no, de dejarla correr como una niña en la inmensidad de un valle verde que te quiero verde. No es tristeza la definición exacta de mi sentir. Es, más bien, una nostalgia prematura. Una sensación de incredulidad con respecto a lo que vendrá.

Ya no la podré ver cruzando la puerta de cal y caminar lentamente hasta quedar atrapada en la red haciendo estallar en estruendoso júbilo un cuerpo que hoy lamenta su partida. Han pasado ya nueve años desde que te fuiste, Ronaldo y te sigo recordando.

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