Salud

11 febrero, 2016

Dengue y Zika: ¿soluciones individuales para un problema colectivo?

En Argentina, a partir de la confirmación del primer caso de dengue a fines de enero de este año, se dio comienzo desde el gobierno a una campaña de prevención aconsejando eliminar recipientes con agua acumulada y usar repelente. Los medios se han hecho eco de estas medidas y se ha llegado al extremo de la comercialización de sapos para combatir al temido mosquito.

Desde hace unos meses en América Latina al ya conocido nombre de Dengue se le agregó el de un virus nuevo llamado Zika transmitido por el mismo mosquito, el Aedes aegypti. En Argentina, a partir de la confirmación del primer caso a fines de enero de este año, se dio comienzo desde el gobierno a una campaña de prevención aconsejando eliminar recipientes con agua acumulada y usar repelente. Los medios se han hecho eco de estas medidas y se ha llegado al extremo de la comercialización de sapos para combatir al temido mosquito.

En diálogo con Con el pie izquierdo de Radio Sur, Guillermo Pacagnini, secretario de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud (CICOP) de la provincia de Buenos Aires, arrojó luz sobre este problema que afecta a nuestro territorio: «Todas las enfermedades llamadas emergentes, como ésta, son derivadas del crecimiento de pobreza y  del deterioro de las condiciones sociales de la población”.

La precariedad de las medidas de autodefensa

Frente a la circulación de la información sobre la enfermedad y las medidas de prevención, el secretario del CICOP señaló varias preocupaciones. La primera relacionada al ocultamiento de las verdaderas causas de la propagación de la enfermedad, que son sociales, económicas y climáticas. En cuanto a las sociales y económicas, indicó que “es muy difícil la erradicación si uno tiene población que vive cerca de basurales o tosqueras -y en Buenos Aires este número es alarmante- o como sucede  aquí en la provincia, que entre el 30% y el 40% de la población tiene problemas de agua potable y de cloacas». «Estas son cuestiones elementales”, planteó.

En cuanto a la circulación de la información respecto de las medidas que deben tomarse, subrayó que las indicaciones a la población no dejan de ser parches, medidas parciales e insuficientes para una situación de la cual debiera hacerse cargo el Estado: “Desde los gobiernos se enfoca el tema como si fuera una responsabilidad individual. El control de la enfermedad se está depositando en la gente. La gente es la que tiene que descacharrizar, evitar el contacto con el mosquito, usar mosquiteros y repelente”.

Y agregó que, por el contrario, “debería haber una estrategia más general». Por un lado para fortalecer los dispositivos sanitarios -«en Buenos Aires la inversión en salud es, en términos relativos, la más baja del país», indicó- y por el otro el lado para mejorar el nivel de vida de la gente, «si no esto no se va a solucionar si no que se va a transformar en una situación recurrente”.

Un modelo que genera enfermedad

Otra de las preocupaciones sobre las que el secretario del CICOP  profundizó, es aquella relacionada con el modelo extractivista que destruye al medio ambiente y favorece a las grandes corporaciones, que no sólo implica una transferencia de recursos de los sectores populares a los sectores con mayores ingresos, si no que genera población enferma: “Este modelo fomenta el desmonte por la tala indiscriminada, fomenta la sojización, el uso masivo de herbicidas. Todas circunstancias que son caldo de cultivo para que haya más enfermedades emergentes”.

Frente a las declaraciones del ministro de Salud, Jorge Lemus, que subrayaban la difícil batalla contra el mosquito indicando que se ha vuelto resistente a los químicos y que por lo tanto deben cambiarse las sustancias con las que combatirlo, Pacagnini señaló que desde las organizaciones de trabajadores de la salud se viene denunciando la toxicidad de los herbicidas que se utilizan de manera directa en el agua o los que se utilizan masivamente sobre las poblaciones, toxicidad incluso que ha sido señalada por la Organización Mundial de la Salud.

La responsabilidad del Estado

“Si se fortaleciera el sistema de salud, si se enviaran contingentes de agentes sanitarios para trabajar en forma directa en los territorios más afectados, si se aumentara drásticamente el presupuesto, y si se tomaran medidas para mejorar las condiciones de vida económicas y sociales y el saneamiento ambiental de manera sistemática, podría haber una perspectiva de mejoramiento”, concluyó Pacagnini.

Desde este sector de trabajadores de la salud, apelan, más que descacharrizar y comprar masivamente repelente, a fortalecer el sistema de salud.

 

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