Cultura

2 febrero, 2016

Theeb: el lobo estepario

Representando a Jordania en la categoría mejor película de habla no inglesa en la edición 2016 de los Premios de la Academia, Theeb rompe con el mito al que quedaron relegadas las películas de esta ambigua categoría. Supervivencia, avance occidental y pérdida de la inocencia a fuerza de balas.

Representando a Jordania en la categoría mejor película de habla no inglesa en la edición 2016 de los Premios de la Academia, Theeb rompe con el mito al que quedaron relegadas las películas de esta ambigua categoría al componer un relato intimista pero aún así dinámico en pleno desierto árabe. Supervivencia, avance occidental y pérdida de la inocencia a fuerza de balas.

En lo que hace al cine no-occidental, se erigieron muchos prejuicios. No es ningún secreto que la construcción de la otredad también atañe al ámbito del cine. Al momento de escuchar sobre una película árabe, lo primero que se imagina un espectador occidental son un montón de personas con turbantes vagando por el desierto, quizá hablando sobre religión y muchas veces enfrentando situaciones y peripecias ligadas una vida en guerra constante. Si bien, para ser honestos, Theeb trata en gran parte sobre eso, no lo hace una manera hermética ni mucho menos.

Theeb (lobo, en árabe) es un niño al que le tocó nacer a principios del siglo XX, en plena expansión del imperio británico sobre Medio Oriente. Hussein, su hermano, es el encargado de enseñarle a disparar y de encontrar agua en ese desierto enorme que los rodea en la región de Hejaz (Arabia Saudita), así como todo lo necesario para sobrevivir tras la muerte de su padre.

Es entonces cuando en el medio de la noche se encuentran con un expedicionario inglés que les pide ayuda en algo en apariencia simple para Huseein y un par de lugareños: visitar el Camino de los Peregrinos. El padre de Hussein y Theeb les dejó algo bien en claro antes de morir: la fraternidad es algo muy importante, al desconocido siempre hay que ayudarlo siempre y cuando prime la supervivencia del más fuerte. Es así como Theeb (en un primer momento a escondidas) y su hermano, junto al expedicionario inglés y un intérprete, emprenden un largo derrotero por las áridas arenas saudíes, abiertos a cruzarse tanto con piratas del desierto como con el burro de hierro. Sobrevivir es la tarea.

Sin dudas la razón del éxito de la película del director Naji Abu Nawar por cuanto festival pasó puede encontrarse en su protagonista, el joven actor Jacir Eid Al-Hwietat. El niño logra componer un arco dramático en su personaje que va desde la curiosidad más insolente hasta el miedo, pasando por la valentía y la angustia con un virtuosismo propio de los grandes. Esto, indudablemente, está potenciado por la hábil cámara de Nawar, que no se queda en planos largos e introspectivos sino que le da una versatilidad al relato que logra acomodar al espectador no habituado a este tipo de historias.

Cuando la dirección ya se asemeja a trabajos de búsqueda en el medio de la nada al modo de la Jauja de Lisandro Alonso, Nawar logra movernos del asiento con alguna inquieta cámara en mano del cine independiente.

La ópera prima del jordano Nawar (quien también la escribió) hizo ruido por cuanto festival pasó -incluido el BAFICI del último año-. No conforme con haber ganado el premio a mejor director en su estreno en el Festival de Venecia en 2014, también fue nominada a mejor película de habla no inglesa y a mejor debut de un escritor, director o productor británico (a pesar de ser jordana, la película fue co-producida por Gran Bretaña) en los Premios BAFTA. En los Oscar compite con Mustang (Francia), El hijo de Saúl (Hungría), El abrazo de la serpiente (Colombia) y A War (Dinamarca).

Ivan Soler – @vansoler

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