29 enero, 2016
Europa le da la espalda a los refugiados
Las últimas medidas anunciadas por los mandatarios europeos indican que quienes huyen de la guerra lo tendrán cada vez más complicado si esperan encontrar asilo en la Unión Europa (UE).

Las últimas medidas anunciadas por los mandatarios europeos indican que quienes huyen de la guerra lo tendrán cada vez más complicado si esperan encontrar asilo en la Unión Europa (UE).
Nada quedó del estupor que generó la imagen de pequeño Aylan, el niño sirio ahogado en la costas turcas y el compromiso de repartirse el asilo de 120 mil personas en dos años. De los 5531 refugiados que se comprometieron ubicar en 2015 sólo con 770 lo hicieron.
Ningún gobierno de Europa quiere asumir los costes políticos (sino es también una cuestión ideológica) de afrontar la crisis humanitaria con políticas integrales. A cambio responden con represión policial, deportaciones forzadas y hasta confiscaciones de bienes.
¿Fin del espacio Schengen?
Desde 1985 la UE fue suprimiendo gradualmente los controles en las fronteras internas, permitiendo así la libre circulación de personas en seno de sus países miembros. Lo que se conoce como espacio Schengen y que hoy corre peligro.
Hungría fue el primer país en construir en 2015 una valla de 177 kilómetros en su frontera con Serbia. Luego fue Eslovenia la que hizo lo propio con los 644 kilómetros que bordean Croacia. Pero Austria fue la primera en levantar un vallado entre dos miembros de la UE con un muro a lo largo de los cuatro mil metros que lo separan de Eslovenia.
Desde ese momento, aunque sin verjas, Suecia, Dinamarca, Francia, Austria, Alemania y Noruega, habían suspendido el Schengen de forma temporal. Ahora se debate la suspensión por dos años para toda la Unión Europea.
Esta semana la Comisión Europea cuestionó la gestión de Grecia en la recepción de refugiados. “El informe muestra que existen graves deficiencias en la gestión de la frontera exterior de Grecia”, declaró Dimitris Avramopoilos, comisario de migraciones y asuntos de interior.
Tras aprobar el informe se dio inicio a un mecanismo que podría concluir, si Grecia no corrige sus deficiencias en un plazo de tres meses, en la exclusión del país heleno del área Schengen.
Lo cierto que Grecia está desbordada. Sólo en los primeros 25 días del 2016 más de 45 mil migrantes y refugiados llegaron a sus costas, 31 veces más que en todo enero del año anterior. La Organización Internacional para las Migraciones determinó que el número de muertes en lo que va del mes alcanzó la cifra de 177 víctimas.
Estas cifras se suman al casi millón de personas que llegaron a Europa vía el mar Mediterráneo y a las más 3600 que murieron en el intento en 2015, según datos de la Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR.
En los últimos días tomó fuerza la propuesta, impulsada por Eslovenia, de reforzar la frontera de Grecia con Macedonia para debilitar el flujo de personas hacia el centro de Europa.
Confiscación de bienes y estigmatización
El parlamento de Dinamarca aprobó este martes una ley que permite a la policía incautar los bienes de los refugiados. La medida se aplica a cualquier artículo que valga más de 1340 euros y no sea esencial ni tenga un valor sentimental. Según el gobierno de centroderecha danés se quiere así cubrir los costos que cada solicitante de asilo representa para el país.
Una medida similar adopto Suiza que retiene alrededor de 900 euros en bienes. El país helvético a su vez aprobó sustraerle el 10% del sueldo durante diez años a quienes con estatus de refugiado obtengan trabajo. Aunque desde la Secretaría de Inmigración suiza aclaran: «Si alguien se marcha de forma voluntaria en el plazo de siete meses, esa persona puede coger su dinero de vuelta y marcharse con él. De otro modo, ese dinero cubre los costes que genera».
Cerca de ahí, en los Estados del sur de Alemania, confiscan cuando el solicitante de asilo supera los 350 euros, como en Baden-Württemberg , y los 750 euros en bienes en Baviera. Desde esta última región un alcalde fletó un micro con 31 refugiados hasta la oficina de la canciller Angela Merkel en protesta a la política de “puertas abiertas”.
Medios británicos no pudieron evitar las comparaciones con el apartheid de Sudáfrica o políticas de la Alemania Nazi cuando se denunció que en Middlesbrough, a sólo unas horas de Londres, 155 de las 168 viviendas destinadas a demandantes de asilo tienen las puertas pintadas de color rojo.
En Cardiff, Gales, una empresa subcontratada por el gobierno local reparte pulseras identificativos para los refugiados. Estas pulseras son la única garantía para que estas personas puedan acceder a los servicios. «Si te quitas la pulsera, no te la puedes volver a poner, así que si quieres comer tienes que llevarla todo el tiempo. Marcarles así de manera cotidiana con etiquetas plateadas, rojas o azules, solo sirve como recordatorio de que siguen llevando el traje de los marginados», declara Eric Ngalle para un artículo de The Guardian.
Peor es la situación de quienes sobreviven en los campos de refugiados improvisados, como el Calais, conocido como “La Jungla”. Ahí, siete mil migrantes esperan, a las puertas del Eurotúnel, la posibilidad de cruzar del Francia a Gran Bretaña. La policía fue acusada de reprimir con gases lacrimógenos a quienes intentan saltar las vallas que rodean el campamento.
Cabe remarcar que los refugiados que intentan entrar a Europa son una pequeña parte. Turquía cobija a más de 1,8 millones, Líbano a casi 1,2 millones y Jordania 600 mil. Mientas Europa, con 500 millones de habitantes, no es capaz de acoger a lo que equivale al 0,2% de su población.
Luciano Coccio – @LuchismoD
Foto: AP
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