26 enero, 2016
Política exterior y dependencia
Por Ulises Bosia. Con el paso de las semanas el gobierno de Mauricio Macri va desplegando su política exterior, que también en este terreno representa un cambio regresivo respecto de los últimos doce años.

Por Ulises Bosia. Con el paso de las semanas el gobierno de Mauricio Macri va desplegando su política exterior, que también en este terreno representa un cambio regresivo respecto de los últimos doce años.
El inicio del gobierno de Cambiemos es una buena oportunidad para tomar nota de que lo que pasa fronteras adentro es seguido atentamente por las principales potencias a nivel mundial y tiene repercusiones concretas en nuestra región. El propio presidente lo confirmó a través de su facebook, donde compartió el balance “muy positivo” de la participación en el Foro de Davos y aseguró que “Argentina fue recibida con un enorme entusiasmo” en su regreso después de tres gobiernos que habían decidido rechazar la invitación.
Realineamiento en el mundo multipolar
Una de las características de la realidad internacional en el siglo XXI es la existencia de un mundo multipolar donde la hegemonía norteamericana -que integra de manera subordinada a la Unión Europea y a otros socios como Israel y Japón- se vio cuestionada o debilitada por el crecimiento de China y la recuperación de Rusia.
En América Latina ese escenario generó un mayor margen de acción de los Estados nacionales frente a los Estados Unidos -la principal potencia dominante durante todo el siglo XX-, que distintos gobiernos nacionalistas, progresistas y de izquierda aprovecharon para recuperar grados de soberanía.
En ese contexto, los intereses chinos y rusos en la región -expresados en grandes inversiones comerciales, financieras, energéticas, militares y en obras de infraestructura-, no se explican únicamente por sus beneficios económicos sino también por su rol geopolítico, que choca con los intereses norteamericanos.
Nuestro país no fue ajeno a ello. Al contrario, se estableció una relación de “socios estratégicos integrales” con China y y se desarrollaron distintos acuerdos con Rusia. Por esa razón, el explícito alineamiento del gobierno de Macri con el bloque liderado por los Estados Unidos representa un cambio de lo hecho a lo largo de los últimos doce años.
Si con Cristina Fernández en el gobierno se corría el riesgo de tomar distancia de Estados Unidos pero fomentar una nueva dependencia con China, ahora con Macri el riesgo es doble: perder la saludable distancia ganada con Estados Unidos y al mismo tiempo acentuar la tendencia a un vínculo dependiente con China, en un segundo plano.
EEUU, Israel y Unión Europea
En Davos, Macri consiguió reunirse con el vicepresidente norteamericano y logró la promesa de que Washington “ayude” a nuestro país a reinsertarse en el mercado internacional de capitales y a atraer inversiones. En esa clave se anunció el levantamiento del veto del Tesoro estadounidense al otorgamiento de créditos para la Argentina en distintos organismos multilaterales. Al mismo tiempo Macri anunció la decisión del gobierno de volver a someterse a las evaluaciones periódicas establecidas en el artículo IV del estatuto del Fondo Monetario Internacional.
Ahora el próximo paso para reiniciar decididamente el ciclo de endeudamiento externo será resolver la negociación con los fondos buitres, que a pesar de los esfuerzos del macrismo por mostrar su docilidad y buena voluntad de pago, no parece tarea sencilla.
Por otro lado, la canciller Susana Malcorra subrayó recientemente “el interés en cerrar el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur”, en referencia al tratado de libre comercio que se viene negociando hace un tiempo pero al que el kirchnerismo nunca le dio luz verde.
Además, el giro en la política exterior incluyó una reunión con el primer ministro británico David Cameron para “relanzar la relación bilateral”. Al respecto, vale la pena citar las declaraciones radiales de la ex embajadora en el Reino Unido, Alicia Castro, quien en referencia al reclamo por la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas aseguró que «Macri no le dio ninguna centralidad al tema”. “Sí lo hizo el Reino Unido, que después de la reunión difundió un comunicado que dice claramente que la postura del primer ministro sigue siendo la misma, que el referéndum fue claro”, agregó.
Finalmente, Macri se reunió con el premier israelí Benjamín Netanyahu, a quien le planteó que Argentina busca comenzar “una nueva era” en sus relaciones con Israel, y ambos se comprometieron a promover la cooperación en temas de ciencia, tecnología, defensa, seguridad y alimentación.
Esa maldita costilla
Según la comunicación oficial, a último momento el presidente argentino desistió de viajar a la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a realizarse en Quito, por problemas de salud derivados de la fisura que sufrió en una de sus costillas.
Es muy sintomático que esta misma lesión no le haya impedido participar del Foro Económico de Davos, de forma tal que quedan claras sus prioridades.
A partir de la reiteración de declaraciones de carácter provocativo e injerencista de Macri, se preveía un nuevo round del enfrentamiento entre las autoridades venezolanas y las argentinas en la Cumbre de la Celac, después del cruce entre la canciller bolivariana Delcy Rodríguez y el propio Macri en Asunción a fines de diciembre.
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En consecuencia, tanto a nivel internacional como continental, la política exterior que está mostrando el macrismo puede sintetizarse en un realineamiento con Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea e Israel, en desmedro de la utilización inteligente de la multipolaridad y del impulso de la integración latinoamericana.
@ulibosia
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