24 diciembre, 2015
Juguetes no sexistas, otra forma de pensar los regalos en las fiestas
La pelota para el nene y la muñeca para la nena, un estereotipo que la sociedad moderna al parecer intenta no seguir reproduciendo. Crece la tendencia en campañas para evitar la segregación infantil respecto al género y la estigmatización en los menores que optan por los juegos sin prejuicios sexistas.

La pelota para el nene y la muñeca para la nena, un estereotipo que la sociedad moderna al parecer intenta no seguir reproduciendo. Crece la tendencia en campañas para evitar la segregación infantil respecto al género y la estigmatización en los menores que optan por los juegos sin prejuicios sexistas.
La mayoría de las empresas en la industria del juguete siguen transmitiendo valores sexistas desde sus productos, pero de a poco algunas han apostado por un giro en sus prácticas. La idea es fomentar la elección de juguetes sin estereotipos de género o que limiten el desarrollo de la personalidad de niños y niñas.
¿Quién no ha escuchado alguna vez el planteo de que si un nene juega con muñecas es de “maricón” y si una nena juega a la pelota es medio “marimacho”? No es raro tampoco que las campañas publicitarias muestren a niños y niñas jugando por separado, cada uno con su “respectivo” juguete, fácilmente diferenciables entre rosas y celestes, o por la actitud que fomentan.
En ocasión del día del niño, para agosto de este mismo año, Liliana Hendel (psicóloga y periodista especializada en cuestiones de género) decía que: “Jugar no solo es un derecho que la ley establece, sino que es importantísimo para el crecimiento de los chicos, su realización personal, aprender uno mismo quien es, y los juguetes ayudan a eso”. Y aclara también, pero para los padres, que “uno y una es lo que es, juegue con lo que juegue”. Lo importante es entonces dejar que los chicos jueguen con lo que ellos quieran y decidan, para fomentar desde una edad temprana el poder de la decisión, en cualquier aspecto de la vida.
Hendel subraya que “los juguetes no tienen sexo, se lo ponemos las personas adultas y no nos damos cuenta que dañamos a los chicos. Tener la posibilidad de que las nenas jueguen con camiones y sean bomberas por un rato, o que los nenes cambien pañales y jueguen a ser papás por que algún día tal vez decidan serlo. Eso es abrirles un mundo mágico”.
También algunas organizaciones vienen realizando campañas para concientizar al respecto, como por ejemplo, la Red Informativa de Mujeres Argentina (RIMA), que propne foros de debate sobre el tema todos los años. Moira Soto (periodista y escritora) relata en su texto publicado por RIMA, “¿Juguetes rabiosos o juguetes pacificadores?”, como se desarrolla esta realidad.
Aclara que pretende contribuir a “a un cambio tan necesario como demorado”. Además de esto destaca un hecho en particular, que “persiste el muy incrustado prejuicio inferiorizador hacia las mujeres: es mucho más fácil que una chica incursione en el sector varones en busca de algo que le interese, que un chico se atreva en el área femenina, bajo pena de ser sospechado -horror y espanto- de mariquita”.
A partir del año pasado, la empresa Toy planet lanzó un catálogo particular a partir de la buena respuesta que ciertas fotos publicadas en su página generaron. En estas fotos se veían niñas montadas en motocicletas o jugando al mecánico, y niños empujando un carrito de bebe y jugando a las muñecas.
Esto tuvo una respuesta favorable en el público, y a partir del 2014 pasó a ser parte del catálogo oficial. La idea de la campaña es fomentar el desarrollo de los niños y niñas. Y además aseguran que está campaña no solo fue una buena estrategia social, sino que fue una buena estrategia de venta, ya que dio resultado a nivel empresarial.
Seguimos con la cruzada contra los estereotipos en los #juguetes. ¿Acaso las niñas no pueden ser motoristas? ¡Haz RT! pic.twitter.com/6zTZtO1rdV
— Toy Planet (@ToyPlanetSL) December 11, 2013
La legitimación de estereotipos negativos parte desde la sociedad y estos se fundan incluso en las acciones más simples. La violencia de género no encuentra sus bases únicamente en el daño físico, si no que todo un entramado simbólico sostiene y legítima estas actitudes. Esos símbolos son los que los padres le dejaran a sus hijos y es tarea de estos limpiar el campo simbólico para que las cuestiones de género sean lo más igualitarias posibles. Que la discusión hoy radique en si los juguetes pueden impartir tendencias sexistas o no, habla de una sociedad que al menos intenta concientizar desde una edad cada vez mas temprana.
David Radosta
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