África

20 noviembre, 2015

Cuba, la independencia de Angola y el fin del apartheid (4)

Cuarta y última nota sobre el papel del internacionalismo cubano en África. Una historia épica, pocas veces contada, sobre como el país caribeño logró garantizar la independencia de Angola, Namibia y el fin del apartheid en Sudáfrica.

Santiago Mayor

@SantiMayor

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Capítulo 7: Cuito Cuanavale, la batalla final

A fines de 1987 las mejores unidades de las Fuerzas Armadas de Angola se encontraban acorraladas en el poblado de Cuito Cuanavale. Las tropas sudafricanas y la UNITA, luego de repeler el ataque sobre Mavinga, habían avanzado hasta allí adentrándose como nunca antes en territorio angolano.

El 25 de noviembre el Consejo de Seguridad de la ONU voto de manera unánime que Sudáfrica “retirara incondicionalmente sus tropas de territorio angolano”. Sin embargo dicha resolución no planeaba sanciones al gobierno de Pretoria si este incumplía con su mandato. “Esto no es por casualidad, sino el resultado de nuestros esfuerzos para mantener la resolución dentro de determinados límites”, le explicó al embajador sudafricano en EEUU el secretario de Estado adjunto para África, Chester Crocker.

Diez días antes de la inofensiva resolución de la ONU, Fidel Castro ya había tomado una definición mucho más efectiva. Las mejores unidades del ejército cubano viajaron a liberar Cuito Cuanavale y expulsar definitivamente a los sudafricanos de Angola.

En una entrevista posterior, sin embargo, Fidel no dejó de remarcar que esa no era su idea original y que tuvieron que ir a resolver el error de los soviéticos que habían sugerido atacar en el sur de Angola. “Aceptamos el desafío, pero desde el primer momento nuestra idea fue acumular fuerzas para atacar en otras direcciones que es el ejemplo que yo pongo, el boxeador, con la mano izquierda lo mantiene y con la derecha lo golpea”, dijo el líder cubano.

Esto se vio en las discusiones posteriores entre cubanos y soviéticos. Estos últimos, embarcados en conversaciones de distensión con EEUU no vieron con buenos ojos el traslado de tropas cubanas e intentaron frenarlo. Sin embargo nuevamente Fidel respondió: “Sudáfrica creó una situación militar peligrosa, lo que obligó a Cuba a reforzar sus tropas en una acción absolutamente defensiva y legítima”.

Además agrego: “Sudáfrica está sobrepasando con sus acciones los límites que pueden conducir a un conflicto de serias proporciones con las tropas cubanas”. Y concluía asegurando “al compañero Gorbachov», que Cuba «hará todo lo que este a su alcance para ayudar a Angola a salir de esta difícil situación”. Y así fue.

Varios meses se combatió en Cuito Cuanavale. Durante enero de 1988 la prensa sudafricana anunciaba la “inminente” rendición de cubanos y angolanos, sin embargo la batalla continuó.

El 23 de enero de 1988 los sudafricanos avanzaron con la intención de dar el golpe final. Sin embargo, en palabras del oficial Breytenbach de las Fuerzas Armadas de Sudáfrica: “Bajo el experimentado mando del general [cubano] Cintra Frías” el ataque “fue frenado abrupta y definitivamente”.

Luego de detener a los sudafricanos en Cuito Cuanavale, las tropas cubanas avanzaron velozmente hacia la frontera con Namibia. El gobierno de Pretoria hacía declaraciones públicas sobre el carácter “grave” de ese avance y que podría desencadenar una guerra mucho peor. Sin embargo, retrocedieron.

Ante esa ofensiva, los EEUU y Sudáfrica no tuvieron otra opción que sentarse a negociar con angolanos y cubanos. Antes, el gobierno de Reagan se había opuesto fervientemente a dialogar con los cubanos, pero el veloz avance de los caribeños no les dejó opción. El mismo Crocker reconoció que no eran los soviéticos si no “Castro quien estaba conduciendo el tren comunista en Angola”.

Por su parte el coronel Dick Lord, de la CIA, declaró: “La manera exitosa con que Cuba ha utilizado su fuerza aérea y la aparente debilidad de las defensas anti-aéreas de Pretoria pone en evidencia el dilema frente al desafío cubano”. Y agregaba que “Cuba lleva la ventaja, especialmente en medios de defensa anti-aérea y en el número de aviones y tropas”.

La histórica supremacía aérea con la que había contado Sudáfrica durante los años del conflicto se desvaneció en cuestión de meses.

Capítulo 8: Una epopeya que cambió la historia

Mientras la década de 1980 llegaba a su fin, el neoliberalismo avanzaba a pasos agigantados y el “socialismo real” se desmoronaba, Cuba lograba una de las victorias más importantes de los países del Tercer Mundo sobre el imperialismo estadounidense y el racismo sudafricano.

El 22 de julio de 1988 la mesa de negociaciones entre cubanos, angolanos, sudáfricanos y estadounidenses se realizó en Cabo Verde. Los representantes del gobierno racista cedieron: el 1 de septiembre retirarían sus tropas de Angola a cambio de un cese al fuego inmediato.

En ese entonces Crocker escribió nuevamente: “Descubrir lo que piensan los cubanos es una forma de arte. Están preparados tanto para la guerra como para la paz. Hemos sido testigos de un gran refinamiento táctico y de una verdadera creatividad en la mesa de negociaciones”.

El 22 de diciembre de ese mismo año, en Nueva York, finalmente la guerra llegó a su fin. Sudáfrica aceptó la independencia de Namibia. Los cubanos habían logrado sostener la integridad territorial de Angola y garantizar la independencia de otro país del continente.

Dos mil setenta y siete cubanos perdieron la vida entre 1975 y 1991, cuando los últimos soldados abandonaron Angola. En el primer año de esta epopeya 36 mil soldados desembarcaron en el país de África Austral y en el momento más álgido de la guerra, en 1988, llegaron a ser 52 mil. Además, 70 mil cooperantes cubanos (médicos, maestros, ingenieros, entre otros) pasaron por Angola durante esos años y 40 mil africanos han estudiado en Cuba totalmente becados desde el comienzo de la revolución a nuestros días.

A la luz de estos hechos, el aporte cubano a África es invaluable. Como declaró Nelson Mandela, la victoria cubana de 1988 “destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco y sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica. Cuito Cuanavale marca el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid”.

Una demostración de la coherencia entre las palabras y los hechos. Cuba es ese país que supo y sabe sentir en lo más hondo cualquier injusticia, cometida contra cualquiera, en cualquier parte del mundo.

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