16 noviembre, 2015
París y Beirut, el terror golpea de nuevo
La semana pasada terminó de forma sangrienta con dos hechos que, aunque geográficamente separados y cubiertos por la prensa mundial de forma desigual, manifiestan la naturaleza compleja y desafiante de cómo opera el terrorismo y la nueva forma (discursiva, política, militar) que han adoptado los conflictos en el siglo XXI.

La semana pasada terminó de forma sangrienta con dos hechos que, aunque geográficamente separados y cubiertos por la prensa mundial de forma desigual, manifiestan la naturaleza compleja y desafiante de cómo opera el terrorismo y la nueva forma (discursiva, política, militar) que han adoptado los conflictos en el siglo XXI.
Después de más de un año de operaciones aéreas de la coalición encabezada por EEUU contra el grupo Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, se resaltan las limitaciones de un enfoque meramente militarista del problema.
Terror sin fronteras
El jueves 12 Beirut, capital del Líbano, fue sacudida cuando dos atacantes suicidas se inmolaron en el bullicioso suburbio de Burj al-Barajneh. El saldo de 43 víctimas fatales y alrededor de 200 personas heridas lo sitúa como el más violento en la historia del país desde el fin de la guerra civil en 1990. Sin embargo, poca fue la relevancia dada por los medios de comunicación a nivel mundial.
Los hechos en París ya son de sobra conocidos. En una serie de acciones coordinadas en distintos puntos del centro de la ciudad, así como en los alrededores del estadio donde estaba teniendo lugar el partido entre las selecciones de fútbol francesa y alemana, tres equipos de asaltantes provocaron un baño de sangre matando a 129 personas e hiriendo a otras 343.
Ambos ataques han sido asumidos por el grupo EI. Fueron precedidos por el doble atentado contra un encuentro por la paz convocado por organizaciones de izquierda y afines a la causa kurda el 10 de octubre en Ankara, capital de Turquía, que dejó más de cien muertos. La lógica seguida en estos no fue el asesinato selectivo, como en el ataque contra la revista Charlie Hebdo, sino buscar generar la mayor destrucción y muerte posible, de manera indiscriminada, contra civiles inocentes.
Historia de dos ciudades
Una primera razón a señalar puede encontrarse en los hechos en el campo de batalla y los recientes golpes sufridos por la organización extremista tanto en Siria como en Irak. Hace más de dos semanas que el ejército sirio ha pasado a la ofensiva en varios frentes, con el apoyo de la fuerza aérea rusa, de combatientes afiliados al movimiento libanés Hezbollah y milicias iraquíes aliadas bajo coordinación iraní.
El gobierno logró romper el asedio de más de dos años que los extremistas habían impuesto sobre el aeródromo militar de Kweiris. Situado en las afueras de la estratégica ciudad de Alepo, corazón industrial, comercial y cultural del país, hoy devastada y dividida entre el gobierno y la oposición armada.
Mientras tanto, en el vecino Irak, fuerzas kurdas han retomado la localidad de Sinjar, en el norte del país. Al recuperar ese distrito, los kurdos también han cortado la principal ruta utilizada por el grupo para conectar sus dominios en Siria e Irak.
Esta serie de reveses sufrida por el grupo explica la necesidad de retomar la iniciativa recurriendo a golpes espectaculares que eleven la moral de sus miembros, al tiempo que demuestren su capacidad para “llevar la guerra a al corazón del enemigo”, donde sea que este se encuentre.
El ataque en Beirut se enmarca como una represalia contra la participación Hezbollah en la guerra siria, cuyo rol ha sido vital en varios de los éxitos logrados por el gobierno. A su vez, el EI busca explotar la inestabilidad política en el Líbano, fruto de la imposibilidad del parlamento de acordar un nuevo gobierno, incentivando un posible conflicto religioso. El primer ministro interino Tammam Salam llamó a la unidad nacional para evitar que el país se vea arrastrado por el sectarismo creciente en la región.
País diverso y plural en su cultura y las regiones que se practican, el Líbano, que comparte una extensa frontera común con Siria, ha estado sujeto a un clima de tensión desde el inicio del conflicto en el vecino país. Esta misma diversidad contrasta con la visión extrema del El, que promueve la imposición por la fuerza de su rígida interpretación doctrinaria del Islam, y califica de herejes y apóstatas a todos aquellos que disientan con su lectura.
Por otra parte, los hechos en Francia no solo han shockeado a la sociedad europea, sino que han golpeado las bases de la política francesa. Se espera que estos hechos acrecienten el apoyo a la ultraderecha y las posturas anti inmigración, estigmatizando y demonizando a un sector minoritario pero importante de ese país, que cuenta con una importante comunidad musulmana, de origen árabe y africano.
Entre 700 y mil combatientes en Siria, la mayoría dentro de las filas del EI o de Al-Qaeda, son ciudadanos franceses. Marginados y sujetos al racismo de una sociedad que no termina de asumir su integración, son fácilmente atraídos por un mensaje que promete redención y un propósito. La creciente militarización de la política exterior francesa, con intervenciones armadas en Somalia, Libia, Mali, Siria e Irak, también sitúan a este país en la línea de fuego de todo aquel que busque “luchar contra los cruzados”. La pasividad con la que los gobiernos han abordado esta problemática se debe en parte a que hasta ahora sus secuelas eran padecidas en otros países.
La guerra detrás de las cortinas
El sábado 14, tuvo lugar en Viena, Austria, la segunda ronda de negociaciones para sentar las bases de una resolución política del conflicto sirio. La misma no involucraba a representantes del gobierno sirio o la oposición, sino a gobiernos que han apoyado a uno y otro bando, ilustrando el carácter global que posee el conflicto.
Al respecto, los representantes iraníes, principal apoyo regional del gobierno sirio, sostuvo que la eventual salida del poder de Bashar al Assad “es un asunto que corresponde solamente al pueblo sirio”, postura que choca con la insistencia por parte de EEUU y sus aliados de que su renuncia es una precondición para todo acuerdo político.
Horas antes, el gobierno sirio recibía a una delegación de legisladores e intelectuales franceses, quizá un gesto que señale que Francia, a la luz de los hechos, esté recalculando su postura.
Julián Aguirre – @julianlomje
Foto: Hanna Sonia
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