Fútbol argentino

13 noviembre, 2015

Tiempos de despertar: los grandes al poder

El conjunto del Vasco Arruebarrena gritó campeón y dejó a Independiente como el único de los cinco grandes sin ganar un título en los últimos dos años. Después del torneo obtenido por Newell’s en el 2013, San Lorenzo, River, Racing y Boca festejaron, marcando una tendencia que hace mucho tiempo no se daba en el fútbol argentino.

El conjunto del Vasco Arruebarrena gritó campeón y dejó a Independiente como el único de los cinco grandes sin ganar un título en los últimos dos años. Después del torneo obtenido por Newell’s en el 2013, San Lorenzo, River, Racing y Boca festejaron, marcando una tendencia que hace mucho tiempo no se daba en el fútbol argentino.

El 12 de diciembre de 2004, Newell’s se coronaba campeón del Torneo Apertura en la cancha de Independiente. A pesar de no haber tenido un fútbol vistoso ni haber logrado una gran cosecha de puntos, el conjunto rosarino rompió en ese entonces con 12 torneos consecutivos ganados por los equipos denominados “grandes”. En el 1998 había sido la última vez que ni Boca, River, San Lorenzo, Racing o Independiente se habían coronado, dejándole ese privilegio al Vélez de Marcelo Bielsa.

Es repetido el comentario de que el fútbol argentino es uno de los más atractivos, ya que el último puede dar la sorpresa venciendo al primero y ningún partido se gana de antemano. A la vez, los elencos más humildes tienen la posibilidad de lograr campeonatos, a diferencia de las grandes ligas de Europa donde entre pocos equipos se reparten el primer puesto hace muchos años.

Las diferencias económicas entre clubes tienden a pesar más en los torneos largos. Es distinto armar un plantel para toda una temporada y pensando en continuidad, que hacerlo para seis meses, posibilidad que hasta hace un año la daba nuestro fútbol con el formato de torneo corto.

Del año 2004 en adelante son varios los equipos que han podido sumar una estrella a sus escudos, algunos incluso por primera vez en su historia. En algunos de los casos, los éxitos llegaron de la mano de un proceso por detrás a nivel club (nótese que no se dijo proyecto, estos implican mucho más tiempo) como en el caso del Lanús de Ramón Cabrero del 2007, los obtenidos por Gareca en Vélez (2011 y 2012) y el Newell’s del Tata Martino en el 2013.

Otros han sido fruto de diversos componentes que, lejos del azar, son bastantes difusos y responden a buenos momentos de futbolistas, conducciones ideales de determinado técnico en un momento específico de un club. Se puede pensar en el Banfield de Falcioni del 2009, que termina yéndose al descenso tres años después aun con la campaña del campeón dentro del promedio, en el título obtenido por Argentinos Juniors en el 2009 con Borghi o el del 2012 obtenido por Arsenal de Sarandí. Incluso River obtuvo un torneo de esa manera en el Clausura 2008, mientras que en el Apertura del mismo año terminó último.

Incluso entre el 2009 y 2011 Vélez, Banfield, Argentinos, Estudiantes y nuevamente el Fortín se repartieron los títulos, generando la racha más larga de la historia de nuestro fútbol sin que ninguno de los cinco grandes irrumpa en los palmares de la Primera División. Ante esto, los clubes grandes seguían divagando en la absoluta mediocridad, con algún que otro título esporádico pero sin plasmar una supremacía contundente. Independiente y River descendieron, Racing y San Lorenzo jugaron promociones.

Por supuesto que no todo es meramente futbolístico, detrás de esto hay una puja de intereses económicos en las oficinas de AFA. Los grandes no quieren perder privilegios y ciertamente no los han perdido en lo que es distribución del dinero por televisión.

Este año Boca y River percibieron 62 millones de pesos anuales, Racing, San Lorenzo, Velez e Independiente cerca de 46 millones, los otros 14 clubes que estaban en primera alrededor de 35 millones y los recién ascendidos sólo 12 millones. Después de la muerte de Julio Humberto Grondona los presidentes de los clubes grandes salieron a poner la voz en el cielo para seguir aumentando el porcentaje de ingresos.

Ya nadie gana por la camiseta, por suerte eso quedó atrás en nuestro fútbol. Los equipos más humildes se dieron cuenta que con poco podían pelar palmo a palmo los primeros puestos o soñar con entrar a alguna copa. Es difícil de pronosticar si esta tendencia de los últimos dos años se podrá mantener en el tiempo, pero parece que los grandes han empezado a reaccionar de una vez por todas ante el crecimiento de otros clubes y están a la búsqueda de la superación constante.

San Lorenzo lo ha hecho en un nivel más estructural, consiguiendo torneo local y Copa Libertadores, ahora quiere dar un salto de calidad apostando a un desconocido Pablo Guede que, según la dirigencia del Cuervo, puede revolucionar el fútbol argentino. River volvió al plano internacional con Libertadores y Sudamericana, además del torneo local. Racing festejó después de 13 años. Boca pudo desquitarse ahora después de algunos años, y no es para menos con el plantel que formó para afrontar este campeonato. Independiente aún no pudo celebrar, pero algunos juveniles que comienzan a lucirse en primera, el buen rendimiento con Pellegrino y la posibilidad de volver a la Copa Libertadores le dan esperanza al hincha del Rojo.

Coincidente con la derechización de la política, aunque no necesariamente consecuencia directa de la misma, en el fútbol se ve algo similar por estos años. Los poderosos vieron como el resto iba ganando lugares que solo ellos supieron ocupar en otros tiempos. Sin embargo, no es este el caso de una política distributiva orientada a que esto suceda. Asistimos en las últimas décadas a mucho horror propio de las dirigencias de los clubes grandes y, en los últimos años, algunos parecen haber despertado.

Lucas De París – @lucass_dp

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