26 octubre, 2015

Las claves del triunfo de María Eugenia Vidal

¿Cuáles fueron los factores que inclinaron la balanza a favor de María Eugenia Vidal, esta porteña de clase media acomodada, sin poderío territorial en el Gran Buenos Aires, cuyo triunfo en el distrito más importante del país hace apenas unas semanas parecía prácticamente un imposible?

El triunfo de la candidata del PRO en la provincia de Buenos Aires aparece como la gran sorpresa de esta elección. Además, termina con 28 años de dominio del Partido Justicialista, en sus diferentes variantes, en el mayor distrito del país. Pero, ¿cuáles fueron los factores que inclinaron la balanza a favor de esta porteña de clase media acomodada, sin poderío territorial en el Gran Buenos Aires, cuyo triunfo hace apenas unas semanas parecía prácticamente un imposible?

Victorias en las grandes ciudades

Los candidatos del PRO lograron desbancar a los intendentes peronistas de La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, las tres principales ciudades de la provincia por fuera del conurbano.

En la capital, Julio Garro se impuso sobre Pablo Bruera por un amplio margen. El intendente saliente nunca logró recuperarse de la caída de imagen que siguió a su pésima actuación durante las trágicas inundaciones que sufrió la ciudad el 2 de abril de 2013. Además, no pudo sumar los votos que había conseguido Florencia Saintout, su contrincante interna, en las PASO.

La militancia PRO en La Plata puso todo su esfuerzo en capitalizar el descontento popular contra Bruera: la campaña no se basó en propuestas concretas de obras en la ciudad sino en remarcar permanente la evidente responsabilidad del intendente saliente en las inundaciones que, oficialmente, dejaron un saldo de 52 muertos.

El partido de General Pueyrredón, que incluye la ciudad de Mar del Plata, también vio el fin de ocho años de gobierno kirchnerista. Carlos Arroyo, candidato del PRO, superó al intendente saliente Gustavo Pulti en una elección absolutamente polarizada: el perdedor superó los 35 puntos.

En Bahía Blanca, en cambio, el recambio no verá la salida de un kirchnerista sino de un massista: Gustavo Bevilacqua dejará el cargo de jefe comunal pero no se quedará con las manos vacías, ya que será diputado nacional por el Frente Renovador. El candidato a sucederlo por su espacio político, Dámaso Larraburu, se quedó por debajo del 10% de los votos, mientras que la elección se disputó entre el ganador Héctor Gay, del PRO, y el segundo, Marcelo Feliú, del FPV.

La alianza con el radicalismo

De la mano del punto anterior aparece el éxito de la estrategia PRO de absorber el aparato radical en la provincia de Buenos Aires. Aunque son pocos los candidatos electos pertenecientes al partido de Alem -muchos de ellos fueron derrotados en las PASO-, los triunfos en las grandes ciudades y en el interior de la provincia, zonas con tradición radical, son pruebas del acierto táctico del macrismo.

En La Plata, por ejemplo, la UCR gobernó durante los primeros ocho años de democracia, hasta que fue derrotada en 1991 por Julio Alak. En Mar del Plata los radicales gobernaron hasta 2007 con Daniel Katz, cuando fueron derrotados por el kirchnerismo en la figura del hoy saliente Gustavo Pulti.

Fortaleza en el interior de la provincia

Junín, Saladillo, Olavarría, Las Flores, 9 de Julio, Pergamino, entre otras, son algunas de las localidades del interior de Buenos Aires en las que el PRO se hizo con la intendencia. El macrismo capitalizó así la imagen negativa de Aníbal Fernández por fuera del conurbano y recibió votos que, en las PASO, habían sido del candidato derrotado del FPV, Julián Domínguez.

En cuatro de las ciudades mencionadas, los candidatos macristas superaron a los intendentes peronistas: tres de ellos del FPV y uno del Frente Renovador. En Saladillo y Pergamino, en tanto, reemplazarán a jefes comunales de la UCR que no participaron de la elección.

Vidal, de esta manera, sostiene su sorprendente triunfo en pilares poco tradicionales. Si bien realizó una buena elección en el conurbano, ganando incluso en algunos partidos -como el caso de su marido, Ramiro Tagliaferro, en Morón-, su apoyo táctico, político y numérico estuvo en otro lado. Las grandes ciudades y el interior de la provincia, con el sostén del aparato del radicalismo, le permiten hoy dar el gran batacazo de este año electoral.

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

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