19 octubre, 2015

«En Palestina nos estamos jugando nuestra humanidad»

El periodista José Fernández entrevistó a la activista argentino-venezolana Valeria Cortes que reside actualmente en la Franja de Gaza. Notas reproduce el diálogo donde Cortes relata las cotidianidad que se vive en la cárcel a cielo abierto más grande del mundo.

El periodista José Fernández entrevistó a la activista argentino-venezolana Valeria Cortes que reside actualmente en la Franja de Gaza. Notas reproduce el diálogo donde Cortes relata las cotidianidad que se vive en la cárcel a cielo abierto más grande del mundo.

– ¿Hace cuanto tiempo estas en la Franja de Gaza y por qué?

– Yo estoy desde hace casi dos años trabajando en la Franja de Gaza. Anteriormente también había viajado para acá.

Reporto los crímenes que la ocupación comete a diario, porque es algo rutinario. No es nada más cuando Gaza aparece en las noticias. Es constante. Por eso mi trabajo es denunciar una situación que los grandes medios ocultan.

– Vos sos argentina.

– Si, yo nací en Buenos Aires pero mis padres por la dictadura militar tuvieron que emigrar a Venezuela por lo que desde los cinco años viví ahí. Me siento latinoamericana, también me siento palestina. Me siento hermana de todos los pueblos que sufren la ocupación, el saqueo de sus riquezas.

Ese es el caso palestino porque no es un asunto religioso si no de colonialismo puro y duro, llevado adelante por una entidad artificial creada por las potencias imperiales. Yo conozco aquí a personas mayores que Israel.

Las grandes potencias le han dado a esa entidad la tarea de realizar una limpieza étnica sobre el pueblo palestino. Por eso estamos llamados nosotros, los ciudadanos y pueblos del mundo, a alzar nuestra voz y nuestras acciones para evitar que este genocidio continúe.

– ¿Cómo se manifiesta esta limpieza étnica de la que hablás?

– Por ejemplo recientemente en una población al sur de la Franja, los francotiradores sionistas cobardemente ocultos tras la valla que rodea este territorio, asesinaron a dos niños: uno de 12 años y otro de 15.

Israel disfruta y es especialista en asesinar niños. No son daños colaterales, no son errores, son sus objetivos militares.

Estuve aquí el año pasado durante la agresión en la que mataron más de 2300 personas. Sobre ese total 531 fueron niños y niñas. Israel tiene una tecnología militar extremadamente moderna y poderosa y sabe muy bien qué están atacando y asesinando.

Yo trabajé con Defensa Civil y he sacado niños de los escombros de hospitales, de hogares. Niños que estaban durmiendo en sus cunas. Y a los que milagrosamente habían sobrevivido, Israel los fue a buscar a las escuelas de la ONU para asesinarlos allí.

Aquí la muerte es algo rutinario. No crean que lo que está ocurriendo ahora es algo atípico. Lo que pasa es que cuando hay demasiados muertos los medios se dignan a publicar lo que sucede.

Gaza es una estrechísima franja de tierra, en su lado más ancho tiene 14 kilómetros y en su lado más largo 42. Está rodeada por esa valla, torretas militares que muchas veces ni siquiera tienen soldados adentro si no sensores de movimiento y con joysticks pueden disparar desde Tel Aviv. Así de cobardes son.

Según las leyes internacionales y la Convención de Ginebra, todos los pueblos ocupados tienen derecho a la resistencia en todas sus formas. Sin embargo Palestina no tiene ejército, se defiende con las uñas y con lo único que Israel no puede comprar: coraje y valor.

Pero lo paga con sangre, muchísima sangre. Ya son casi 70 años de exterminio. Por eso debemos exigir a nuestros gobiernos que retiren su embajador y rompan relaciones con Israel como hizo Venezuela desde 2008.

A mi muchas veces me preguntan si yo odio a esa entidad artificial y esos soldados sionistas. Sin ningún rubor digo que por supuesto los odio porque asesinan niños, asesinan mujeres, asesinan jovenes desarmados. Si nosotros como seres humanos no odiamos, no rechazamos y condenamos con toda nuestra fuerza a los asesinos de niños, ocurre que nosotros estaríamos más enfermos que ellos.

– Vos decís que hay una política de exterminio. Pero también hablabas de que la Franja de Gaza está rodeada y cercada ¿cómo es el día a día en esas condiciones? Porque el exterminio no se expresa solamente en balas.

– Exactamente. Aquí la entidad sionista no solamente mata a bomba o a bala. También mata por hambre, presión, enfermedades.

Israel tiene rodeada a Gaza. Por tierra expliqué, hay una valla alrededor de toda la Franja con sensores de movimiento, torretas militares, globos de vigilancia. Por aire están los drones, los aviones F16 con sus bombas de una tonelada, los helicópteros apache, etc. Y por mar tenemos naves de guerra. Los pescadores palestinos lo sufren día a día. Les roban los barcos, los llevan presos, los matan a tiros.

Las grandes naves militares rodean los barquitos palestinos que además están condenados a no pasar las seis millas de distancia. Recordemos que toda la infraestructura de Gaza está reventada a bombazos y entonces esas primeras aguas de las seis millas están muy contaminadas. No hay pesca allí.

Aquí la ocupación sionista decide. Es igual que una cárcel. Como esas cárceles privadas de EEUU donde el carcelero hace negocio. Porque Israel tiene una población cautiva a la que le vende la comida que deciden que coma, le mandan el agua que deciden que tome. Israel se ha robado todos los acuíferos de Gaza.

El 95% del agua de Gaza es salada. A mi me costó acostumbrarme cuando llegué. Me iba a lavar la cara y el agua que me echaba era agua de mar. Peor que le agua de mar porque está super salinizada y contaminada. Después uno se acostumbra y ya no se echa el agua en los ojos.

Con la electricidad también hay un férreo control de Israel. Hay días que tenemos solo seis horas de electricidad. Todas las casas tienen que tener alguna pequeña batería para las luces de emergencia; todos los teléfonos móviles tienen linterna.

Siempre tenemos una especie de eco de fondo que son los drones que aquí les llaman ‘sanana’ que en árabe significa zumbido de mosquito.

Gaza está bajo total escrutinio de las fuerzas sionistas y todas las muertes aquí están milimétricamente planeadas.

– ¿Cuál es, ante este panorama, la situación del sistema de salud palestino?

– Muy dura la situación. Todos los insumos médicos son permitidos o negados por la entidad sionista. Ellos juegan a la muerte lenta. Si no matan por bomba o bala, matan por mengua.

Los médicos de Gaza tienen que operar muchas veces con las linternas de los teléfonos móviles que contaba. La persona que no me crea puede buscar esa información por internet.

Hay mucha información sobre el conflicto. Yo no quiero que me crean a mí porque estoy acá, pero cuando averigüen la verdad van a tener un compromiso con la causa palestina. Porque si en algún lado hay blanco o negro, el colmo de la persecución y acoso contra un pueblo, eso ocurre en Palestina.

En Palestina nos estamos jugando nuestra humanidad, todo el planeta lo está haciendo.

 

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