16 septiembre, 2015
El miércoles se queda corto: Nueva Argirópolis
En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. Por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Nueva Argirópolis, de Lucrecia Martel.

En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. La realidad es que no hace falta tanto tiempo para ver qué historias tienen para contar realizadores de todo el mundo y por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Nueva Argirópolis, de Lucrecia Martel.
En tiempos de humanos pereciendo en el océano en busca de nuevas (y menos miserablemente trágicas) oportunidades en otras latitudes y el drama de la inmigración y el exilio forzado a flor de piel, el peregrinaje de grandes contingentes de personas en todo el mundo está en el medio de diversos estudios.
El cine, como abordaje artístico a cualquier conflicto en el que el humano se vea involucrado, no es la excepción. Lucrecia Martel entendió esto hace ya varios años atrás y es así como se puso al frente de la historia de Nueva Argirópolis, un cortometraje realizado en 2010.
Una familia es interceptada en las aguas del Río Bermejo. Son varios los efectivos de Prefectura que los detienen y sin embargo ninguno de ellos tiene facilidad para comunicarse con los detenidos: todos hablan en guaraní. El caso de grandes grupos de personas intentando cruzar las terrosas aguas del río se repite como una fórmula, casi todos los días. Las autoridades tienen la intención de comenzar una investigación pero no saben por dónde empezar.
El extremo del hilo que los lleva a algún tipo de origen es una pequeña niña que intenta traducir un video de YouTube que tiene como protagonista una mujer mayor hablándole a la cámara en guaraní. Las palabras en español que se oyen son sólo dos pero se presentan de forma clara y directa: Nueva Argirópolis.
Si bien Martel no estrena películas desde hace ya casi siete años, las publicidades y cortometrajes que realiza constantemente resaltan por el estilo autoral que hizo patente. En este caso, la directora de La ciénaga hace un uso superlativo de uno de los elementos que más la caracteriza: la sutileza con la que construye la historia alrededor del sonido.
Fiel a los ambientes en donde mejor se desenvuelve, Martel coloca a disposición del espectador cada textura que ofrece el Río Bermejo y sus oscuras playas. La incomunicación que supone la mezcla de lenguajes en esa zona del litoral genera un extrañamiento en el público a pesar de ser el guaraní una lengua tan cercana y lejana a la vez.
Los rumores que ofrecen a los habitantes del litoral una vida mejor en aquel lugar del que sólo se sabe su nombre se presentan fragmentados: un lacónico video de YouTube, algunas conversaciones entre efectivos policiales y una niña que sabe guaraní porque se crió con su abuela. El drama del exilio y la búsqueda de una vida mejor en los ojos de la mejor directora del cine argentino.
Iván Soler – @vansoler
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