3 septiembre, 2015
«Es un mensaje político que el Estado asuma como positivo matar una persona»
A partir del caso Rafael Cobos, el joven baleado en un centro cultural de La Plata por un agente de la Policía Local, Radio Sur entrevistó a Rodrigo Pomares, director de Justicia y seguridad democrática de La comisión Provincial por la Memoria para conocer y analizar la formación y desempeño que vienen teniendo estas nuevas fuerzas de seguridad.

A partir del caso Rafael Cobos, el joven baleado en un centro cultural de La Plata por un agente de la Policía Local, Radio Sur entrevistó a Rodrigo Pomares, director de Justicia y seguridad democrática de La comisión Provincial por la Memoria para conocer y analizar la formación y desempeño que vienen teniendo estas nuevas fuerzas de seguridad.
La crítica de Pomares se centró no sólo en la falta de capacitación, lo cual surge a partir del dato de que los agentes de las policías locales fueron capacitados durante seis meses, si no también por la lógica de las fuerzas de seguridad en su conjunto.
En ese sentido cuestionó que «el Estado presente como resultado positivo las muertes de delincuentes abatidos en enfrentamientos», tal como hizo el gobierno provincial a la hora de balancear la efectividad de la «Emergencia en Seguridad» declarada en 2014.
– ¿Qué análisis se puede hacer a partir de las críticas que recibió la policía local por su presunta falta de capacitación?
– En realidad lo que venimos diciendo es más extenso. Nos venimos pronunciando respecto a este tema desde que comenzó el debate sobre las policías locales. Había dos proyectos (cada uno con sus características) y el debate sobre esta fuerza era una oportunidad para repensar el rol de prevención de las policías. Y en este caso de policías de proximidad, es decir aquellas que intervienen en el contacto cotidiano con la población fundamentalmente a los fines de detectar situaciones donde se están cometiendo delitos o son propicias para.
Uno de los proyectos limitaba y planteaba mayores especificidades, fundamentalmente respecto a un punto importante que es el uso de las armas y el estado policial, es decir si estas policías debían mantener su carácter de policía durante las 24 horas del día. Aun cuando están fuera de servicio tienen la obligación de actuar y a esa obligación se le suma la portación del arma reglamentaria.
Nosotros pusimos en discusión y en debate esto. Pero luego vino la creación vía decreto en el marco de la emergencia en seguridad y se crearon estas policías sin debate parlamentario. Además con un esquema bastante improvisado donde ni siquiera quedaron muy claras cuales son las injerencias de los municipios y cual el rango de organicidad de esas policías al Ministerio de Seguridad.
Por otro lado no se avanzó en nada a la restricción de ciertas facultades en función de las atribuciones o el sentido de estas policías de proximidad.
Después vino la implementación donde cada municipio adhirió a un convenio marco, algunos conveniaron otro tipo de funcionamiento de esas policías, en particular Mar del Plata. Entonces con una capacitación de seis meses, porque la emergencia así lo posibilitó, salieron a la calle. Hoy tenemos más de 50 municipios que tienen estas policías en funcionamiento con agentes que portan armas sin capacitación.
– ¿Cualquier persona se puede anotar para ser policía local y haciendo la capacitación de seis meses le dan un arma?
– Exacto. Una licenciatura en turismo creo que dura dos años y requiere instancias de práctica. Un docente tiene por lo menos cuatro años de capacitación. Lo pongo como una comparación genuina, jerarquizando incluso la labor policial. Cualquiera que requiera intervenir ante otras personas necesita una preparación acorde.
– Saliendo de las policías locales ¿cuánto tiempo de capacitación tienen otras fuerzas similares?
– Las capacitaciones en el resto de las policías son más extensas. Depende el tipo de función que vayan a cumplir pero no duran menos de uno o dos años. Igualmente creo que el debate que se impone es que las capacitaciones deben ser mucho más duraderas. Ni hablar de una persona que después va a cumplir una función con un arma.
Pero incluso creemos que un debate genuino e importante es ver cual es el rol de esas policías. ¿Para qué están creadas? Si están creadas como policía de proximidad entonces preguntarnos ¿para qué? ¿cómo van a desarrollar esa tarea? ¿es necesario que lleven un arma? Si lo van a hacer, que se capacite con mucho más detenimiento y que esas armas no estén todo el tiempo circulando, que queden a resguardo mientras están fuera de servicio.
Eso lo planteamos en general. La mayor cantidad de eventos dañinos por intervenciones policiales con su arma se producen en el momento en que el policía está fuera de servicio y afronta situaciones de violencia.
Hace muy poco hicimos una investigación que ya tenemos los resultados en el partido de San Martín. Pudimos detectar que la mayoría de los eventos donde los policías usan su arma es para dirimir conflictos que los involucran directamente, no a terceros. Es decir, en cuestiones personales cuando les quieren robar o intervienen por circunstancias que afectan a su entorno.
O sea que ni siquiera las intervenciones que realiza la policía, en muchos casos, está en función de prevenir delitos que se cometen hacia terceros. Si no cuando asumen la defensa propia de sus bienes. Eso nos preocupa porque se generan muchos más riesgos tanto para el policía como para terceros y no está aportando en nada a la defensa de la seguridad de otros.
– Considerando todos estos puntos que marcaste ¿cómo argumentas contra el planteo de que hace falta más seguridad y eso se resuelve con más policías?
– Dos o tres cosas. Primero que hay que ver que es el delito. La mayor preocupación social tiene que ver con delitos contra la propiedad y en algunos casos por los consumos de sustancias ilegales.
Los delitos contra la propiedad, mayoritariamente, están involucrados en lógicas de mercado. Es decir, se roban determinados bienes porque hay un mercado que los pide, por ejemplo autopartes que ya no están en circulación. O también bienes muy chicos que concentran mucho valor como los celulares, Ipad y demás bienes electrónicos.
Uno se puede cansar de poner policías, pero lo que hace el policía en la calle es -en todo caso- reducir la oportunidad y cuando se reduce la oportunidad en un lugar se desvía a otro. Se buscan otro tipo de formas. La prevención situacional logra algunas cuestiones pero el problema son los mercados.
El problema es como se regula e interviene desde el Estado -no sólo desde el sistema penal- para evitar que esos mercados tengan en la ilegalidad mayores potencialidades que en la legalidad.
En un momento se estudió respecto de las autopartes y se detectó claramente que los vehículos más robados eran aquellos que ya no están en circulación porque sus partes ya no se fabrican. Entonces quién necesita el repuesto y ya no lo puede ir a comprar a una empresa lo tiene que conseguir de otro auto que se desarme. Eso puede ser legal o ilegal, pero en la mayoría de los casos es ilegal, producto de un robo.
Por otro lado más policías en la calle hay que empezar a pensar que, en este esquema, son también más armas en las calles. Y eso implica la posibilidad de que alguien sea lesionado por esas armas ya sean terceros o quienes cometen el delito.
Acá quiero aclarar algo: que el Estado presente como resultado positivo las muertes de delincuentes abatidos en enfrentamientos (así lo dicen) son también las condiciones de posibilidad para que casos como el que ocurrió en La Plata donde le dispararon a un chico en un Centro Cultural sigan pasando. Es un mensaje político que asume que es positivo matar una persona.
– ¿Además de la falta de tiempo y la portación de armas, que otros problemas ven en al conformación de las policías locales?
– No hay mucha claridad respecto a qué y cómo se los capacitó. Si sabemos que había una urgencia porque esas policías estuvieran rápidamente en funciones.
Habría que indagar en detalle que se les dio y que no para el sentido que fueron creadas. Si preliminarmente me atrevo a apelar al sentido básico que es que una capacitación de seis meses no alcanza.
Por eso creo que una de las fallas grandes que hay en todas las capacitaciones es una etapa práctica que implique un acercamiento a la tarea con alguna tutoría. Para que la persona que se va a poner en funciones tenga una noción mínima de que va a hacer en la calle.
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