Economía

25 agosto, 2015

China: desplome bursátil y lunes negro

Las bolsas del mundo cayeron arrastradas por la caída de la bolsa de Shanghái. La incertidumbre global a partir del desempeño de la economía china, la devaluación del yuan y el contexto mundial.

El desplome de la bolsa de Shanghái, SSE Composite Index, que registró una caída del 8,49%, arrastró a las principales bolsa del mundo hacia la baja, en un efecto cascada que rápidamente llevó a catalogar a la jornada como un “lunes negro”. Con un efecto directo primero sobre los indicies bursátiles de Asia y Medio Oriente, la incertidumbre sobre la economía china también se hizo sentir en Europa y Estados Unidos.

Las primeras bolsas afectadas fueron las de Tokio y Hong Kong, con pérdidas del 4,61% y 5,17% respectivamente. En Europa la caída promedió los tres puntos porcentuales, con Paris, Frankfurt, Madrid y Londres a la cabeza. Por su parte en Estados Unidos cerró con caídas del 3,52% el Dow Jones y 3,73% el Nasdaq. Finalmente el efecto también se hizo sentir en las bolsas de América Latina con pérdidas que rondaron el 3%.

La incertidumbre sobre la marcha de la economía global y principalmente sobre el desempeño de China, impulsor del crecimiento mundial, marcaron el pulso de esta jornada. Habría que agregar en este sentido la posible suba de la tasa de interés de referencia por parte de la Reserva Federal de EEUU (FED, por sus siglas en inglés), en el marco del leve la leve recuperación de la economía norteamericana, junto a la caída del precio del barril de petróleo que alcanzó los 38,78 dólares.

De la Burbuja inmobiliaria a la devaluación del yuan

La economía china crecerá este año alrededor de un 7%, al igual que India, lo cual significa una merma en relación a la tasa de crecimiento de dos dígitos registrada hasta la crisis de 2008, pero ubicándose muy por encima del promedio global que según el FMI será del 3,5%, y que la CEPAL sostiene en un 2,5%.

Esta desaceleración de la economía del país asiático se produce a partir de una caída registrada en la demanda a nivel mundial de sus exportaciones, que a su vez incide en la menor demanda de materias primas por parte de este.

El Plan Quinquenal presentado por Pekín en 2011 sostenía como una de sus principales metas un crecimiento apuntalado por el consumo interno y mayores salarios reales, antes que por su importante exportación de manufacturas.

Entre los puntos que resaltaba aquel plan quinquenal se encontraba el desarrollo de la urbanización y la integración territorial. Esta expansión de la construcción provocó la creación de una burbuja inmobiliaria con una fuerte alza en el precio de las propiedades del orden del 140%. Cuando la burbuja estuvo a punto de estallar la intervención del Estado evitó problemas mayores, sin embargo una parte importante de estos fondos se recondujo hacia la las operaciones bursátiles, que vieron incrementar el valor de títulos y acciones en un 150%.

Este alza tocó su techo en junio, cuando se registró una caída del 30% y obligó al gobierno a intervenir, creando un fondo de recompra de acciones. En julio el gobierno nuevamente dijo presente, amplió la inversión para los fondos de pensión y prohibió la venta de acciones del Estado.

Si bien el impacto de las operaciones bursátiles sobre el PIB dista de ser destacado, ya que apenas el 10% de las familias chinas invierten en la bolsa y el grueso de las operaciones involucra a pequeños inversores, en el contexto global esto sumó incertidumbre, merced a la ya conocida deceleración económica del país asiático, en lo que es la profundización de un rumbo marcado desde hace algunos años.

La devaluación del yuan, que según los mandatarios chinos finalizó el jueves 13 de agosto, tras situar a su moneda en 6,401 dólares completó el panorama y generó alertas en las principales bolsas del mundo. Desde el Banco Popular de China defendieron la medida ya que el yuan estaba “demasiado fuerte frente al dólar”, luego de las devaluaciones que entre 2013 y 2014 realizaron la Unión Europea y Japón.

Por otra parte indicaron en un comunicado que “el BPCh ha decidido mejorar su sistema de paridad central de manera que la tasa de cambio de la moneda china, renmimbi (RMB) o yuan, con respecto al dólar refleje mejor la situación del mercado. Es necesario mejorar aún más las cotizaciones del yuan para que sea más consistente con las necesidades de la evolución del mercado”.

A pesar de mencionarse como principal motivo de la devaluación la pretensión de China de ganar en competitividad en el marco de una economía global marcada por la caída del comercio mundial, esta parecería ser insuficiente, por lo cual la estrategia parece seguir un horizonte más financiero que comercial.

La devaluación del yuan parece responder ante todo al intento de internacionalizar la propia moneda y consolidarla en el flujo global de capitales. En ese sentido el principal objetivo perseguido pasa por que el FMI integre al yuan a la canasta de monedas denominada Derechos Especiales de Giro (DEG). Es para destacar que mientras para el año 2011 apenas el 0,24% de los pagos se cursaban en renmimbi, para 2015 esa cifra alcanza el 9,43%.

La leve recuperación de Estados Unidos, junto a una probable suba de la tasa de interés y el devenir de la situación en China con los elementos señalados anteriormente, en un contexto donde la economía global no logra recuperarse del estallido de la crisis financiera del año 2008, terminan por constituir el actual escenario de incertidumbre y fuerte volatilidad.

Leandro Navarro – @navarro_lean

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