Nacionales

19 agosto, 2015

«En Córdoba se encuentra la mayor fuente de votos disponibles»

Entrevista al politólogo Andrés Malamud sobre los resultados electorales que arrojaron las primarias del 9 de agosto. El caso de la provincia de Buenos Aires, a donde irán los candidatos a buscar los votos que les faltan y la posibilidad del ballotage.

El programa Quemar las Naves entrevistó al politólogo y colaborador de El Estadista, Andrés Malamud, para analizar los resultados electorales que arrojaron las primarias del 9 de agosto. El caso de la provincia de Buenos Aires, a donde irán los candidatos a buscar los votos que les faltan y la posibilidad del ballotage.

– Vos escribiste una nota titulada «Síndrome de depresión pos-PASO» ¿qué quiere decir esto en relación al balance que haces de las elecciones primarias del 9 de agosto?

– Lo que las PASO dejaron es algo que hasta ahora no habíamos vislumbrado: una tendencia nacional. Se había votado en la mitad de las provincias y habían ganado diferentes partidos, en algunas el oficialismo, en otras la oposición y en otras partidos locales. Pero no estaba claro quién predominaba nacionalmente.

Ahora no podría estar más claro ya que el Frente para la Victoria (FPV) ganó en 20 de las 24 provincias y lo más notable es que la victoria no se amplió en la provincia de Buenos Aires (porque de ahí viene el candidato). La diferencia vino del interior. En Buenos Aires Scioli sacó más o menos lo que sacó nacionalmente, el 40%. Donde arrasó fue en el noroeste.

– Las elecciones de la provincia de Buenos Aires generaron debates ya que, en general, se puso a la candidata de Cambiemos, María Eugenia Vidal, como la gran ganadora aunque la suma de las listas del FPV le sacaban más de diez puntos ¿Cómo se puede analizar el buen resultado de Vidal por un lado y la interna del FPV por el otro?

– Es una gran pregunta que me permite criticar un mal análisis, no tuyo si no al que haces referencia. Plantear quién ganó los comicios a gobernador es un error porque no hubo tal elección por parte del votante. Se votaron siete cuerpos de boletas que venían pegados.

La duda de los analistas era si iba a arrastrar la boleta de arriba (a presidente) o la de abajo (a intendente). Podían ser las dos pero arrasó la presidencial. María Eugenia Vidal tuvo exactamente la suma de votos de sus candidatos presidenciales. No hizo ninguna gran elección. Lo que no hizo fue una pésima elección, no estorbó. Esto mismo pasó con Felipe Solá que sumó los votos de Massa y De la Sota.

Y también es lo que pasó con los candidatos del FPV. La suma de Julián Domínguez y Aníbal Fernández es más o menos lo mismo que obtuvo Scioli en la presidencial.

Así que no se puede evaluar el resultado de la provincia de Buenos Aires porque es puro arrastre de las candidaturas presidenciales. No tiene identidad provincial propia, no hay corte de boleta para gobernador.

– A partir de este análisis que hacés ¿se puede interpretar que tanto Vidal como la lista de Cambiemos en general no tiene muchas perspectivas de crecimiento más allá de ese 30%?

– Tiene las mismas perspectivas que Macri. Solo eso. Lo que Macri crezca arrastrará Vidal. Macri tuvo un piso de 24%, este es otro número que engaña porque Cambiemos sacó el 30% a nivel nacional pero hay un 6% que fue de Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Entonces Macri tiene que fidelizar ese voto de los perdedores y después salir a buscar el voto afuera.

Es más trabajo que el que tiene que hacer Scioli porque todo lo que sacó el FPV en las PASO lo va a repetir en la primera vuelta.

– Gran parte de los debates que se dieron después de las primarias tuvieron que ver con un posible acuerdo entre Macri y Massa, sobre donde ir a buscar los votos por parte de estos candidatos y Scioli, la cuestión de los votos de De la Sota que a pesar de quedar afuera hizo una muy buena elección ¿Qué posibilidades hay de que alguna de estas cuestiones suceda? ¿De esos posibles cruces de votos?

– De uno sí y del otro no. El escenario en que Massa y Macri hacen un cruce bajando un candidato de un lado y otro del otro: es decir que Massa se baja de la presidencial y Vidal de la provincia no se pude hacer legalmente.

Pueden bajarse los candidatos pero no pueden pegarse las boletas, por lo que quedaría cada categoría con boleta corta. Para que esa estrategia funcione hace falta la complejidad del elector. Este tiene que juntar en el cuarto oscuro la boleta separada de Macri con la de Solá. Pero lo que observamos en el ballotage de la Ciudad de Buenos Aires es que al elector no le gustan estas cosas.

Una vez que se presentaron las listas, que traten de bajarlas, que los medios operen, todas estas cosas no caen bien. Así que eso es inviable.

El segundo escenario es el del voto De la Sota. Esta es la manifestación más grande de la poca fidelidad que tienen los perdedores en las primarias. Lo que observamos un grupo de politólogos es que la fidelización es baja porque las PASO no son una interna partidaria si no un acuerdo de coaliciones entre partidos. El partido que pierde no se siente obligado a apoyar al ganador. Quizás si los cuadros dirigentes que llegaron a un acuerdo pero no los votantes.

Córdoba pesa porque es uno de los distritos más importantes del país y porque ganó un outsider. Es lo que decía antes, hubo 20 provincias que ganó el FPV, dos de Cambiemos (Mendoza y Capital) y dos por peronistas disidentes: Córdoba y San Luis.

San Luis mantiene su candidato porque Rodriguez Saá superó el umbral. Córdoba no mantiene su candidato por eso están todos trabajando ahí ya que es donde se encuentra la mayor fuente de votos disponibles. La cuestión es si esos votos van a ser antikirchneristas -Córdoba es muy antikirchnerista- y van a Macri o Massa, o si van a ser peronistas -también es muy peronista aunque no lo era antes, De la Sota la «peronizó»- y van a Scioli.

– ¿Cómo funciona el sistema electoral argentino respecto al ballotage presidencial? ¿Que porcentaje y/o diferencia debería alcanzar Scioli para lograr ganar en primera vuelta? ¿Está en condiciones de hacerlo?

– El ballotage argentino es particular. No es un invento nuestro, ya existía en algunos países centroamericanos. En primer lugar no exige el 50% más uno en primera vuelta para evitar el ballotage. Exige una minoría alta.

Hay dos posibilidades de lograr esto. Si el primero saca el 40% de los votos y una distancia de diez al segundo, se evita la segunda vuelta. En este caso si Scioli llegara al 40 pero Macri superara el 31 tenemos ballotage.

Pero si el primero llega al 45%, independientemente de lo que consiga el segundo, no hay segunda vuelta. Si Scioli saca 45% y Macri 44%, gana Scioli igual.

Entonces Macri lo que tiene que hacer es (suponiendo que va a salir segundo aunque Massa tiene posibilidades también) reducir la brecha a menos del 10% y tratar que Scioli no llegue al 45%. La expectativa de la oposición es que el FPV no va a llegar a ese número en primera vuelta y es probable que así sea. Por lo tanto tienen que tratar de sumar la mayor cantidad de votos para evitar esa brecha de diez.

Y a lo que Scioli está apostando es a superar el 40% -para lo cual no va a tener dificultad- y mantener la brecha del diez que no consiguió en las PASO ya que sacó 8,4% de ventaja. Es decir que tiene que ampliar 1,5% su diferencia lo cual no es imposible porque Macri tiene que todavía fidelizar el 6% de los votos de Cambiemos.

 

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