Estudiantes secundarios a la espera de la reunión con Bullrich

Suena el teléfono en la casa de un estudiante de la escuela Julio Cortázar de la ciudad de Buenos Aires: “El llamado es para consultarle si ustedes quieren cambiar de establecimiento a su hijo. Relacionado a la toma de la escuela, la Dirección de Educación Media -o a su vez el Ministro- brinda la posibilidad de que su hijo cambie de establecimiento en caso de que ustedes quieran que él no pierda días de clases o por algún otro motivo”.

No sorprende si tenemos en cuenta la historia del conflicto, y la situación de la educación en la ciudad de Buenos Aires. No sorprende si recordamos las respuestas que padres de chicos sin vacantes recibían hace tan sólo un año y medio de parte de algunas autoridades: “Señor, si tiene la posibilidad, mejor inscríbalo en una privada”.

Soprende menos, aún, si recordamos la forma en la que el ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Esteban Bullrich, había propuesto “solucionar” ese conflicto: haciendo público su teléfono personal para que la gente lo llame. “Mauricio siempre dice que la política es resolverle los problemas a la gente”, declaró en ese momento como si la política educativa debiera depender de la ayuda caritativa y personal de un hombre voluntarioso. Vale decir que en ese tiempo el ministro puso a disposición su renuncia al jefe de Gobierno de la Ciudad.

La cuestión es que el viernes pasado, ante la promesa de una reunión con el titular del Ministerio de Educación, se levantaron las tomas de los cuatro colegios secundarios de la Capital que quedaban en esa condición: el Manuel Belgrano, el Rogelio Yrurtia, el Lola Mora y el Aída Victoria Mastrazzi. Durante este año llegaron a ser 14. Los motivos principales: deficiente infraestructura y desjerarquización de títulos en el marco de la implementación de la Nueva Escuela Secundaria de Calidad (NESC).

El temor es que la historia se repita: en 2010, se tomaron decenas de escuelas con el objetivo de reclamar por las condiciones edilicias y materiales en las que se estudia (que incluían desde la falta de matafuegos o calefacción hasta el envío de viandas a los estudiantes con embutidos en mal estado).

En 2012 llegaron a tomarse 40 escuelas por el reclamo del cambio curricular que proponía la NESC -sin discusión previa y desjerarquizando los títulos, en especial los artísticos y los técnicos-.

Ambos conflictos fueron destrabados por promesas luego incumplidas. Esta semana el ministro prometió recibir a los estudiantes. Pero también recibirá cartas de docentes y padres que acompañan los reclamos de los alumnos.

Porque los padres empezaron también a organizarse: “Fueron más adultos que nosotros. Nos enseñaron un montón de cosas. Nos dimos cuenta de que estábamos pintados nosotros porque ellos estaban demostrando que había democracia, que eran adultos, que sabían lo que querían y lo que pedían”, contó Luis Ampuero, papá de Marina, presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas (Lengüitas).

En una entrevista en el programa Fuera de Servicio de Radio Sur, Luis explicó: “Nosotros decidimos participar, porque ellos además son vulnerables, les van a prometer de nuevo y no van a cumplir nada”.
“Tuvimos varias reuniones, le estamos enviando una carta al ministro. Nos pusimos en contacto con un juez y una asesora tutelar, firmamos un acta y ella va a hacer una presentación judicial por el tema edilicio para que se cumpla con lo que se viene prometiendo hace años”, añadió.

La carta redactada por los padres sostiene: “Somos el orgulloso resultado de la mejor educación pública de Sudamérica: la de la República Argentina. Y nos duele tener que decirlo: mucho tememos haber dejado de serlo. Vemos con alarma el estado de deterioro y abandono en el que se ha ido dejando caer a la educación pública en nuestra ciudad”.

En ese mismo escrito se enumeran los reclamos edilicios, entre los que se habla de las “aulas container” que “intentaron ser la solución al problema de la falta de espacio físico y que por suerte jamás fueron implementadas, ya que la comunidad entera del Lengüitas se opuso a que niños de tres y cuatro años fuesen enclaustrados en ellos. Estos contenedores emitieron fuertes descargas eléctricas que atentaron contra la integridad física del por entonces rector de la escuela”.

Allí también se habla de la dudosa sujeción de los ventiladores de techo, de las clases en los pasillos, de las ratas y alacranes encontrados en los cajones y armarios de diferentes aulas, entre otras cuestiones.

“Antes de que yo deje de ser ministro todas las escuelas van a estar en el estado que merecen”, había dicho Bullrich en el programa televisivo “Plan M” en marzo de 2012.

Hoy, se corrió el eje: la discusión pasó a ser si se recuperan o no los días de clases en las vacaciones de invierno, infringiendo el derecho al descanso de los trabajadores y estudiantes. Este lunes a las 9.30 de la mañana, Bullrich prometió recibir a los estudiantes organizados en la Coordinadora de Estudiantes de Base. Y el miércoles se realizará una conferencia de prensa de los padres en la Legislatura porteña.

Amenazas a estudiantes

“Desde el primer día nos encontramos con la policía entrando al colegio. Algunos compañeros que salían del colegio eran seguidos por un auto durante varias cuadras, los vigilaba, siempre el mismo auto. Fue a los mismos compañeros, varias veces», contaron Marina Ampuero y Victoria Stazzone, la vicepresidenta del Centro del Lengüitas,

A su vez añadieron que «también había gente que se paraba en la puerta con autos negros y vidrios polarizados a sacar fotos de nosotros, perseguían a los más referentes, los que salían en los medios a hablar”.

Finalmente mencionaron que tanto estas persecusiones en forma personal y telefónica sin identificación han sucedido con estudiantes de varios de los colegios tomados.

Leticia Garziglia