9 julio, 2015
El futuro de Europa en la mesa de negociaciones de la deuda griega
El miércoles el gobierno griego ha presentado el pedido de de un tercer programa de rescate. Y se ha suspendido la video-conferencia del Eurogrupo programada un día antes. El tema de la deuda griega y la negociación del plan de rescate fue tratado en la Eurocámara.

El miércoles el gobierno griego presentó el pedido de un tercer programa de rescate. Y la video-conferencia del Eurogrupo programada un día antes se suspendió. El tema de la deuda griega y la negociación del plan de rescate fue tratado en la Eurocámara.
El pedido fue presentado en una carta del ministro de Finanzas griego, Euclid Tsakalotos, al Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera. Se trata de una formulación general que pide un préstamo por 50 mil millones de euros a pagar en los próximos tres años. Esa era la cifra que FMI sostenía que era necesaria el último viernes.
Se trata de una suma que multiplica varias veces los 7.200 millones que iban a ser entregados al país heleno en caso de haber acordado el último 25 de junio y que se eleva de los casi 30 mil millones de euros que se pidieron desde Atenas la semana pasada.
En este acuerdo el gobierno griego se compromete a modificar el sistema de pensiones y llevar adelante una reforma fiscal. El mismo Alexis Tsipras anunció en su intervención en la Eurocámara la necesidad de terminar con las jubilaciones anticipadas pero aclaró también la necesidad de redistribuirlas entre quienes no pueden afrontar más ajustes.
A pesar de los trascendidos, habrá que esperar que en los próximos días se especifique la propuesta griega y comiencen a llegar las contrapropuestas de la Troika. Un posible acuerdo debe ser aprobado por los ministros de Finanzas y Economía del Eurogrupo y posteriormente por algunos de los parlamentos de los Estados miembro de la Eurozona.
Negociaciones económicas en los límites de la política
Los tiempos para la negociación parecen extenderse hasta el próximo sábado cuando se reúnan los ministros de Finanzas y Economía del Eurogrupo o -en su defecto- al domingo cuando lo hagan los jefes de Estado de los 28 países de la Unión Europea. Esos serían los tiempos formales.
Los tiempos límites para esta negociación dependen de necesidades distintas. El gobierno heleno tiene la necesidad de un inminente acuerdo para poder mantener el corralito bancario, que en principio durará hasta el próximo lunes, con la posibilidad de que se retiren al menos 60 euros diarios. Del otro lado de la mesa de negociación, el límite tiene fecha y es el 19 de julio. Ese día el país heleno debería acreditar 3.450 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE).
En caso de que no se llegue a un acuerdo el Estado griego se verá obligado a tener que emitir una moneda alternativa al euro o pagarés que permitan afrontar los pagos de pensiones y salarios. Si bien todos los días se anuncia que los bancos se quedarán sin fondos o que empezarán a escasear productos básicos (artículos de higiene, alimentos, medicinas, etc.) nadie sabe cuánto tiempo se podría soportar esa situación. En la información confrontan cínicamente el alarmismo reaccionario y las condiciones de vida que padecen hace años millones de griegos.
Por el lado de la Troika y los países de la Eurozona un default griego ante el BCE podría traer consecuencias poco previsibles y una muy probable devaluación de la moneda. Simultáneamente estallaría la problemática de la financiación de las altísimas deudas públicas de casi todos los países del continente. Los casos de Italia y Portugal cuya deuda supera el 130% de su PBI o de España -que llega al 100%- son los más graves.
La línea dura en la negociación sigue siendo la de los gobiernos conservadores de Alemania, España, Finlandia y Austria. En el caso de Alemania no se trata de una posición unilateral de Angela Merkel o dirigentes políticos tanto conservadores como socialdemocratas, efectivamente un acuerdo con Grecia no es aceptado por la mayoría de la población.
Un caso distinto es el de España en dónde la demostración de que es posible ponerle límites -por menores que sean- a la Troika implica una derrota del PP y el PSOE que en sus sucesivos gobiernos han realizado concesiones aplicando las políticas de austeridad. A fin de año allí hay elecciones y el único beneficiado de un potencial acuerdo es Podemos.
Una posición más dialoguista es la que muestran los socialdemocratas que presiden los gobiernos de Francia e Italia. En ambos países los partidos de François Hollande y Matteo Renzi vienen de cosechar malos resultados electorales en el 2015. En el caso de Francia al interior del Partido Socialista hay un gran descontento con las políticas del gobierno y en el último congreso hubo propuestas de renegociar la deuda de todos los países de la Unión Europea que supere el 60% del PBI.
Otra posición que claramente promueve el diálogo es la del gobierno norteamericano que intenta que se llegue a un acuerdo por intereses geopolíticos. Si bien un salvataje o un «plan B» de Grecia surgido desde otras potencias como China o Rusia es económicamente poco probable en el corto plazo, futuros acuerdos debilitarían los intereses norteamericanos.
Se trata también de una región en la que se mantiene abierta la crisis en Ucrania donde Tsipras ya ha rechazado las sanciones a Rusia y ha viajado a ese país dos veces en el año para impulsar importantes proyectos energéticos. Un fracaso en la negociación lo obligará a estrechar estos vínculos.
Las repercusiones en la Eurocámara
El gobierno griego continúa también con la orientación que expresó desde el primer día. «Es un problema europeo y los problemas europeos requieren soluciones europeas», expresó en su discurso en la Eurocámara Alexis Tsipras. Quien le respondió fue Manfred Weber, el líder del Partido Popular Europeo que le contestó que «los extremistas de Europa le aplauden».
En la Eurocámara Tsipras fue recibido con aplausos, abrazos y carteles que apoyaban el «NO» levantados por eurodiputados de izquierda del resto del continente. El extremismo al que hacía referencia Weber es el de Pablo Iglesias de Podemos que en su discurso sostuvo que «Europa no se está destruyendo por preguntar al pueblo, sino por el totalitarismo financiero y la arrogancia del pueblo alemán».
Marine Le Pen del Frente Nacional de Francia y Nigel Farange de UKIP de Reino Unido -que son las expresiones más reaccionarias del europarlamento- también han dejado sentada su posición. Ambos le pidieron a Tsipras que Grecia abandone el euro para terminar con la austeridad en su país. Esa posición había sido levantada en el referéndum por el Partido Comunista griego (KKE) y los ultranacionalistas de Amanecer Dorado.
Desde el primer día que Syriza llegó al gobierno no han cesado las negociaciones. Se trata de un camino oscuro y sinuoso lleno de riesgos de ambos lados. Teniendo en cuenta esa realidad Tsipras sostuvo en la Eurocámara que «hace falta un acuerdo que nos deje ver la luz al final del túnel».
Lucas Villasenin – @villaseninl
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