Batalla de Ideas

17 junio, 2015

Scioli – Zannini ¿El cambio justo?

Por Ulises Bosia. El anuncio de Daniel Scioli de que su acompañante en la fórmula será Carlos Zannini sacudió al ambiente político y despejó las dudas sobre la política de Cristina de cara a las PASO y al recambio presidencial. Massa y Macri a cuatro días del cierre de listas.

Por Ulises Bosia. El anuncio de Daniel Scioli de que su acompañante en la fórmula será Carlos Zannini sacudió al ambiente político y despejó las dudas sobre la política de Cristina de cara a las PASO y al recambio presidencial. Massa y Macri a cuatro días del cierre de listas.

En modo alguno puede decirse que la situación de la presidenta y del Frente para la Victoria sea de debilidad. Más bien todo lo contrario.

Cristina anunció un proyecto para otorgar movilidad por ley a las asignaciones sociales -AUH, por embarazo y familiares-, utilizando el mismo coeficiente con el que se actualizan las jubilaciones. Se trata de una de las deudas principales que se mantenía en este terreno.

Por otra parte, teniendo en cuenta que nos encontramos a sólo cuatro días del plazo final para la presentación de listas, queda claro que su liderazgo se mantiene firme, lo que se expresa en que la “lapicera” con la que se arman las listas continúa en Olivos, como quedó claro tras el acatamiento al “baño de humildad”.

Junio nos muestra a un Frente para la Victoria optimista jugado a ganar las elecciones en primera vuelta. La situación económica no es para nada óptima, pero es estable. Las paritarias están encontrando caminos de resolución en niveles que se debaten entre empatarle a la inflación y recuperar algo del poder adquisitivo perdido en 2014, producto de la devaluación. Las asignaciones subiendo 30% para quienes no tienen derecho a paritarias, y con perspectiva de actualizarse.

Incluso a los funcionarios del gobierno les queda lugar para recordar que hace un año el juez Griesa fallaba contra nuestro país y a favor de los fondos buitres pero que sin embargo eso significó poco, a pesar de lo que decían los gurúes del poder financiero y el discurso del propio Macri.

La pregunta a hacerse entonces es por qué Cristina no pudo generar un sucesor del riñón ni siquiera en estas excelentes condiciones, sino que optó por negociar con un precandidato que no garantiza una continuidad y, en los hechos, desafía su liderazgo. ¿Cómo fue el proceso por el que se pasó de la “profundización del modelo” y el “vamos por todo” a un acuerdo con el sciolismo para “no volver a los 90”?

El PRO no pudo festejar en Santa Fe (al menos por ahora…)

Los resultados de las recientes elecciones en la provincia de Santa Fe son difíciles de extrapolar al nivel nacional por las características de la provincia. Además, la distancia tan pequeña que arrojó el escrutinio provisorio entre los principales candidatos a gobernador aconsejan mesura en las afirmaciones.

Dicho esto, se puede decir que para el PRO el panorama es menos positivo de lo que esperaba. El lanzamiento concreto de Macri como dirigente nacional requería un triunfo más allá de la General Paz, que por ahora parece negársele.

A diferencia de Lifschitz y Perotti, Del Sel prácticamente no creció entre las PASO y las elecciones generales, lo que le permitió una muy buena elección en un sentido general, pero probablemente lo deja sin nafta a las puertas de la gobernación, por segunda vez consecutiva, en este caso ante un socialismo desgastado y desprestigiado. Quienes capitalizaron mayormente este descenso del Frente Progresista fueron nuevos sectores “por izquierda”, encabezados a nivel provincial por Carlos Del Frade y en Rosario por Juan Monteverde -en una elección sorprendente- y Celeste Lepratti.

En el PRO se debate sobre la estrategia “duranbarbista” de mantenerse “desperonizados”, que le permite seguir presentándose como “lo nuevo” y “el cambio”, pero no parece alcanzar para llegar al gobierno. De todas maneras, los resultados en Santa Fe no son un argumento concluyente: el acuerdo con Reutemann no significó la llegada automática de un caudal de voto peronista que hubiera sido determinante para ganar la elección.

La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser

Como en un barco que pierde agua, Massa intenta llegar a buen puerto mientras va perdiendo peso y ve como se va descargando por la borda todo su armado territorial, que le daba sentido al Frente Renovador. Ante un macrismo conciente de la situación no le queda más opción que diluir alguno de sus hombres entre las listas amarillas o resistir e intentar esquivar el papelón.

Más allá de sus errores, el proyecto del massismo enfrentó una situación que lo superó. Al igual que en el caso de Francisco De Narváez en 2009, surgió como una alternativa victoriosa en elecciones legislativas. Pronosticó que esa derrota intermedia era el preludio del final del Frente para la Victoria y se propuso liderar una renovación desde el peronismo. Abrió “las tranqueras”, pero en unos pocos meses se notó que muy pocos las atravesaron.

Lejos de sus pronósticos, tanto en 2011 como ahora, el Frente para la Victoria se recuperó y bloqueó sus posibilidades. La mayoría de quienes se habían ido volvieron, pero con un agravante.

Scioli como principal precandidato no representa exactamente la continuidad, sino más bien “el cambio justo”, una continuidad a medias, a pesar de sus actuales esfuerzos para pegarse a la imagen de la presidenta, sintetizados en el eslogan “Scioli para la victoria”.

Siendo así, y con el gobierno fuerte, se entiende que la mayor parte de la dirigencia peronista y los sectores del poder económico que bancan su candidatura no vean razones suficientes para preferir encolumnarse detrás de Massa y pongan sus expectativas en Scioli. La polarización con un macrismo que prefiere la estrategia de la firmeza de mantenerse “puro”, porque evalúa que por ahora Cristina “es imbatible”, hizo el resto.

@ulibosia

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