4 junio, 2015

Histórico y multitudinario reclamo de #NiUnaMenos en todo el país

Erradicar la violencia contra las mujeres puede ser difícil pero no es imposible. #NiUnaMenos es un grito colectivo, es meterse donde antes se miraba para otro lado, es revisar las propias prácticas, es empezar a mirarnos de otro modo unos a otras, es un compromiso social para construir un nuevo «Nunca Más».

Erradicar la violencia contra las mujeres puede ser difícil pero no es imposible. #NiUnaMenos es un grito colectivo, es meterse donde antes se miraba para otro lado, es revisar las propias prácticas, es empezar a mirarnos de otro modo unos a otras, es un compromiso social para construir un nuevo «Nunca Más». Repetimos. No queremos más mujeres muertas por femicidio. Queremos a cada una de las mujeres vivas. A todas.

Con estas palabras concluyó el documento de la comisión organizadora de la concentración Ni Una Menos en la Ciudad de Buenos Aires, el cual fue leído por los actores Juan Minujin y Érica Rivas y la dibujante Maitena.

Frente al Congreso de la Nación, como en más de 80 ciudades del país, la concentración fue multitudinaria. Miles de personas se hicieron presentes, acompañando también a muchas mujeres víctimas de la violencia de género y a muchas de las familias de mujeres asesinadas.

El documento se encargó muy bien de repasar la magnitud de esta violencia:

“En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30. En esos 7 años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios. ¿Cuántas mujeres murieron asesinadas sólo por ser mujeres en 2015? No lo sabemos. Pero sí sabemos que tenemos que decir basta”.

“El femicidio es eso: marcar los cuerpos de las mujeres violentamente, y como amenaza para otras: para que las mujeres no puedan decir que no, para que renuncien a su independencia”, dijeron desde el escenario dispuesto en la Plaza del Congreso.  “El femicidio no es un asunto privado, es producto de una violencia social y cultural que los discursos públicos y de los medios vuelven legítima, cada vez que alguien le dice puta a una mujer porque ejerce su sexualidad libremente”, continuaron.  Y agregaron: “Afirmamos el derecho a decir NO frente a aquello que no se desea: una pareja, un embarazo, un acto sexual, un modo de vida preestablecido. Afirmamos el derecho a decir NO a los mandatos sociales de sumisión y obediencia”.

“Los femicidios no deben tratarse como problemas de seguridad. Y la lucha contra ellos exige una respuesta múltiple, de todos los poderes del Estado y todas sus instancias -nacional, provincial, municipal- pero también precisa una respuesta de toda la sociedad civil”, sumaron en el discurso las organizadoras.

“En el país existen líneas telefónicas y oficinas especializadas para orientar y asistir a las víctimas que sufren violencia machista. No alcanzan si no son acompañadas de políticas integrales. No existe en la Argentina un registro oficial de femicidios. Los datos que mencionamos aquí son los que releva año tras año la Organización No Gubernamental Casa del encuentro”, explicaron.

El modo en que los medios, mayoritariamente, tratan el problema, debe transformarse por completo: en muchos casos culpabilizan a las víctimas de su destino: hablan de su vestimenta, sus amistades, sus modos de divertirse. En el fondo, agitan allí el “algo habrán hecho”.

Y también hubo espacio para poner en discusión a los medios de comunicación hegemónicos: “La televisión repite imágenes y palabras que ubican a las mujeres en situaciones de desigualdad, dominación y discriminación. Repite estereotipos. El tratamiento noticioso de los casos de niñas y mujeres asesinadas o desaparecidas, con la invasión de la intimidad de las víctimas y la insistencia en revelar el modus operandi del asesino, contribuyen a que el femicidio se naturalice o se lo convierta en insumo para que el show continúe”.

Las reivindicaciones centrales

La noche anterior a la movilización Victoria Montenegro y Mariana Gras, del Consejo Federal de Mujeres, afirmaron en el programa de televisión 678 que frente a la cuestión de los femicidios “hay falta de información”. “Se ha dicho que no existía el plan nacional para la Asistencia, Prevención y Erradicación de violencia contra las mujeres”,  pero, por el contrario, explicaron que el mismo “fue aprobado por el pleno del Consejo Federal de Mujeres, inclusive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.  También indicaron que el Indec está trabajando en la elaboración de las estadísticas oficiales desde hace un año y siete meses y que no tienen problemas presupuestarios.

Sin embargo, quienes trabajan seria y cotidianamente desde hace años, tratando de acompañar cada uno de los casos de violencia de género, conteniendo a las víctimas y a las familias a las cual le han arrebatado a una hija, amiga o hermana, saben que esto dista mucho de la realidad. Es todo lo contrario. El Estado nacional y los provinciales tienen una responsabilidad enorme en los hechos de femicidios, tanto por acción, omisión y desidia.

En este sentido, las nueve reivindicaciones centrales del documento son bien claras.

Violencia de género nunca más

Hay momentos en la historia en las que las ideas de unas pocas se funden con el sentir de las mayorías, toman fuerza y estallan. Y eso es lo que sucedió este miércoles 3 de junio: millones de personas en todo el país unidas bajo una misma consigna y un mismo reclamo. Ni una menos, basta de femicidios.

Nunca como hasta ahora tanta cantidad de personas habían marchado en nuestro país en repudio a la violencia de género y reclamando su fin. Nunca como hasta hoy tanta cantidad de personas había comprendido que los asesinatos de mujeres por su simple condición de mujeres no son “crímenes pasionales” ni cuestiones privadas, sino un problema social y político que tiene que terminar.

Mucho se ha dicho y debatido desde el movimiento de mujeres y feminista acerca de la consigna de la convocatoria. Que si es lavada, que si es insuficiente, que si es tan amplia que puede colgarse cualquier impresentable. Puede ser. Seguramente.

Sin duda no alcanza con exigir dejar de ser asesinadas. Las mujeres necesitamos más que eso. Necesitamos efectivamente una vida digna de ser vivida, necesitamos más derechos, entre ellos el más elemental, que es aquel de poder decidir libremente sobre nuestro cuerpo. Por eso Ni una menos  es también un grito de reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito.

No alcanza con exigir dejar de ser asesinadas. Pero la jornada del 3 de junio nos coloca a todas en un escalón un poco más alto para preparar e ir por todo lo que falta. Con orgullo, con el puño en alto y con el corazón más violeta que nunca. Porque en el país del nunca más, en el país de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, en el país donde hay madres como Susana Trimarco, donde los Encuentros Nacionales de Mujeres cumplen 30 años y la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito cumple diez, hay millones que salieron a las calles recreando el ejemplo, la lucha y el compromiso.

Como escribió María Florencia Alcaraz en este mismo portal, el 3 de junio no nació de un repollo ni lo parió el twitter. Lo parió el feminismo.

El feminismo argentino dio vida una jornada histórica que lo coloca, al mismo tiempo, ante un nuevo desafío. Del Ni Una Menos, al nuevo «Nunca Más». En este caso, nunca más violencia de género, en ninguna de sus formas.

María Paula García  – @MariaPaula_71

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