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27 mayo, 2015

Se pinchó el globo Aída

Por Mauro Cóceres, desde Resistencia. La durísima derrota de la actual mandataria municipal de Resistencia en las PASO chaqueñas frente a los candidatos del oficialismo, fue una sorpresa. Si hubiese tenido pertenencias de valor, las hubiese apostado y me la jugaba a que no había chances de que la poco atractiva fórmula Domingo Peppo-Daniel Capitanich le ganara a Aída Ayala.

Por Mauro Cóceres, desde Resistencia*. La durísima derrota de la actual mandataria municipal de Resistencia en las PASO chaqueñas frente a los candidatos del oficialismo, fue una sorpresa. Si hubiese tenido pertenencias de valor, las hubiese apostado y me la jugaba a que no había chances de que la poco atractiva fórmula Domingo Peppo-Daniel Capitanich le ganara a Aída Ayala.

Sin embargo la realidad me dio un cachetazo tan fuerte como se lo dio a la propia intendente capitalina, pues finalmente el PJ se impuso con un amplio margen.

Había motivos de sobra para que cualquiera que se ponga a analizar un poquito el escenario pre electoral, llegara a la conclusión de las enormes posibilidades de que la fórmula radical Ayala-Cipolini se impusiera en las PASO sobre las cuatro listas que presentaba el oficialismo provincial, incluso la que llevaba la imagen del ex jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

A las piñas en la vereda de enfrente

En primer lugar, Aída se veía beneficiada por sus principales contrincantes. Un gobernador que se tomó licencia para asumir un cargo nacional donde rápidamente se encontró abofeteado por la propia vorágine del lugar que le asignaron, nada más ni nada menos que la Jefatura de Gabinete. El trabajo consistía en poner la cara todos los días para recibir los sopapos de la prensa y, además, la difícil tarea de defender lo indefendible. Así, la imagen de Coqui se fue desgastando. La Ciudad de la Furia se lo comió crudo.

Durante su largo interinato a cargo del Ejecutivo provincial, el vicegobernador Juan Carlos Ivanoff cumplió con todas las reglas del manual para destruir la imagen de la gestión y de su propio partido. Se peleó con todos los actores sociales, desde sindicatos combativos hasta los que simpatizan con el proyecto nacional y organizaciones sociales, a quienes les dio la bienvenida con una represión que se ganó el repudio masivo.

Pero “Yiyo” no se conformó con estos enfrentamientos, sino que fue más allá. En su intento por demostrar “independencia y autoridad” dentro del frente, se peleó con la mayoría del bloque Justicialista y aliados en la Legislatura, con la mitad de sus funcionarios (varios de ellos terminaron renunciando) y con dirigentes de peso dentro del aparato del PJ.

Pero faltaba el plato principal. Yiyo le declaró la guerra a su propio compañero de fórmula, el gobernador en licencia Jorge Capitanich. Un verdadero bochorno.

Ese escándalo que por muy poco no terminó con la destitución Ivanoff, derivó en una crisis fenomenal dentro y fuera del gobierno, lo cual fue desgastando vertiginosamente la imagen hacia la sociedad del frente oficial. Solo el retorno de Capitanich a sus funciones como gobernador logró poner paños fríos a la crisis del PJ, aunque esto fue parcial, ya que hasta último momento, las listas del Frente Chaco Merece Más se dirimían a los empujones.

Todo esto, claramente favoreció el crecimiento de la imagen de la mandataria municipal, que a su vez, ya le había ganado por paliza la contienda interna al viejo caudillo radical, Ángel Rozas.

“Yo te apoyo, yo te apoyo, yo te apoyo”

El crecimiento de Aída Ayala se reflejaba en las encuestas y las movidas políticas provinciales no estaban exentas de la coyuntura nacional. Todos los presidenciables, que se venían sacando los ojos por hacerse de victorias en las provincias, miraban a la jefa municipal como a un becerro de oro.

Poco a poco, la ex integrante del gobierno de facto del Coronel Ruiz Palacios fue sumando el apoyo de los principales candidatos presidenciales. El primero fue Mauricio Macri, quién comenzó a entablar un diálogo directo con la mandataria hasta que arribó a la provincia para hacer público su apoyo y la integración de su partido, el PRO, a la alianza que estaba tejiendo la ahora líder del radicalismo.

Más tarde fue el turno del ex intendente de Tigre, Sergio Massa, quién sigue intentando salvarse y continuar con chances en la carrera por la Casa Rosada. También el líder del Frente Renovador llegó a la capital chaqueña y brindó su acompañamiento y el de su partido al frente de Aída.

En medio del zigzagueo y de la crisis interna que vivía a nivel nacional la UCR, el presidente del partido, Ernesto Sanz, no quiso quedarse afuera de lo que seguramente analizaba como probable triunfo del radicalismo chaqueño.

Sumada a los tres mosqueteros de la derecha que aspiran a la presidencia, no podía faltar al festín gorila Elisa Carrió. La infaltable “Lilita” se abrazaba con Aída Ayala y brindaba por un triunfo antiperonista.

Con menos trascendencia, aunque también significaba sumar un candidato más, la pseudo progresista Margarita Stolbizer, también le dio su apoyo a Aída.

Cuando la provincia se vistió de naranja

El último factor que sumaba grandes expectativas en el frente aspirante a la gobernación era la enorme campaña desplegada a lo largo y a lo ancho de la provincia. Aceptables spot publicitarios que mostraban “gestión”, enormes gigantografías, carteles y, principalmente, inauguraciones tan pomposas como ridículas. Ejemplo de ello los “bicibotes”, o botes de paseo, mostraban a la candidata a gobernadora y al postulante a la intendencia, paseándose en estos vehículos por las aguas turbias de la Laguna Arguello.

Eran dos los ejes sobre los que centraba su campaña publicitaria: gestión y renovación. En esto último, el “Zorro”, como firmaba los afiches Leandro Zdero, era quizás quién más personificaba a la renovación política por fuera del peronismo, mientras que Ayala representaba a la experiencia en gestión, la prolijidad, la tolerancia y la concordia, en lenguaje republicano liberal.

Esta era la punta de lanza de la campaña de los postulantes de la oposición que llegaban confiados a la disputa electoral del domingo.

Inesperada caída

El domingo, cuando comenzaron a llegar los bocas de urna al local de la calle López y Planes 358, la ingeniera Ayala comenzó con una catarata de argumentaciones que intentaba amortiguar lo que era una derrota contundente.

La intendenta afirmó que esta elección se trató únicamente de internas de los frentes para definir los candidatos que estarán en las generales. Esto es verdad, sin embargo, en términos políticos, se trató de una elección directa entre los candidatos que definirá el futuro resultado en las generales.

El traidor de pinedo

¿Qué pasó? Nos preguntábamos en la noche del domingo quienes mirábamos desde afuera la contienda, al mismo tiempo en que los referentes del frente Vamos Chaco, resignados por los números que se confirmaban desde el Centro de Cómputos, analizaban el resultado que los dio como perdedores en la mayoría de los municipios, incluida la capital, bastión de la ingeniera.

Allí es donde hay que mencionar el nombre Ángel Rozas. La mano negra del dirigente relegado de la conducción del partido centenario jugó un papel preponderante no solo al alejarse de la campaña y evitar mencionar su apoyo a la candidata, sino que además, el ex gobernador y su facción interna, Convergencia Social, votaron por el frente que dirige Capitanich.

Las explicaciones son difíciles de encontrar en arreglos políticos, pues hay muy pocas o nulas razones para que Rozas se vea beneficiado de esta maniobra. Sin embargo, la sangre en el ojo puede llevar a un dirigente que durante muchos años fue dueño y patrón de la fuerza política más grande de la provincia, a buscar venganza personal.

El cadáver político, que se encuentra en el último tramo de su mandato como senador, optó por retirarse de su puesto de privilegio, a las piñas, trabajando por la derrota de Ayala.

* Periodista chaqueño

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