15 abril, 2015
Historia de dos ciudades: El legado de Mauricio Macri en la CABA (III) (Salud)
Tercera parte del análisis dela gestión del Pro en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Hoy, el sistema de salud.

En la cartera de Salud, la gestión macrista no ha tenido una política muy distinta de la de otras áreas sociales (ver Educación), agravando en este caso también la brecha entre el norte y el sur de la Ciudad.
Según la Encuesta Anual de Hogares realizada en 2013, entre la población residente en la Ciudad, el 16,8% tiene sólo al sistema público de salud como cobertura. Este porcentaje alcanza 28,9% en la zona sur, destacándose el 40,9% en la Comuna 8 (Villa Soldati, Villa Lugano, Villa Riachuelo). Además, en esta Comuna en la que viven 300 mil personas, no hay ningún hospital general.
Por otro lado, mediante el plan Cobertura Porteña de Salud lanzado en 2014, el macrismo avanzó en su plan original de discriminar a aquellas personas que no tienen residencia en la CABA e intentan atenderse en los hospitales porteños. Esto se expresa concretamente en desigualdad en acceso a turnos, medicamentos básicos y atención, a través de un sistema organizado para efectivizar la desigualdad, en contra de la Ley Básica de Salud.
(Des)inversión en Salud
El presupuesto en Salud se caracterizó históricamente durante los gobiernos de Mauricio Macri por la reducción de su participación en el total. En 2007 superaba el 23% mientras que el proyectado para 2015 es del 18,1%. A esto se agrega la subejecución presupuestaria que se da todos los años en este sector.
Si bien en la CABA hay 33 Hospitales y 43 Centros de Salud (CESAC), estos se encuentran colapsados, tanto por falta de recursos como por problemas generales de infraestructura y personal. El estado edilicio se ha ido agravando en estos años de gestión macrista, como es el caso de hospitales psiquiátricos Borda, Moyano y Tobar García y los hospitales Álvarez, Muñiz y Udaondo.
De las pocas obras importantes que se realizaron durante el gobierno macrista, una de las más relevantes es el nuevo pabellón de Pediatría del Hospital Penna. Pero esta no fue financiada por el Estado, sino que fue una donación de la fundación “Asociación Civil Siempre Ayuda Nunca Dañes (S.A.N.D.)”, que se encuentra en la lista de evasores presentada a la justicia por el ex directivo del JP Morgan, Hernán Arbizu.
A su vez, la atención en los hospitales de la Ciudad se ve afectada por la falta de suministro de insumos, fundamentalmente en el primer nivel de atención, donde es habitual la falta de guantes, gasas, insulina, tiras reactivas para medición de glucemia y otros insumos básicos. Es llamativo que hasta un 40% de las cirugías se realizan con elementos provistos por los pacientes o sus familiares.
No es menor, como elemento para medir el estado de situación en el sector sanitario, la situación laboral en la que se encuentra una gran porción de los trabajadores de la salud: falta de nombramientos, proporciones significativas del salario en ítems no remunerativos, enfermeros/as que cumplen extensas jornadas de hasta 12 horas, más la situación de los residentes y concurrentes. Estos representan una enorme masa laboral que en muchos casos sostiene la atención de los hospitales, realizando guardias de 24 horas sin ningún tipo de supervisión.
Dos ciudades también en el acceso a la Salud
Existen datos concretos que evidencian cómo la diferenciación entre el norte y el sur de la Ciudad en materia de derechos sociales y políticas públicas también se expresan en lo relativo a la salud de la población.
La tuberculosis, una enfermedad respiratoria vinculada históricamente a las condiciones de vida, en el caso de la Ciudad muestra algunos datos alarmantes. La tasa promedio de individuos que sufren esta infección es superior a la nacional. Mientras que en el país existen 22 casos cada 100 mil habitantes, en la CABA son 33,8. Estos valores, en algunas zonas porteñas llegan a puntos preocupantes: en el área de influencia del Hospital Piñero es de más de 144 cada 100 mil habitantes, alcanzando valores similares a países del África subsahariana.
En su variante pediátrica la tasa de en Argentina es de 9,9 cada 100 mil habitantes y, en comparación con otras jurisdicciones, la CABA posee también la tasa más elevada con 29,7 cada 100 mil niños, triplicando los datos nacionales. Si bien la Argentina acaba de superar los Objetivos del Milenio planteados por Naciones Unidas de reducir a la mitad las tasas de tuberculosis, en el sur de la CABA parece todavía correr el año 1990.
Por otro lado, en 2008, el primer año de gobierno de Mauricio Macri, la mortalidad infantil era del 7,3 por mil. Para el año 2013, rondaba el 8,9 por mil. Las muertes de bebés o niños hasta de un año de edad impactan, sobre todo, en la zona sur de la Capital, cuyos índices duplican a los de la zona norte: trepa hasta los 10,7 por mil.
Además, la expectativa de vida entre una y otra área varía hasta siete años. Para los varones (68,7 años) y las mujeres (76,4 años) que viven en el sur de la Ciudad, estos valores se encuentran por debajo del indicador a nivel nacional (72,1 para los hombres y 78,8 para las mujeres).
La salud mental
Otro espacio de la Salud Pública en la Ciudad de Buenos Aires que se ve afectado por las políticas macristas es el sistema de salud mental. No sólo se ve perjudicado por el vaciamiento presupuestario general en los hospitales monovalentes (especializados), sino también que la falta de personal en estas instituciones es cada vez más visible. Los más afectados son los hospitales psiquiátricos Borda y Moyano, en los cuales faltan recursos básicos como gas y medicamentos.
El proyecto del Pro de demoler el Hospital Borda, amparado en una tergiversación de la ley 448 de Salud Mental, esconde su verdadera intención: la construcción de un Centro Cívico en el lugar y, por ende, un nuevo negocio inmobiliario. Vale recordarla feroz represión desatada por la Policía Metropolitana a trabajadores y pacientes que resistían el desalojo de uno de sus pabellones en abril de 2013.
Dificultades para el acceso al aborto no punible
En otro aspecto, Macri vetó el Protocolo de atención de abortos no punibles aprobado por la Legislatura Porteña en 2012 (veto que posteriormente fue declarado inconstitucional, aunque está pendiente resolución de fondo). En la práctica sucede que este derecho no es garantizado en la Ciudad y, en los casos en los que se realiza, se aplica luego de un difícil tránsito por los hospitales, con maltrato incluido, discriminación y re victimización de las mujeres.
Más beneficios para el sector privado
Por último, la Ciudad no produce sus medicamentos ya que Macri también vetó por decreto la ley de Creación del Laboratorio Estatal de Producción de Medicamentos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (ley 2566/07). Por este motivo, el sistema público estatal de Salud sólo provee, irregularmente, una escasa variedad de medicamentos, quedando el acceso a los mismos librado a la capacidad de pago del usuario. Esto beneficia a las empresas farmacéuticas en desmedro del derecho social a la salud.
Julia de Titto – @julitadt
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