Economía

30 marzo, 2015

“Alquilar se puede”, o cómo dar una respuesta PRO a la crisis de vivienda

Si la toma del Parque Indoamericano a fines de 2010 marcó un hito que contribuyó trágicamente a poner en la agenda pública la cuestión de la vivienda en la Argentina, el programa “Alquilar Se Puede” fue presentado hace dos semanas como réplica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a una creciente preocupación social por la agudización del déficit habitacional.

“La demanda de alquileres en la Ciudad de Buenos Aires aumentó en los últimos años, [pero] a mucha gente se le hace muy difícil. Los gastos de entrada, depósitos, comisión, mudanza, certificaciones, pueden llegar a costar hasta cinco meses de alquiler. Además, por más de que tengan el dinero, muchas personas quedan excluidas […] por no tener un garante con propiedad en la Capital o por no tener ingresos en blanco”.

Esta caracterización, que hasta hace poco tiempo sólo era habitual encontrar en las demandas de organizaciones populares o en hallazgos de investigadores sociales, en realidad forma parte –sorpresivamente– del video de presentación del programa «Alquilar se puede» que, lanzado desde el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), se propone “facilitar el acceso al alquiler en la Ciudad de Buenos Aires”. Pero lejos de llegar a las mismas conclusiones que los críticos de la política habitacional, o de ahondar en un diagnóstico de los problemas de vivienda que atraviesa la capital del país, Alquilar Se Puede despliega una propuesta de escasa llegada, con muchos colores pero pocas soluciones reales.

Boom inmobiliario, boom de precariedad

Buenos Aires ha vivido durante los últimos años un fenómeno aparentemente contradictorio. Mientras que la ciudad ha atravesado un “boom inmobiliario”, que significó sólo en la última década la construcción de alrededor de 20 millones de metros cuadrados, ha aumentado la cantidad de personas con déficit habitacional.

Así, nos encontramos con que entre 2001 y 2010 la población en villas aumentó alrededor de un 50%, pasando de 107 mil a 163 mil según los censos realizados en dichos años, aunque estimaciones más recientes colocan la cifra en 275 mil habitantes. Según estos números, cerca de uno de cada diez porteños vive en barrios no urbanizados, con escaso acceso a servicios de agua y saneamiento de calidad, así como a calles asfaltadas, centros de salud o escuelas.

Si a la situación de las villas le sumamos otras formas de precariedad habitacional presentes en la ciudad, como la vida en inquilinatos, pensiones u hoteles, la cantidad de habitantes con déficit de vivienda alcanza los 500 mil, es decir, uno de cada seis porteños.

Este fenómeno, producto de un desarrollo urbano que ha incorporado a la vivienda a dinámicas mercantiles y le ha quitado su carácter de derecho, hace que haya crecido la cantidad de población que no es dueña del techo en el que vive y por lo tanto debe alquilar. Mientras que hace diez años un 23,9% de los hogares alquilaba, hoy lo hace más del 32%. Sumado a esto, tal como el IVC reconoce con Alquilar Se Puede, los requisitos de garantías, depósitos, comisiones y adelantos se vuelven crecientemente expulsivos, formándose olas de población que se desplaza hacia la rezagada zona sur y particularmente hacia las villas, donde las condiciones para alquilar son más accesibles.

¿Se puede alquilar?

El programa lanzado por el Gobierno de la Ciudad consiste llanamente en un crédito del Banco Ciudad para hacer frente a los gastos de mudanza, a ser devuelto en un plazo de 24 meses a una tasa del 19,5% anual. El monto, a ser convenido con el Banco, puede alcanzar hasta cinco veces el costo mensual de alquiler (que no puede ser mayor a $5000), con lo que se presupone que el inquilino podrá costear la comisión inmobiliaria, el depósito en garantía y el pago de mes adelantado, entre otros gastos. Además, se ofrece una garantía bancaria en caso de no contarse con garantía propietaria.

Por otra parte, el programa ofrece un subsidio especial a “familias en situación de vulnerabilidad”, definidas como aquellas que tienen ingresos netos de entre $4700 y $9400, para cubrir una parte del alquiler, pero no se especifican los montos ni las condiciones del subsidio otorgado.

El ingreso a Alquilar Se Puede se alcanza a través de una selección efectuada cada cuatro meses con un sistema de puntaje que prioriza a familias jóvenes con hijos menores y a estudiantes, así como a “casos con discapacidad y situaciones habitacionales vulnerables”. Para postular, no es necesario contar con un trabajo registrado; más bien, es bastante flexible en cuanto a las condiciones requeridas. De este modo, indica el sitio web, “Alquilar Se Puede mejora la equidad en el acceso a las oportunidades, y es progresivo, brindando mayor ayuda a quienes más la necesiten”.

La flexibilidad de las condiciones para postular al programa, sumada a la baja tasa anual, de menos del 20%, hacen de Alquilar Se Puede una alternativa atractiva y auspiciosa para quienes resulten seleccionados. Sin embargo, el bajísimo monto de créditos a otorgar –apenas 6000 para las tres convocatorias que habrá en 2015–, al contrastarse con los números del déficit habitacional analizados arriba, llevan velozmente a la conclusión de que no estamos sino frente a otra medida de “maquillaje”.

Una salida PRO

En lugar de regular los precios y las condiciones de los alquileres, crear instancias de defensa de los inquilinos, construir viviendas sociales o implementar impuestos a las viviendas ociosas, el Gobierno de la Ciudad ha sido parte activa en la creación y el sostenimiento del problema del acceso a la vivienda.

El PRO se muestra ahora dispuesto a atacar los síntomas, e implícitamente desconoce, en el mismo acto, la responsabilidad política que le atañe por la propia existencia del problema. Así, otorgando créditos para facilitar el acceso a los alquileres, niega que sea de su competencia el intervenir y regular el mercado inmobiliario.

En otras palabras, el Estado toma la tarea de abrir los caminos de acceso al mercado para aquellos que de lo contrario no podrían competir en él y se verían por ende desplazados hacia mercados informales que nacen como contracara de las propias políticas gubernamentales: las villas y los asentamientos urbanos.

Que políticas como Alquilar Se Puede logren mostrarse ante la mayoría como una respuesta viable a los problemas de vivienda en la ciudad, sólo ratificaría que el PRO ha tenido éxito en la tarea de forjar una gran afinidad entre sus políticas y su ideología y las expectativas, ideales y categorías de la población. Aunque, sin embargo, no resuelva los problemas de fondo.

Andrés Scharager

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas