Medio Oriente

19 marzo, 2015

Benjamin “Bibi” Netanyahu: El inmortal

Contradiciendo todos los sondeos de los últimos días e inclusive las primeras boca de urna, el actual primer ministro israelí realizó una impensada elección y se quedó con 30 escaños en las elecciones generales, seis por encima de la coalición laborista, con 24.

Contradiciendo todos los sondeos de los últimos días e inclusive las primeras boca de urna, el actual primer ministro israelí realizó una impensada elección y se quedó con 30 escaños en las elecciones generales, seis por encima de la coalición laborista, con 24.

Con los primeros datos oficiales a altas horas de la madrugada, se desvanecieron de un plumazo las esperanzas de los laboristas, los demócratas y moderados estadounidenses, los dirigentes palestinos y la mayor parte del mundo en general: Netanyahu, el irrompible líder derechista israelí volvió a imponerse por un margen impensado sobre su rival, la coalición de centro “Campo Sionista”, integrada por el laborista Isaac Herzog y la centrista recientemente expulsada del gobierno por el mismo Netanyahu, Tzipi Livni.

Los ganadores: Netanyahu, la lista árabe unida, Moshe Kahlon

Por un lado, el gran ganador indiscutido es Netanyahu y su partid Likud. Merced a una derechización y un creciente extremismo en sus posiciones, ha conseguido capturar el electorado de los otros partidos de ultraderecha, desatomizando al bloque ideológico conservador, y fortalececiéndose frente a los otros partidos nacionalistas su indiscutido liderazgo.

Parecen haber sido efectivas en este sentido las contundentes declaraciones realizadas en los últimos días en contra del acuerdo entre Estados Unidos e Irán (en el mismo congreso norteamericano, algo inédito en la historia de las relación entre ambas naciones), la afirmación de que ningún Estado palestino sería creado si resultaba elegido e, incluso, el reprochable twit realizado el mismo día de la votación, alertando contra los peligros que representa la presentación de una lista árabe unida para los ciudadanos israelíes de origen judío.

En definitiva, no debería resultar demasiado complicado para “Bibi” formar un gobierno de coalición en los próximos días. Sin embargo, deberá vérselas con un ex integrante de su propio partido, Moshe Kahlon, famoso por emprender, durante su mandato como ministro de Telecomunicaciones, una audaz reforma del mercado de la telefonía celular, que fue vista por parte del publico israelí como un gran logro en la lucha contra el alto costo de vida en Israel, temática que preocupa a la población.

En 2012, Kahlon se retiró del Likud con fuertes declaraciones contra Netanyahu para formar su propio partido, con un perfil más “social” y centrado en cuestiones económicas, y aunque la relación con Netanyahu es mala, no debería ser un impedimento para cerrar una coalición.

Así mismo, otro gran ganador ha sido la lista árabe unida, que por primera vez reunió a todas las expresiones ideológicas (comunistas, islamistas y nacionalistas) de los árabes israelíes (palestinos que luego de 1948 quedaron del lado israelí de la “línea verde” y por lo tanto, les fue otorgada la ciudadanía), en una única lista que luego de sufrir al compás de las bocas de urna y los primeros cómputos oficiales, terminó obteniendo un porcentaje de votos mayor al esperado y se quedó con 14 escaños. Está por verse sin embargo si las expresiones ideológicas tan disimiles que componen la lista, podrán mantener la unidad de acción en el parlamento.

Los perdedores: el laborismo, el centro, la izquierda y los ortodoxos

Sin dudas el laborismo es el gran derrotado de la jornada. Cegado por los datos alentadores de las encuestas, terminó haciendo una campaña mediocre y de baja intensidad. Su propuesta de negociación con los palestinos pero incorporando al territorio israelí a todas las grandes colonias ilegales actualmente existentes, fue también tibia y ambigua, incapaz de contagiar entusiasmo. Cuando la centroizquierda se parece demasiado a la derecha, los votantes prefieren el original y no la copia.

Por otro lado, los centristas de Yesh Atid, pasaron de ser para muchos una prometedora segunda fuerza, a un lugar secundario con solo 11 bancas. El flojo desempeño de su lider Yair Lapid como ministro de Economía y la aparición de Moshe Kahlon, muy probablemente tengan que ver con esta caída.

Aún peor es el balance para los izquierdistas de Meretz. De ser uno de los partidos más importantes de la escena política israelí (en 1992 obtuvo 12 bancas y fue clave para la elección de Rabin como primer ministro), ha pasado a solo cuatro bancas y quedó a poco de no lograr siquiera superar el piso mínimo. Su líder Zehava Galon, renunció apenas se conocieron los resultados.

Por último, muy negativo es el balance para los partidos ortodoxos como Shas (siete escaños), Yehadut Hatorah (seis) y Yahad (no llegó al mínimo). Los ultraderchistas Avigdor Lieberman y Naftali Bennett (a quien las encuestas auguraban una buena elección) también les fue mal: Solo seis y ocho escaños respectivamente, y deberán subordinarse a Netanyahu si no quieren desaparecer políticamente.

La contramarcha continúa

En los próximos días, Netanyahu deberá formar una coalición de gobierno. Las opciones son básicamente dos. La más probable, una coalición ultranacionalista similar a la que venía gobernando hasta ahora, pero aún más corrida hacia la derecha. Ya sin Livni ni Lapid, con un Likud fortalecido y con la todavía incipiente figura de Moshe Kahlon como único contrapeso serio.

La otra es la que desea el presidente Rivlin, quien ha manifestado su voluntad de que Netanyahu forme una coalición con el laborismo. El fin de dicha coalición sería morigerar aunque sea parcialmente el aislamiento diplomático que hoy atraviesa Israel o, al menos, evitar que este empeore con un gobierno todavía más a la derecha que el último. No sería algo novedoso o impensable, sucedió durante buena parte de los años 80 e incluso hay una experiencia reciente, en 2004, cuando Ariel Sharon y Shimon Peres decidieron coaligarse para emprender la retirada unilateral israelí de la Franja de Gaza.

Sin embargo, cualquier opción termine imponiéndose y como anticipábamos en la última nota al respecto, la realidad regional tiene pocas esperanzas de modificarse en el mediano plazo.

Las declaraciones del negociador en jefe de los palestinos, Saeb Erekat fueron contundentes. Al respecto de los resultados electorales israelíes, Erekat declaró que el hecho de que Netanyahu haya sido reelecto con tanta contundencia después de afirmar que no habría Estado palestino durante su mandato, prueba que Israel no es hoy por hoy un verdadero socio para la paz.

Hasta tanto la izquierda y el centro progresista no organicen una verdadera alternativa política que logre conmover y movilizar a una mayoría israelí pacifista, lamentablemente, es muy posible que estas afirmaciones sean indiscutiblemente ciertas.

 

Joaquín Zajac – @JoaquinitoZ

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