17 marzo, 2015
Yemen: Entre el viejo y el nuevo orden
Si bien el actual gobierno yemení presidido por el movimiento Ansar Allah, mejor conocido como el movimiento Houthi, ha clamado su compromiso con el plan de diálogo para la reconciliación nacional incentivado por la ONU, la amenaza de que la fragmentación del país se vuelva irreversible permanece latente.

Si bien el actual gobierno yemení presidido por el movimiento Ansar Allah, mejor conocido como el movimiento Houthi, ha clamado su compromiso con el plan de diálogo para la reconciliación nacional incentivado por la ONU, la amenaza de que la fragmentación del país se vuelva irreversible permanece latente.
Tras una sorpresiva ofensiva armada desarrollada a finales del año pasado que concluyó en la toma de la capital yemení de Sana’a, el gobierno presidido por Mohamed Ali al-Houthi ha encontrado frustradas sus perspectivas de alcanzar el consenso suficiente en la sociedad de Yemen. Más aún, la autoridad de su movimiento aun se haya limitada a la región norte del país. Mientras tanto, se siguen dando combates esporádicos y se teme que, en caso de no poder contenerse, una espiral de violencia arroje al país a una guerra civil.
Un gobierno que no acaba de nacer
El ex presidente Abdo Rabbo Mansour Hadi ha arrojado más leña al fuego al retirar su renuncia, luego de escapar a la ciudad sureña de Adén a mediados de febrero pasado. Estableciéndose allí, ha recibido rápidamente el reconocimiento de las vecinas monarquías petroleras de la Península.
Para calmar las presiones, el Comité Supremo Revolucionario (nombre que recibe el órgano de gobierno que reemplazó al disuelto parlamento de la república) ha anunciado este lunes la liberación del ex primer ministro y otros miembros de su gabinete, retenidos bajo arresto domiciliario.
Esto se ha dado en sincronía con el anuncio de la oposición de conformar una coalición amplia para enfrentar al gobierno Houthi. Esta “Alianza para la Salvación Nacional”, como se ha dado en llamar, reúne a siete partidos dentro de un amplio espectro político.
Entre ellos se encuentran fuerzas nacionalistas, islamistas vinculados a la Hermandad Musulmana, agrupados en el partido Al-Islah, y simpatizantes del derrocado dictador Alí Abdullah Saleh (quien gobernó el país desde su unificación en 1990 hasta la rebelión de 2011). Una coalición de milicias y representantes tribales, así como el movimiento separatista que levanta la independencia de las provincias del sur del país también han adherido a esta alianza.
Levantándose como los principales representantes de la comunidad zaidi de Yemen, que reúne a cerca de un tercio de sus 25 millones de habitantes, los Houthies han visto frustrados sus esfuerzos por ganar la confianza de los demás sectores de la sociedad y así superar la fragmentación social y territorial del país.
Esta corriente de interpretación perteneciente al Islam chiita, los zaidies, han sido históricamente marginados social y políticamente. El derrocamiento del mandatario Ali Abdullah Saleh en 2011, fue visto como una oportunidad única para asentar nuevos términos de entendimiento con las autoridades del país. Pero la imposibilidad de alcanzar un acuerdo en torno al contenido de la nueva constitución arrojó a este sector de la población a retomar la rebelión armada a fin de dar respuesta a sus demandas sociales y de mayor representación política.
Al Sur de la frontera
Reunidas en el Consejo para la Cooperación del Golfo (CCG), las monarquías de Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Omán, han enviado una delegación de representantes a Adén. Allí afirmaron su apoyo a Hadi como representante del “único gobierno legitimo” de Yemen. La Cancillería iraní expreso su preocupación por este posicionamiento, el cual sostiene «solo profundizara la polarización del país».
Formado para aumentar los lazos de coordinación y cooperación en una agenda política, militar y económica común, fortaleciendo así su posición en la región, el CCG actúa como el espacio regional que expresa los intereses de las monarquías exportadoras de petróleo, con fuertes vínculos con Washington y una abierta hostilidad hacia Irán.
El CCG ya ha tomado un rol más activo en los últimos años en los asuntos concernientes al orden político en la región. El mayor precedente se dio en 2011, en el punto álgido de las protestas de la “Primavera Árabe”, cuando contingentes de tropas saudíes intervinieron en el vecino Bahréin a pedido de la familia gobernante de este país para acallar las manifestaciones.
Y si bien Yemen no forma parte de este bloque regional, es debido a su estratégica posición en el mapa (vital para el comercio marítimo interoceánico) que el CCG y Washington han visto con preocupación el ascenso Houthi. La afinidad ideológica entre este movimiento e Irán alimenta la incertidumbre, en especial de los saudíes, que ven con resentimiento el crecimiento de la influencia de su rival regional también en el vecino Irak. A modo de advertencia ante cualquier posible acción de fuerza, el gobierno Houthi ha estado realizando ejercicios militares en la frontera norte con Arabia Saudita.
En medio de las conversaciones por lograr un acuerdo en torno al plan de desarrollo nuclear iraní, desde Riyahd (capital saudí), se teme que los eventos al sur de su frontera inclinen la balanza de fuerzas a favor de Irán.
Julián Aguirre – @julianlomje
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