Medio Oriente

13 marzo, 2015

Elecciones clave en Israel: Una radiografía necesaria

Israel renueva la composición de su parlamento (Knesset) este Martes 17 de Marzo. Claves de una elección fundamental para el futuro del país y la región.

Israel renueva la composición de su parlamento (Knesset) este Martes 17 de Marzo. Claves de una elección fundamental para el futuro del país y la región.

¿Por qué se elige tan pronto de nuevo?

Debido a la disolución del Parlamento votada por unanimidad el 3 de diciembre. La misma se produjo por diferencias irreconciliables en la coalición de gobierno liderada por el histórico partido derechista Likud, pero incluía a un amplio abanico de agrupaciones ultraderechistas, religiosas ortodoxas y de centro.

Las diferencias más importantes provinieron del “centro” de la coalición, de la ex ministra de Justicia Tzipi Livni y el ex ministro de Economía Yair Lapid. Además de diferenciarse en materia de política económica y en la actitud frente a la expansión incesante de las colonias en territorio palestino, la gota que rebalsó el vaso fue cuando ambos se negaron terminantemente a aceptar la propuesta de Netanyahu de convertir mediante una “ley básica” (el equivalente israelí a una constitución) a Israel en un Estado exclusivamente judío.

¿Qué se elige ahora?

Diputados y diputadas de la única cámara del Parlamento. A su vez, estos serán quienes negocien la conformación de una coalición de gobierno, y elegirán al próximo primer ministro

¿Quiénes se presentan?: La derecha y la ultraderecha

Por un lado, el histórico Likud vuelve a postular a Netanyahu, y se presenta en una versión mucho más radicalizada y menos ambigua que antes. La desastrosa invasión de Gaza condenada internacionalmente, la negativa constante a detener la construcción de nuevas viviendas en el este de Jerusalén y en Cisjordania, y la intervención ante el congreso de Estados Unidos para intentar frenar las negociaciones con Irán, son algunos de los puntos más destacados de esta radicalización. El Likud parece haber abandonado de manera definitiva cualquier negociación que implique la creación de un Estado palestino (a lo sumo propone soluciones de autogobierno que no impliquen cesión de soberanía).

En una línea similar, aunque todavía más a la derecha, se ubica el partido de Naftali Bennett, que representa a los nacionalistas religiosos, es decir, fundamentalmente a los colonos israelíes. “La Casa judía” expresamente y sin tapujos llama a construir más asentamientos en Cisjordania y reclama sobre este territorio la soberanía israelí. Los partidos de los judíos religiosos ultraortodoxos Yahadut Hatorah Hameuhedet (“Judaismo Unido de la Torá”), Ha’Am Itanu (“La nación está con nosotros”), también defienden esta posición.

¿Quienes se presentan?: El centro progresista

En el otro extremo, la “Unión Sionista”, postula a la centrista Livni y al histórico Partido Laborista (que no gana una elección desde al año 1999) liderado en esta ocasión por Isaac Herzog. Si bien esta coalición más moderada se niega a votar la mencionada ley de declaración del carácter judío del Estado y afirma tener voluntad de alcanzar soluciones negociadas con los palestinos que incluyan la creación de un Estado soberano, es necesario detenerse en sus propuestas.

Según consta en la plataforma de gobierno y diversas declaraciones a la prensa, las fronteras del nuevo Estado en mente no coinciden con las anteriores a 1967, si no que incluye a todos los grandes bloques de asentamientos ilegales construidos en Jerusalén Este y Cisjordania.

Paradójicamente algunos partidos centristas o derechistas han sentado posiciones cercanas a esta. El recién formado partido Kulanu (“Todos nosotros”) del ex Likud y cercano a Netanyahu, Moshe Kahlon. O el otrora derechista y radicalizado partido Israel Beiteinu de Avigdor Lieberman, que con una posición similar a la del laborismo (aunque el porcentaje de tierra a anexar por parte de Israel en su propuesta sea mayor), presenta además una peculiar e hiperpragmatica propuesta: un “intercambio de territorios” y de poblaciones, es decir, que palestinos de Cisjordania abandonen la soberanía de tierras donde los judíos son ahora mayoría, a cambio de que Israel renuncie a la soberanía y desplace población de las zonas de Israel donde los árabes israelíes son actualmente mayoría.

Más indeterminada es la posición del Yesh Hatid del ex ministro Yair Lapid, aunque este se haya manifestado siempre a favor de la solución de dos Estados y en contra de la construcción de asentamientos.

El Shas, partido ultraortodoxo de la comunidad “sefaradí” (judíos provenientes del ex Imperio Otomano), también tiene una posición ambigua: defiende la construcción de Colonias y la indivisibilidad de Jerusalén, pero no rechaza terminantemente acuerdos.

¿Quienes se presentan?: La izquierda

 

Aquí se ubican el histórico Meretz y la coalición Lista Árabe Unida, que representa la primera lista de unidad de los árabes ciudadanos israelíes. Ambos apoyan de manera mucho más abierta e incondicional la creación de un Estado palestino con Jerusalén como capital.

¿Qué alianzas de gobierno llegan con chances?

Si bien todo parece indicar que la Unión Sionista de Herzog y Livni tiene una pequeña ventaja en las encuestas, es la capacidad para conformar coaliciones la que llevará a una u otra fuerza a ser próximo gobierno. Aquí Netanyahu tiene un potencial de alianzas menos complejo, manteniendo a casi todos sus ex aliados: suma los votos de los partidos ultraortodoxos y los de Lieberman y Bennett.

Por otro lado, la alianza de los laboristas y Livni puede incorporar sin problemas al partido Meretz, pero para llegar al poder necesitará conformar una alianza más amplia que incluya al partido de Yair Lapid y/o al de Kahlon o incluso, a la Lista Árabe.

Una posibilidad no del todo descabellada, es que Likud y el laborismo terminen acordando un gobierno de unidad (como en los años 80), para evitar el aislamiento que implicaría una alianza de partidos ultraortodoxos. Todo dependerá de la cantidad de escaños que en definitiva saque cada uno.

¿Cómo afecta esta elección el futuro de las negociaciones de paz con Palestina?

Un triunfo de los laboristas es la única posibilidad que tiene la “solución de los dos Estados” de sobrevivir. Sin embargo, viendo los términos de la propuesta del principal partido de oposición, no pareciera que los líderes palestinos y su población pudieran aceptarlos en una negociación.

La propuesta parece concordar más con la necesidad estratégica visualizada por una gran parte de la dirigencia política de abandonar el aislamiento diplomático en el que está sumido Israel desde hace tiempo, y a la vez, evitar que el “problema demográfico” se vuelva inmanejable. Si Israel decidiera avanzar en la anexión de Cisjordania, se convertiría tarde o temprano en un país con una mayoría árabe.

En este mismo sentido, la propuesta del laborismo establece claramente que el “derecho de retorno” de los refugiados palestinos debe resolverse del otro lado de las fronteras del Estado judío.

Por último, los líderes de la centroizquierda no se encontrarían con el clima de unidad necesario para llevar al país a la paz, si no con un país dividido y, en especial, con un movimiento amplio, fuerte y organizado (los colonos y la derecha en general) dispuesto a boicotear con todas sus fuerzas cualquier negociación.

Todo parece indicar que aunque gane la centro izquierda, las promesas de cambio quedarán nuevamente solo en promesas, y el mantenimiento del status quo primará, en un conflicto que parece reeditar una y otra vez la famosa consigna, “cambiar algo, para que nada cambie”.

 

Joaquín Zajac – @joaquinitoZ

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