12 marzo, 2015
El robot semáforo Made in Congo
La República Democrática del Congo (RDC) es uno de los países más pobres de África con una Guerra Civil que, en distintas variantes, lleva más de medio siglo. Sin embargo también es el país donde surgió un novedoso robot que controla el tránsito.

La República Democrática del Congo (RDC) es uno de los países más pobres de África con una Guerra Civil que, en distintas variantes, lleva más de medio siglo. Sin embargo también es el país donde surgió un novedoso robot que controla el tránsito.
Aunque no tiene nombre, el robot ha extendido su fama más allá de las fronteras de su propio país ya que los accidentes automovilísticos son un problema serio en el continente africano. Según informes de la Organización Mundial de la Salud, cada hora mueren 26 personas en accidentes de tránsito en África, cuando solo tiene el 2% del parque automovilístico mundial. En Kinshasa, la capital de la RDC, en 2012 hubo más de 5.500 accidentes en diez meses, con más de tres mil muertos.
Frente a esta problemática, la ingeniera congoleña Thérèse Izay Kirongozi decidió buscar una solución. Así creó un robot que hace las veces de semáforo y también de oficial de tránsito.
En una entrevista en el Hufftington Post, Kirongozi comentó que en las calles «hay señales pero mucha gente no las entiende» y además en su país «hay muchos conductores que no han estudiado y no saben interpretarlas. Respecto a los guardias, no siempre están cuando se necesitan. Por ello, diseñamos un robot que todo el mundo puede entender».
Se han desarrollado dos tipos de robots de tránsito: uno que ayuda a los niños y niñas a cruzar la calle y otro que ayuda a los conductores en las rotondas o cruces. «Les hemos dado voz», cuenta Kirongozi, «si un niño quiere cruzar, toca un botón y el robot le dice cuándo puede cruzar y le habla para que aprenda».
Este autómata, que funciona con paneles de energía solar y se apaga cuando hay poco tránsito para ahorrar energía, posee a su vez cámaras con un ángulo de 360 grados para sacar fotos y registrar las infracciones de tránsito. Estas imágenes son reportadas a un centro de control.
La inventora del robot semáforo es también la impulsora de la cooperativa de la cual surgió este proyecto, Women’s Technology, «un grupo que comenzó siendo únicamente de mujeres ingenieras, aunque ahora hemos incorporado a hombres».
Esta cooperativa que ya cumplió una década fue concebida como una forma de insertar a las mujeres con capacitación técnica o universitaria en el mercado laboral. Kirongozi observó: «No teníamos trabajo en las empresas y al final, pese a tener formación, las tituladas acababan despachando en una tienda».
Actualmente tienen 26 robots operativos en la RDC y han recibido pedidos de Angola, Nigeria, Congo y Costa de Marfil. Algunos países de Europa como Bélgica y Francia también tienen previsto adquirir algunos para utilizarlos como prueba piloto. Hoy por hoy el costo es de entre 20 mil y 25 mil euros por unidad.
Kirongozi apunta a que el proyecto se pueda autofinanciar a través de la recaudación que el Estado obtendrá mediante las multas. «Si el Estado nos financiara con un 5%» de lo que cobrará en multas, «ayudaría a que la cooperativa sobreviva. En Sudáfrica, el 17% del presupuesto nacional se consigue por las sanciones de tráfico y en Zambia, hasta un tercio».
«Con el dinero que consigo a través de Women’s Technology también tenemos en marcha proyectos sociales de ayuda a mujeres y niños», comentó la ingeniera y agregó: «Todo lo financiamos vendiendo robots, aunque al principio pagué la formación de las mujeres con tres restaurantes que tengo abiertos».
«En mi país no hay subvenciones», se lamentó Kingozi y cuenta que «desde que tuvimos dos prototipos en la calle, tardamos dos años en tener el primer pedido». «Pero siempre fuimos optimistas», concluyó.
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