20 febrero, 2015
Ucrania: El gobierno central pierde posiciones y llama a una fuerza pacificadora internacional
Tras perder la localidad de Debáltsevo a manos de las milicias populares de Donetsk y Lugansk, el gobierno de Kiev solicitó a la Unión Europea y la ONU, la intervención de una fuerza internacional para garantizar la paz en la región.

Tras perder la localidad de Debáltsevo a manos de las milicias populares de Donetsk y Lugansk, el gobierno de Kiev solicitó a la Unión Europea y la ONU, la intervención de una fuerza internacional para garantizar la paz en la región.
La semana pasada se acordaron en Minsk, capital de Bielorrusia, 13 puntos para la paz en Ucrania entre los que se incluía un alto el fuego a partir del domingo. Sin embargo, los últimos días el conflicto continuó, puntualmente en la localidad de Debáltsevo, punto estratégico y nudo ferroviario ubicado entre Donetsk y Lugansk, las regiones rebeldes.
Allí se encontraban cercados cinco mil soldados ucranianos por las fuerzas conjuntas de las autoproclamadas República Popular de Donetsk (RPD) y República Popular de Lugansk (RPL). Las milicias populares exigían el retiro de las tropas del gobierno central tal como estipula el acuerdo de paz que exige la constitución de una «zona de seguridad» desmilitarizada.
Sin embargo, el día martes, desde el Ministerio de Defensa ucraniano, Vladimir Polevoi, declaraba que “no se ha hablado de rendición alguna pues en la región del cerco hay suficiente fuerza militar como para sostener las posiciones ocupadas”. A su vez el vocero del Estado Mayor de la operación en el sureste ucraniano, Andrei Lysenko, afirmaba tener «total derecho» a «retener las posiciones».
De esta forma, funcionarios ucranianos anunciaban públicamente que pretendían violar el acuerdo de Minsk. No obstante, la fuerza de los hechos los obligó a cambiar de rumbo y tan solo un día después de estos anuncios, Kiev reconocía que sus tropas se retiraban de la zona de combate.
El Ministerio de Defensa emitió un comunicado convocando a la población a «no someterse a las provocaciones de los medios extranjeros y no atizar el pánico en la sociedad». Mientras que en una aparición televisiva el presidente Petro Poroshenko informaba que se estaba llevando a cabo la operación de «retirada planificada y organizada» de Debáltsevo.
Aunque desde el gobierno nadie explicó el repentino cambio de postura respecto a los combates en esa ciudad horas antes del anuncio presidencial, activistas y familiares de los miles de militares que permanecían cercados en Debáltsevo, bloquearon la carretera Kiev-Chop con la exigencia de que los retiraran de ese frente o les enviaran apoyo.
En paralelo, la televisión rusa mostraba el momento en que la bandera de la República Popular de Lugansk era izada en el punto más alto de la localidad, todavía con el trasfondo de los disparos.
Una vez anunciado el retiro de las tropas ucranianas, el jefe de la Administración del líder de la RPD, Maxim Léschenko, dijo en la televisión que los soldados rendidos en Debáltsevo «entregan en masa sus armas». «Se trata de centenares de personas», declaró al mismo tiempo que prometió que «pronto los representantes de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) -garante de los acuerdos de paz- podrán visitar la ciudad».
La «zona de seguridad» y el llamado a una fuerza internacional
Una vez consumada la victoria, las milicias de la RPD y la RPL anunciaron el inicio de la retirada de la artillería desde la línea de demarcación establecida por los acuerdos. El comandante adjunto de las Fuerzas Armadas rebeldes de Donetsk, Eduard Basurin, reiteró que están dispuestos «a retirar el armamento pesado en los territorios donde se observa el cumplimiento de la tregua».
Por su parte el presidente Poroshenko anunció: «He propuesto al Consejo Nacional de Seguridad y Defensa (CNSD) examinar la introducción de una misión de paz en Ucrania. Creo que sería mejor si se tratara de la misión policial de la UE». El CNSD aprobó la propuesta de enviar la solicitud a Naciones Unidas y a la UE para introducir esa fuerza pacificadora en la zona de conflicto en el Donbass, con la petición de que trabaje de conformidad con el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU.
Ya el día jueves, Basurin consideró que «un contingente de cascos azules» ayudaría a garantizar «una normalización de la situación humanitaria en los territorios, que son objeto de la operación de castigo por las tropas de Kiev». Y explicó que «desde el estallido del conflicto, las milicias propusieron a Rusia en su condición de miembro pleno del Consejo de Seguridad de la ONU la evaluación sobre el envío de pacificadores al sureste ucraniano».
El militar insurgente subrayó que «nuestra propuesta en aquel momento fue rechazada, pero si lo desean pueden introducir el contingente, no estamos en contra».
Sin embargo la opinión de Basurin no es compartida por todos los representantes de Donetsk y Lugansk. Para el representante especial de la RPD en las negociaciones de Minsk, Denis Pushilin, esta iniciativa de Kiev que supone tropas extranjeras «a lo largo de las fronteras» de las repúblicas rebeldes y de Rusia «constituyen una violación de los acuerdos». «Las avenencias adoptadas la semana pasada en Minsk por el Grupo de Contacto no contemplaron ese tipo de medida, y en mi opinión, puede ser un elemento de erosión de los acuerdos», puntualizó Pushilin.
También opinó el líder elegido de la RPL, Igor Plotnitsky, quien dejó claro que en caso de plantearse un contingente de paz permitiría «solo la presencia de militares de Rusia y de Bielorrusia».
Para sumarle presión al gobierno central, el diputado oficialista Serguei Kaplin denunció en el canal TVI al primer ministro, Arseni Yatseniuk, y al secretario del CNSD, Alexandr Turchínov, como «los principales instigadores de la guerra».
«Es muy cómodo echar la culpa por el desarrollo de la guerra en el Donbass al presidente de Rusia, pero llegó el momento de decir la verdad al pueblo ucraniano», proclamó el legislador y añadió: «Los responsables por esta guerra son quienes tomaron el poder tras el derrocamiento de (Víktor) Yanukóvich: Yatseniuk y Turchínov. Ellos responden por la guerra en el Donbass».
Según el diputado, «la guerra podría haber terminado ya, pero ni Yatseniuk ni Turchínov están interesados, por eso continúan muriendo ciudadanos ucranianos», concluyó.
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