20 febrero, 2015
Guerra eterna en la República Democrática del Congo
El gigante centroafricano sufre un conflicto bélico que, en sus diferentes versiones, lleva más de 50 años. Recientemente, el gobierno lanzó una ofensiva militar en el este del país que inicialmente contó con el apoyo de la ONU, luego retirado por la presencia de generales del Ejército implicados en delitos de lesa humanidad.

El gigante centroafricano sufre un conflicto bélico que, en sus diferentes versiones, lleva más de 50 años. Recientemente, el gobierno lanzó una ofensiva militar en el este del país que inicialmente contó con el apoyo de la ONU, luego retirado por la presencia de generales del Ejército implicados en delitos de lesa humanidad.
Mientras Nigeria continúa sumida en el caos por la presencia del grupo extremista Boko Haram, otro de los gigantes africanos atraviesa un conflicto armado de diferentes características, y mucho más antiguo. La República Democrática del Congo (RDC), uno de los países más ricos del mundo en términos de recursos naturales y que cuenta con más de 70 millones de habitantes, se debate en una situación de guerra civil que se remonta décadas en el tiempo y se extiende más allá de sus fronteras.
El país -conocido como Zaire entre 1971 y 1997 durante la dictadura de Mobutu Sese Seko- es escenario de un conflicto armado cuyo origen está en el genocidio de Ruanda, en 1994. Tras la llegada al poder de los tutsis en aquel país, unos dos millones de refugiados hutu llegaron a la RDC, entre ellos miembros de las milicias interahamwe, grupos paramilitares sindicados como los mayores responsables de la matanza ruandesa.
En el exilio formaron las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que pelearon a favor de Mobutu durante la Primera Guerra Congoleña (1996-1997), que terminó con la caída del dictador. Sin embargo, luego se aliaron a la recién creada República Democrática durante la Segunda Guerra o el Genocidio Congoleño (1998-2003), producido tras la invasión de Ruanda y Burundi, que dejó un saldo de unos cuatro millones de muertos.
El FDLR se mantuvo desde entonces dominando militarmente zonas del este del país, en una guerra de baja intensidad con picos de conflicto, no solo contra el gobierno central, sino contra algunos de los más de diez grupos armados que se encuentran activos en la RDC.
Luego de conseguir el desarme de uno de estos grupos, el Movimiento 23 de Marzo (M23), relacionado con la etnia tutsi que gobierna Ruanda, a fines de 2013, el gobierno liderado por Joseph Kabila encaró una ofensiva con vistas a eliminar definitivamente al FDLR. A principios de este año, la Organización de las Naciones Unidas -que ya cuenta con unos 15 mil cascos azules en el país, desde el año 2003-, anunció la formación de una fuerza militar que actuaría en apoyo al Ejército local.
Sin embargo, en la región de los Grandes Lagos, las cosas nunca son tan sencillas. La ONU decidió, días después, que no apoyaría la misión porque dos de los generales designados por la RDC para liderar el ataque, Gen Bruno Mandevu y Fall Sibakwe, forman parte de una “lista negra” de la organización supranacional, por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la Segunda Guerra del Congo. Así, la ofensiva contra el FDLR, sin apoyo internacional, aún no se llevó a cabo.
Protestas y elecciones
Mientras el este del país continúa sumido en la guerra, en la capital, Kinshasa, hubo masivas manifestaciones en contra de una nueva ley electoral que incluía, entre otras medidas, la realización de un nuevo censo, con un método diferente. Las dificultades de transporte, geográficas y por el conflicto bélico hacen que llevar adelante un sondeo de la población en la RDC sea un verdadero desafío. Eso implicaría, según la oposición, que Joseph Kabila extendiera su mandato por varios años.
Finalmente el parlamento local decidió no llevar a cabo este proyecto y Kabila anunció que las elecciones presidenciales se llevarán a cabo en noviembre de 2016, un mes antes de que venza su mandato. Así, busca congraciarse con la llamada “comunidad internacional”, inmediatamente después de que le quitara el apoyo militar, y ganar tranquilidad en la capital a fin de centrar la atención en el conflicto militar del este.
Desde el asesinato del líder de su independencia, Patrice Lumumba, en 1961, la República Democrática del Congo vive en una situación de guerra permanente. Mientras grandes empresas negocian con los señores de la guerra y se reparten las enormes riquezas del país, los congoleños sufren la crisis humanitaria más grave de la actualidad. Más de cinco millones de muertos, tres millones y medio de desplazados internos y otros tantos refugiados son el saldo apenas parcial de un conflicto cuyo final parece lejano.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.