2 febrero, 2015
Syriza, una primera semana de cambios y tensiones
A una semana de que Alexis Tsipras asumiera como primer ministro, se han visto cambios en la vida de millones de griegos mientras se mantiene la expectativa por ver que sucederá con la deuda externa del país.

Hace una semana, el primer día de gobierno de Syriza en Grecia se podía describir una «tranquila incertidumbre». A una semana de que Alexis Tsipras asumiera como primer ministro, se han visto cambios en la vida de millones de griegos mientras se mantiene la expectativa por ver que sucederá con la deuda externa del país.
Las medidas del nuevo gobierno
Syriza ha llegado a la Mansión Máximos con un paquete de medidas bien premeditado. El miércoles pasado, en el primer Consejo de Ministros, así como a través de posteriores declaraciones de estos, se anunciaron las primeras medidas que todavía deben ser aprobadas por el parlamento.
Entre las más importantes están el aumento del salario mínimo de 586 euros a 751 y el subsidio total de energía eléctrica a 300 mil personas que viven debajo de la línea de pobreza. Otro proyecto que aliviara inmediatamente las condiciones de vida de los griegos es aquél que limita el pago de deudas al 20% o 30% de los ingresos anuales por persona. También se anunció el fin del plan de movilidad y el proceso de evaluación de funcionarios que permitirá que regresen a su trabajo miles de empleados públicos despedidos.
En materia de salud, se anunció el reestablecimiento del acceso universal al sistema público. Y, en materia de educación, se decidió la reincorporación de estudiantes a la universidad.
Las medidas estructurales que atacan de fondo a las políticas neoliberales de privatización de empresas públicas tampoco tardaron en llegar. El puerto del Pireo, el más grande el país, que estaba siendo vendido una empresa China quedará en manos del Estado. Lo mismo sucederá con el puerto de Salónica.
El gobierno de Antonis Samaras en 2014 había anunciado la venta del 30% de la Corporación Energética Pública, ahora, los dirigentes de Syriza ya anunciaron que no se realizará. El freno a las privatizaciones incluye también a 14 aeropuertos del país.
Las decisiones de revertir las políticas de reforma del Estado incluyen la reapertura de la televisión pública ERT que había sido cerrada en el 2013.
Cabe destacar que la Coalición de Izquierda no hubiera llegado nunca al gobierno de no haber sido por la movilización en las calles de cientos de miles de griegos que llegaban al Parlamento a pelear por el fin de la austeridad. Como ahora en el gobierno están los que luchan contra esas políticas ya no hacen falta las vallas que rodean el edificio. Así lo comprendió el nuevo gobierno que ordenó retirarlas.
La deuda en el centro del debate
Luego de las declaraciones y especulaciones que siguieron al triunfo electoral de Syriza, la bolsa de Atenas se mostró como un indicador objetivo de la forma en que los grandes capitales respondieron. Entre el lunes y martes, cuando Tsipras asumió y también anuncio a sus ministros, la bolsa cayó un 6,8%. El miércoles, luego de la reunión del Consejo de Ministros y el anuncio de las distintas medidas, la bolsa se desplomó cayendo un 9,2%.
El día jueves fue el único positivo cuando subió un 3,6%. Ese día Tsipras se reunió con Martin Schulz, el presidente del Parlamento Europeo. Schulz declaró luego de la reunión que Grecia «busca soluciones de mutuo acuerdo con los socios». Se trató por cierto de una charla exploratoria en dónde ambos quisieron mostrarse abiertos al diálogo en torno a la negociación de la deuda externa.
La principal tensión de la semana llegó el día viernes. Jeroen Dijsselbloem -el presidente del Eurogrupo-, se reunió con el nuevo ministro de Finanzas, Yanis Varufakis. Allí el ministro le recordó que «este gobierno fue elegido con un programa que no admite el actual programa de rescate». También señaló que están dispuestos a negociar con los gobiernos pero que no reconocen como acreedores a la troika (que ostenta alrededor de un 16% del total de la deuda griega).
El mismo sábado se conoció la respuesta desde Berlín cuando Angela Merkel le dio una entrevista al diario Hamburger Abendlatt. La canciller alemana demostró no estar dispuesta a escuchar la propuesta de renegociar la deuda. Merkel insistió en la necesidad de que Grecia continúe por las sendas del ajuste cuando al sostener: «Europa seguirá mostrando solidaridad con Grecia, como con los demás países particularmente afectados por la crisis, si estos países llevan a cabo reformas y medidas de ahorro». El viernes cenaron juntos Merkel, Schulz y el presidente francés François Hollande que se reunirá el próximo miércoles con Tsipras. Entre los tres planificaron los pasos a seguir en torno a la deuda griega.
Por su parte el ministro de Estado, Nikos Pappás, le contestó a Merkel lo siguiente: «Le deseamos buen apetito a la señora Merkel, pero no se va a comer al pueblo griego. No se sirve el pueblo griego para cenar».
Yorgos Stathakis, ministro de Economía, aclaró cual es el otro punto de conflicto en la negociación. Además de no reconocer a la troika como acreedor, el funcionario declaró al diario alemán Der Spiegel que «sería mejor si vinculásemos esos pagos con el crecimiento: si el crecimiento es alto, pagamos más, si es bajo, pagamos menos».
El domingo comenzó la gira de Yanis Varoufakis para reunirse con otros ministros de finanzas del continente cuando se encontró con Michel Spin en Francia. Varoufakis estará los próximos días en Londres, Roma y Washington. Por su parte, luego de la tensión que generó la reunión del último viernes, Tsipras se comunicó telefónicamente con el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Y también lo hizo con Dijsselbloem y Schulz para calmar la situación.
Grandes desafíos
En una semana de gobierno, Syriza ha demostrado que es posible comenzar a avanzar en un camino contrario al que propone la troika con sus políticas neoliberales. Como dijo el sábado en Madrid Pablo Iglesias ante 300 mil españoles, desde Grecia se expresa que «un viento de cambio sopla en Europa».
Por otra parte, enormes son los desafíos que se abren en la negociación con la troika y los gobiernos europeos. Los socialdemocratas apuestan al pragmatismo de Syriza y los conservadores amagan con ceder pero se mantienen firmes en que el pueblo griego siga el camino del ajuste. En caso de que el nuevo gobierno no decidiera seguir la única salida propuesta por los conservadores, buscarán aislarlo de la comunicad europea.
En Europa, además de conservadores y socialdemocratas también están los que, como Pablo Iglesias, consideran que «a lo mejor, es Merkel la que se queda aislada».
Lucas Villasenin – @villaseninl
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