19 enero, 2015
Dilemas del macrismo: Marketing vs Gestión
Por Ulises Bosia. La firme posición de Gabriela Michetti forzó al macrismo a descartar su candidatura a vicepresidente de la Nación junto a su jefe político y habilitar su participación en las internas para la jefatura de gobierno porteña. La táctica del Pro hacia el ballotage presidencial.

Por Ulises Bosia. La firme posición de Gabriela Michetti forzó al macrismo a descartar su candidatura a vicepresidente de la Nación junto a su jefe político y habilitar su participación en las internas para la jefatura de gobierno porteña. La táctica del Pro hacia el ballotage presidencial.
Michetti tensó la cuerda y logró su objetivo: Macri debió retroceder de su propuesta original. La imaginaba como su compañera en una fórmula presidencial “pura” del Pro, fortaleciendo la imagen de un partido “distinto”, alejado de los que “ya tuvieron su oportunidad de gobernar”, y en especial del peronismo. Además debió sincerar que como en cualquier otro partido político, también en el Pro hay internas y disputas intestinas, lo que atenta contra la construcción mediática de Durán Barba.
Una vez despejado el lugar de la senadora macrista, ahora se reflotan las especulaciones sobre un posible acuerdo con el pan-radicalismo para una fórmula presidencial conjunta. Sanz o Carrió son los nombres más destacados de una salida que terminaría la larga agonía del FAUNEN en la arena nacional, eso sí, una vez pasadas las inscripciones de listas para los comicios porteños donde Martín Lousteau, que prefería a Rodríguez Larreta, aún continúa siendo un buen candidato para UNEN.
Pero la intransigencia de Michetti puede tener costos que se verán en el desarrollo de las internas del Pro a las que, adelantándose a los hechos y dejando en evidencia la tensión reinante, Macri pidió que “ahora que ya definimos, compitan con tranquilidad, sin agredir al otro», según trascendió en los medios. Macri había tomado partido abiertamente por Rodríguez Larreta para sucederlo.
El marketing versus la gestión: las dos caras del Pro
Michetti es quien lidera claramente las encuestas, según sus partidarios internos y sus adversarios externos. Pero al margen de la guerrita de consultoras que ya comenzó con el búnker de Rodríguez Larreta, que sostiene manejar otros números, es claro que en este terreno la senadora cuenta con ventaja. Su imagen pública es muy superior a la del jefe de Gabinete porteño, aun cuando sea muy difícil encontrar algún hito en su carrera política que lo justifique.
Michetti y Rodríguez Larreta expresan cada uno las dos virtudes que el Pro logró instalar masivamente sobre sí mismo: el marketing y la gestión. Pero tanto una como el otro sólo cuentan exclusivamente con una de ellas.
En el caso de Michetti, si bien no proviene del espectáculo ni el deporte como otros exponentes del macrismo sino de la política, su enorme imagen positiva está construida por los medios masivos de comunicación y por una paciente política comunicacional. Pero no puede acreditar ningún logro significativo vinculado a la gestión legislativa o ejecutiva.
Rodríguez Larreta, en cambio, es el mayor responsable político de los ocho años de gestión de la Ciudad de Buenos Aires a la sombra de Macri. Su apuesta es capitalizar electoralmente en su figura el apoyo que la mayoría de la ciudadanía porteña le dispensa a la gestión macrista. Pero el gran problema que tiene es la falta de carisma y hasta de conocimiento personal.
Quizás completando las fórmulas con sus respectivos vicejefes de gobierno puedan equilibrar un poco una balanza que se muestra descompensada. Será un interesante experimento político a cielo abierto ver cuál de estos dos valores pesan más en la opinión pública porteña. De más está decir que en lo político no representan cambio alguno en cuanto al proyecto de ciudad del macrismo.
La táctica nacional del Pro
El Pro sabe que el 2014 fue un año de gran crecimiento de su proyección nacional. Logró capitalizar la crisis del FAUNEN y establecerse con fuerza entre los tres primeros competidores junto a Scioli y Massa. Ahora debe resolver la mejor táctica para alcanzar la presidencia, su objetivo estratégico desde hace años. Para ello apuesta a combinar dos elementos para llegar al ballotage.
En primer lugar ser visto como el candidato “realmente” opositor, para lo que cuenta con la acumulación de una década de antikirchnerismo explícito y bastante coherente, que le permite tener elementos para polarizar la elección. No es menor su similitud ideológica, política y estética con otras candidaturas presidenciales de la derecha en el continente, que también llevaron a elecciones muy disputadas como en Brasil o Venezuela.
Esto supone proponerse plantear la elección de manera polarizada y diluir la referencia opositora de Massa. La última campaña publicitaria del ex intendente de Tigre, en la que aparece como una suerte de superhéroe de un país “distinto”, acusa el golpe de esta estrategia macrista. Y por otro lado cuenta con la ayuda del kirchnerismo, también interesado en diluir al Frente Renovador, que amenaza su conducción del PJ y polarizar con el macrismo, más creíble como opción neoliberal de regreso a los noventa.
En segundo lugar, ser visto como un candidato “nuevo”, como un renovador de la política, tal como reza el manual del Pro. Para ello el actual jefe de Gobierno busca juntar en su discurso al Frente para la Victoria y al Frente Renovador, bajo la etiqueta común del peronismo. Y de paso así captar también el voto republicano y radical, tradicionalmente antiperonista. En ese sentido fueron algunas de sus declaraciones recientes: “Los peronistas sólo tienen una discusión de poder, nosotros impulsamos un cambio en la forma de hacer política” o “el PJ tiene una forma muy particular de plantarse frente a la sociedad que le ha sido exitosa, siempre se van renovando ellos mismos”.
Lo que viene
¿Le alcanzarán esos dos elementos para llegar al ballotage? Una gran incógnita es si el Pro logrará encontrar un candidato taquillero para la provincia de Buenos Aires, su talón de aquiles. Además la performance de Miguel del Sel en Santa Fe y la probable renovación de su mandato al frente de la Ciudad de Buenos Aires, ambas en elecciones adelantadas, serán clave. Y finalmente la concreción de sus acuerdos con sectores del radicalismo o del FAUNEN en Córdoba, Mendoza y otras provincias de menor peso electoral serán decisivos.
Pero mucho dependerá también de la situación económica y de la resolución de la interna del Frente para la Victoria (FPV). De la economía porque las probabilidades de lograr niveles de apoyo mayoritarios para un plan económico de ajuste ortodoxo como el que propone aumentan en la medida en que empeore la situación económica, ante la evidencia de que las actuales políticas públicas fueran incapaces de resolver los problemas del pueblo argentino.
De la interna del FPV porque si Scioli logra ser su candidato sería una gran ayuda para diluir a Massa en una suerte de pinza en la que el Frente Renovador se quedaría con un espacio político más reducido.
@ulibosia
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