Cultura

1 enero, 2015

¿Cuándo es año nuevo? ¿Es el 1 de enero?

Si bien en Argentina, y en la mayor parte del hemisferio occidental se da por sentado que el año nuevo se celebra el 1° de enero, sólo una tercera parte del mundo lo hace en esta fecha. Chinos, hindúes, musulmanes y judíos, entre otros, saludan el nuevo año en fechas diferentes.

Diwali o ‘Festival de las luces’, fiesta que celebra el año nuevo hindú

Santiago Mayor

@SantiMayor

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Aunque aparentemente inocente, la celebración de año nuevo es una muestra más de la imposición de la cultura occidental sobre el resto del mundo. Miles de millones de personas en el planeta (las dos terceras partes aproximadamente) adhieren a culturas o religiones que celebran el comienzo de año en fechas distintas al 1° de enero.

Allá lejos y hace tiempo

Desde hace miles de años que la humanidad celebra el fin de un ciclo y el comienzo de otro. Originalmente, la “fiesta de año nuevo” refería a la necesidad de los seres humanos de medir el tiempo y marcar hechos relevantes para su vida. Algunos pueblos lo hacían guiándose por el calendario solar. Otros, se remitían a la luna y sus ciclos de 28 días. Y otros a combinaciones de ambos.

Las evidencias históricas más antiguas indican que el primer calendario solar fue creado en el Antiguo Egipto, a principios del tercer milenio a.C.; surgió de la necesidad de predecir con exactitud el momento del inicio de la crecida del río Nilo, que tiene una periodicidad anual, acontecimiento fundamental en una sociedad que vivía de la agricultura. Este calendario tenía un año de 365 días, meses de 30 días y decanos de diez días.

¿Y el 1° de enero de dónde salió?

En el año 47 a.C. el calendario del Imperio Romano fue modificado. Hasta entonces el año nuevo se celebraba en el mes de marzo con el comienzo de la primavera en el hemisferio norte. El año constaba de 304 días distribuidos en 10 meses (6 de 30 días y 4 de 31 días). Pero éste tenía desfasajes de tiempo y se reajustaba anualmente en el último mes sin ningún criterio preestablecido.

Fue Julio César quién cambió el carácter de la celebración y le dio un criterio más político. Durante el mes de enero asumían los cónsules de la Antigua Roma. Además, en ese año, Roma debió sofocar una rebelión en la región que hoy es España. A comienzo de cada año se planeaban las batallas y conquistas, pero en el 47 a.C no se pudo esperar a marzo y hubo que adelantarlo. Por este motivo y para resolver los desfasajes de tiempo, se instaló el calendario Juliano.

Desde entonces se acordó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro años se contarían 366 iniciando el año el 1° de enero (que luego la tradición judeo-cristiana lo justificó por ser la fecha de la supuesta circuncisión de Cristo).

Pero este ajuste tenía un problema que fue corregido con la instauración del Calendario Gregoriano (impulsado por el Papa Gregorio XIII en 1582). Para entonces, el calendario Juliano había provocado un desfasaje de 10 días. El papa Gregorio reajusto esto manteniendo los años de 365 y los bisiestos de 366 pero con una excepción. De la regla general del bisiesto cada cuatro años, se exceptuaban los años múltiplos de 100, excepción que a su vez tenía otra excepción, la de los años múltiplos de 400, que sí eran bisiestos.

El nuevo ajuste da 26 segundos al año de error, muy inferior a los 11 minutos de diferencia que generaba el calendario Juliano. Este nuevo error se acumula hasta llegar a ser de un día cada 3300 años. Es decir que en el año 4882 de nuestra era, habrá que descontar un día.

Año nuevo todo el año

Bien, hasta acá el calendario que conocemos. Sin embargo otras culturas, que sumadas dan más de 5000 millones de habitantes, festejan el año nuevo en otra fecha.

Los chinos celebran el año nuevo basados en su tradicional calendario lunisolar. El día exacto de la celebración varía de un año a otro ya que se calcula de acuerdo a la luna nueva más próxima al día equidistante entre el Solsticio de Invierno (21 de diciembre) y el Equinoccio de Primavera (21 de marzo) del hemisferio norte. Este calendario también se utiliza en parte de Corea, Japón, Vietnam y otros países del sudeste asiático y Oceanía.

El Diwali, da comienzo al año nuevo hindú. Es una fiesta religiosa conocida también como el ‘festival de las luces’, y la celebran además miembros de otras religiones de la India como el sijismo y el jainismo. El evento tiene lugar en el día 15 de la quincena oscura del mes de kārttika (que cada año puede caer entre el 21 de octubre y el 18 de noviembre). Conmemora la muerte del demonio Narakasura a manos de Krishna y la liberación de 16 mil doncellas que éste tenía prisioneras. Celebra también el regreso a la ciudad de Ayodhyā del príncipe Rāma tras su victoria sobre Rāvaṇa, rey de los demonios.

El calendario musulmán es un calendario estrictamente lunar. Se basa en ciclos lunares de 30 años (360 lunaciones, de tradición sumeria). Los 30 años del ciclo se dividen en 19 años de 354 días y 11 años de 355 días. El origen de este calendario es el día del inicio de la Hégira, es decir la migración del profeta Mahoma desde La Meca a Medina, que en nuestro calendario correspondería al 16 de julio de 622.

Los judíos celebran su año nuevo o Rosh Hashaná el primero y el segundo día de tishrei (séptimo mes del calendario hebreo). El calendario hebreo, al igual que el chino, es un calendario lunisolar. La versión actual, por la que se rigen las festividades judías, fue concluida por el sabio Hilel II en el año 359. Este calendario se basa en un complejo algoritmo, que permite predecir las fechas exactas de luna nueva y toma como punto de partida la Génesis del mundo, que aconteció, según la tradición judía, el día domingo 7 de octubre del año 3761 a.C.

Hasta acá un repaso de cuatro culturas ampliamente extendidas en el mundo, sin embargo, a esto se le pueden sumar: algunos miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa que mantienen el calendario Juliano y festejan el 14 de enero; el We Tripantu, la celebración del año nuevo mapuche, que tiene lugar el 24 de junio; el año nuevo Aymara que se celebra cada 21 de junio, con la llegada del invierno; el Losar, celebración del año nuevo tibetano, que se realiza entre enero y principios de febrero; el Enkutatash, la celebración del año nuevo etíope, el 11 de septiembre; el Nouruz, celebración del año nuevo iraní, que lleva a cabo en el equinoccio de la primavera del hemisferio norte; y muchas celebraciones más que escapan al espacio de este artículo.

El 1° de enero, que se ha impuesto formalmente como la fecha en la que el año comienza, es en realidad un momento más en este mar de culturas que, de acuerdo a sus propias particularidades, miden el tiempo acorde a su historia y su tradición.

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